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Cosme Covarsí Membrado

Biografía

Covarsí Membrado, Cosme. Vinaroz (Castellón), 5.XI.1772 – Morella (Castellón), 1834. Comandante de Infantería y militar carlista.

Nació en Vinaroz, una localidad al norte de la provincia de Castellón, el 5 de noviembre de 1772. Fue el último de los siete hijos habidos entre José Francisco Covarsí, natural de la localidad castellonense de Cálig, y Teresa Membrado, natural de Belmonte, en el antiguo reino de Aragón.

Su origen y condición de noble, según consta en su hoja de servicios, provenían del solar originario de sus antepasados en Vinaroz, lugar en el que la familia Covarsí ostentó desde principios del siglo XVIII diferentes cargos públicos, políticos y religiosos, así como una relevante y distinguida posición social, siendo prueba de ello las múltiples ejecutorias que avalaron los orígenes de su hidalguía.

Ingresó como cadete en el Regimiento de Infantería de Valencia el 24 de mayo de 1794, cuando contaba con 22 años.

Sus primeras acciones bélicas le sitúan en la localidad de San Lorenzo de la Muga (Alto Ampurdán), a las órdenes del general Antonio Ramón Ricardos y Carrillo de Albornoz en los ataques al campamento francés instalado en Cantallops, en el marco de la conocida como Batalla del Roure, una de las más decisivas libradas entre Francia y España en el contexto de la Guerra del Rosellón, que enfrentaría a la monarquía de Carlos IV con la primera República Francesa.

La valentía demostrada por Cosme Covarsí durante aquellos episodios le hizo ascender el 24 de enero de 1795 a 2º subteniente de Infantería, permaneciendo durante todo el sitio en la defensa de la plaza de Rosas, tomada por el Regimiento de Voluntarios de Castilla, de nuevo al mando del general Ricardos.

Covarsí estuvo de este modo presente en los ataques de marzo en Bañolas, en mayo en los de Cistella y en junio en los de la batalla de Pontós, en la que saldría victorioso el ejército español bajo las órdenes del general José de Urrutia y las Casas, una victoria que proporcionaría a dicho general un alto prestigio a nivel nacional.

Tras el éxito de estas operaciones militares, Cosme Covarsí fue comisionado personalmente por el gobernador de la plaza de Gerona en aquel entonces, Francisco Taranco y Llano, para que, con un sargento, un cabo, doce granaderos y dos montados de caballería del Regimiento de Algarve –un regimiento con una presencia muy activa durante la Guerra de la Independencia, hasta que fuera disuelto en 1823– pasase a la villa de Palamós y así hacer entrega a las autoridades competentes de una treintena de prisioneros de guerra, cuatro ladrones y dos desertores de Marina para que fueran trasladados posteriormente a la ciudad de Barcelona.

El 12 de septiembre de 1799, Covarsí era ascendido a primer subteniente de Granaderos, y a teniente en diciembre de 1802. Tras el desastre de la segunda campaña de guerra contra los franceses, lo que en la práctica supondría la rendición de las plazas de Figueras, San Marcial, Irún y Fuenterrabía, el teniente Covarsí fue de nuevo comisionado por la junta de la ciudad de Murcia para ser el responsable de realizar personalmente el alistamiento militar en las parroquias de San Juan y de Santa Eulalia, así como para ser el encargado de llevar diferentes caudales a la ciudad de Cartagena, lugar en el que conocería a la que sería su futura mujer, Ana María Conca.

Uno de los episodios en el que el aguerrido militar Covarsí empezó a cobrar más protagonismo, estuvo relacionado con los sucesos denominados como “Los sitios de Zaragoza”, enmarcados dentro de los ataques que sufriría dicha ciudad como consecuencia de la ocupación de los ejércitos de Napoleón durante la Guerra de la Independencia.

En 1808, Covarsí y su batallón se desplegaron para defender la plaza de Zaragoza en el puente del río Gállego, pero las tropas francesas, superiores en número, le obligaron a replegarse de nuevo a la capital.

Ante las embestidas cada vez más frecuentes del ejército francés, Covarsí tuvo que ejercer como comandante de su batallón por enfermedad del comandante titular en aquel momento, quedando desde entonces a las órdenes directas del capitán general José Rebolledo Palafox y Melzi.

El 14 de junio de 1811, el propio Fernando VII confirmaba a través de un documento rubricado por él mismo, el ascenso al empleo de capitán de Infantería de Cosme Covarsí conferido por la Junta Superior de Valencia con fecha 24 de julio de 1808 en el primer Regimiento de Voluntarios Honrados hijos de Murcia. Este regimiento de voluntarios, cuyo reglamento fue aprobado por la capitanía general de Valencia, llegó a prestar servicios de retén, escolta y vigilancia en Murcia, y que en sus inicios se ideó para mantener la autoridad de las denominadas Juntas Supremas, creadas ante el vacío de poder en ausencia del rey, compuesto inicialmente por oficiales pertenecientes a la burguesía y la aristocracia murciana, así como por integrantes de la nobleza de primer grado, en el que ejercería como capellán mayor el obispo de las diócesis y como coronel-jefe de la unidad el I conde de Campo Hermoso, Mariano Aguado y López de Ayala.

El militar Cosme Covarsí estaría llamado curiosamente por la historia para convertirse en uno de los primeros militares en alzarse en el Maestrazgo a favor de Carlos V, primer pretendiente carlista a la corona de España.

Sólo un día después, el 25 de julio de 1808, Covarsí era ascendido a sargento mayor.

Tras los asaltos ocurridos durante el mes de enero y febrero del año 1809, Covarsí obtuvo el grado de teniente coronel el 9 de marzo de dicho año, resultando gravemente herido por un balazo de fusil en la pierna derecha durante su enfrentamiento contra las tropas napoleónicas, llegando a prometer a los integrantes de su batallón al mando “cuatro reales por cada francés que mataran”. Tras la conquista por parte de los franceses del Arrabal, la caída del convento de San Lázaro, la ocupación del convento de San Agustín, unido a una ingente cantidad de bajas, hambre y epidemias en la tropa española, forzaron la capitulación de la ciudad de Zaragoza el 21 de febrero.

Transcurridos estos acontecimientos, el teniente Covarsí quedaba como prisionero de guerra en el 2º sitio de Zaragoza, siendo custodiado su batallón por el ejército francés.

Un Covarsí todavía malherido lograba escapar de sus captores franceses, consiguiendo en un descuido fugarse, y así poder llegar hasta la ciudad de Tudela en Navarra, para desde allí dirigirse de nuevo hacia la ciudad de Murcia e incorporarse al nuevo regimiento de la Reunión Murciana, que se estaba creando en Valencia con el empleo de sargento mayor.

Unido a este nuevo regimiento, Covarsí marchaba esta vez a tierras de Andalucía. El ejército francés ya había cruzado Sierra Morena, lo que obligó a Covarsí a tener que desplazarse, en el mes de enero de 1810, hacia tierras de Huelva, Cádiz y la isla de León, en la bahía de Cádiz, permaneciendo en las fortificaciones de su sitio hasta que por Real Orden se le trasladaba con su regimiento al conocido como Ejército del Centro.

Tras su vuelta, y de nuevo por tierras de Murcia y Cartagena, coincidiendo en el tiempo con el bienio de los años 1810-1812, Covarsí se contagiaba del cólera, una epidemia que asoló cientos de vidas en dichas ciudades, y de la que finalmente lograría curarse, lo que le posibilitó para permanecer acantonado y de guarnición con su regimiento en Murcia, mientras que, a cientos de kilómetros, en la ciudad de Cádiz, era aprobada el 19 de marzo de 1812, la constitución de los liberales, que surgiría como respuesta del pueblo español a la invasión francesa.

Durante la campaña de Cataluña, y más concretamente, en el conocido como sitio de Tarragona, Covarsí quedaba a las órdenes directas del general inglés Samuel Ford Whittingham, en un momento en el que los franceses fueron progresivamente ganando terreno. Tras diversos enfrentamientos por tierras catalanas, Covarsí era de nuevo herido en los muros de Gerona, y por su defensa y contribución en dichas acciones contra el ejército napoleónico, recibía el 20 de febrero de 1816 el empleo de comandante de Infantería.

Mediante real despacho con fecha 22 de septiembre de 1818, Covarsí obtenía su retiro para la villa de Vinaroz, lugar en el que posteriormente se formaría en 1823 la conocida como Compañía de Voluntarios Realistas, integrada dentro del Tercio de Vinaroz, a cuyo cargo estaba el teniente Felipe Beltrán. Covarsí se unió a la mencionada compañía y fue nombrado comandante en jefe del batallón de voluntarios realistas nº 20 de Peñíscola.

Tras la muerte de Fernando VII el 29 de septiembre de 1833, su hermano, el infante Carlos María Isidro de Borbón y Borbón, conocido entre sus seguidores como Carlos V, publicaba el Manifiesto de Abrantes, en el que reivindicaba sus derechos al trono español frente a los de su sobrina Isabel II.

No tardó Covarsí, comandante de Infantería retirado y comandante del batallón de los Voluntarios Realistas en aquel entonces, en unirse a la causa carlista junto al batallón de Voluntarios Realistas de Torreblanca, al mando del teniente de Caballería retirado Blas María Royo, encabezando, en noviembre de 1833, la insurrección de Benicarló, Peñíscola y Vinaroz, consiguiendo que se unieran a su causa varios voluntarios, entre los que se encontraban cuatro de los hijos mayores de Cosme Covarsí: Mosén José Covarsí, clérigo de 25 años; Fernando Covarsí, soltero, de 19 años; Gregorio, soltero, de 17 años; y Manuel Covarsí, de 15 años; quedando su hijo menor, llamado Francisco, al cuidado de su madre, si bien, pasado algún tiempo, se uniría igualmente a la sublevación en defensa del carlismo.

Morella, uno de los lugares estratégicos del Maestrazgo, fue el primero de los escenarios de la sublevación carlista, ya que fue el paraje en el que Rafael Ram de Viu y Pueyo, barón de Hervés y el coronel Carlos Victoria proclamaron como rey al infante Carlos (V).

Covarsí llegaba a Morella, sitio de reunión para los voluntarios realistas de la zona junto a sus hijos, siendo el lugar al que también habría de incorporase un desconocido hasta entonces seminarista, natural de Tortosa, de nombre Ramón Cabrera Griñó, futuro I conde Morella y marqués del Ter, apodado posteriormente con el sobrenombre de El tigre del Maestrazgo, y que estaría llamado a ser uno de los oficiales más importantes del ejército carlista. Cabrera se uniría al batallón de Covarsí para ocupar el puesto de secretario, debido a que el propio Covarsí necesitaría de la ayuda de un cabo que supiera leer y escribir y así ayudarle en las tareas de encuadramiento de los mozos, lo que permitió al propio Cabrera situarse muy cerca de los jefes que estaban dirigiendo las estrategias militares por aquel entonces. Debido a sus excelentes cualidades, el joven Cabrera fue ascendido por Cosme Covarsí a cabo, y más tarde a sargento, ganándose así la simpatía del propio barón de Hervés y del coronel de la Victoria.

Se puede considerar como corta la participación de Covarsí en la Primera Guerra Carlista, ya que, según la mayoría de los historiadores, el comandante Covarsí cayó preso en la emboscada que los liberales habían preparado en el lugar conocido como barranco de Vallivana, siendo fusilado posteriormente a manos del ejército cristino en febrero de 1834 junto a tres de sus hijos y otros dirigentes carlistas como Manuel Soto y José Marcoval, el jefe más importante que quedaba en tierras valencianas, permaneciendo únicamente como superviviente de aquel trágico suceso su hijo Fernando Covarsí Conca, que volvería a incorporarse a la segunda campaña militar por la causa carlista tal y como había iniciado su padre bajo la bandera de “Dios, Patria y Rey”.

Entre las cruces, escudos y distinciones que ostentó Cosme Covarsí estuvieron la cruz concedida a los defensores de Zaragoza en el segundo sitio, la cruz de la Real y Militar orden de San Hermenegildo, concedida según real cédula de 15 de enero de 1816 y la cruz del primer ejército por diploma de 27 de abril del mismo año.

 

Fuentes y bibl.: Archivo General Militar de Segovia (AGMS), Sección 1ª, Legajo C-2911, Hoja de Servicios del comandante Cosme Covarsí.

F. Jiménez de Gregorio, Murcia en los dos primeros años de la guerra por la independencia (Aportación documental inédita a su historia en el siglo XIX), Murcia, Imp. Suc. de Nogués, 1947, págs. 386-422; E. Segura Otaño, Un montero genial. Biografía de A. Covarsí, Badajoz, Imprenta de la Diputación Provincial de Badajoz, 1969, págs. 15-28; V. Meseguer i Folch, “Los realistas de Vinaroz (1823-1833)”, en Boletín del Centro de Estudios del Maestrazgo, 25 (1989), págs. 48-55; A. Delgado Agramunt, Vinaroz, sus hombres, sus nombres, t. I, Vinaroz, 1996, pág. 29; J. Urcelay Alonso, Cabrera, “el Tigre del Maestrazgo”: el carlismo entre el Antiguo Régimen y la Restauración, Barcelona, Ariel, 2006, págs. 29-48; J. P. Recio Cuesta, “Un montero genial: biografía de A. Covarsí”, en Extremadura. Revista de historia, 1 (2014), págs. 269-276; J. Urcelay Alonso, “El Museo Carlista de Madrid”, en Aportes. Revista de Historia Contemporánea, 34, 100 (2019), pág. 250.

 

José Antonio Rufete García

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