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Antonio de Zulueta y Escolano

Biografía

Zulueta y Escolano, Antonio de. Barcelona, 7.III.1885 – Madrid, 31.I.1971. Naturalista, genético, herpetólogo, citólogo.

Hijo de Juan Antonio de Zulueta y Dolores Escolano, cursó el bachiller en el Colegio del Sagrado Corazón de su ciudad natal, efectuando el preceptivo examen de grado en el Instituto General y Técnico de Gerona en 1904. Ya, en ese momento, había publicado algunos trabajos científicos en el Bulletí de l’Institució Catalana d’Historia Natural, institución de la que en 1899, con catorce años, había sido miembro fundador. En estos trabajos iniciales dio cuenta del hallazgo de una ballena en la playa de Vilassar de Mar (1903), de la fauna malacológica marítima de esa misma localidad barcelonesa (1903) y de los moluscos de Montserrat (1904), entre otros temas.

Siguió los estudios de la licenciatura en Ciencias Naturales entre las Universidades de Madrid, Barcelona y París, licenciándose en la de Madrid en 1909, con premio extraordinario de fin de carrera. Durante esos años, recibió algunas pensiones con objeto de ampliar estudios. Así, en 1906 siguió el curso práctico de biología, que dirigía José Rioja Martín, en la Estación de Biología Marítima de Santander, y el verano de 1907 lo pasó en el Laboratoire Arago en Banyuls-sur-Mer, donde llevó a cabo investigaciones sobre los copépodos parásitos de los celentéreos. El curso siguiente amplió su estudios zoológicos y embriológicos en la Faculté des Sciences de la Sorbona, en París.

Pero también, durante estos años de estudiante de la licenciatura, llevó a cabo algunos trabajos científicos en el Museo de Madrid, fundamentalmente en el campo de la herpetología, publicando tres trabajos sobre materiales traídos de las posesiones españolas de África por distintos expedicionarios. El primer trabajo fue resultado del estudio de la colección de batracios y reptiles recogidos en los alrededores de Mogador por Manuel Martínez de la Escalera en los años 1905 y 1906 (1908). En el segundo da la lista y estudia las diez especies de reptiles recogidos por José Arias en el año 1908 en Melilla (1909). Y en el tercero refiere cuatro especies de reptiles que habían sido recogidos en Tafaya (Cabo Juby) el 22 de noviembre de 1906 por Manuel Martínez de la Escalera (1909). Estos tres trabajos, como muchos de los posteriores, vieron la luz en las publicaciones de la Real Sociedad Española de Historia Natural, en la que había ingresado en 1905 y en la que, con el tiempo, se implicaría también en cargos administrativos (vicepresidente en 1931 y 1932; presidente en 1933 y tesorero-contador en 1967 y 1968).

En 1910, un año después de licenciarse en Madrid, obtuvo el diploma en La Sorbona y el doctorado en la Universidad de Madrid. Para obtener éste, defendió una memoria sobre los copépodos parásitos de los celentéreos el día 14 de noviembre de ese año de 1910, en la que establecía la diagnosis y bibliografía completa de la familia Lamippidae, a la que añadió un género nuevo, Linaresia, que dedicó a la memoria de Augusto González de Linares (1845-1904), quien fuera fundador de la Estación de Biología Marítima de Santander, así como doce especies también nuevas. Dicha menoría la publicó en el volumen 7 de las Memorias de la Real Sociedad Española de Historia Natural (1911).

Luego de una corta estancia (diciembre 1910 a abril 1911) en el Institut für Infektions-Krankheiten de Berlín, donde bajo la dirección del profesor Max Hartmann estudió la reproducción del protozoo ciliado Nytothemus baltarum, hubo de regresar a España para hacerse cargo de la plaza de conservador interino de la Sección de Osteozoología del Museo Nacional de Ciencias Naturales, para la que había sido nombrado por Real Orden del de 3 de mayo de 1911.

Incorporado al Museo madrileño, la Junta para Ampliación de Estudios, del que dependía el mismo desde 1907, le encarga impartir un “Curso Práctico de Biología” dirigido a la preparación básica en las técnicas citológicas y embriológicas de los que pudieran ser futuros alumnos pensionados en el extranjero. Zulueta lo estructuró en dos sesiones semanales, de cuatro horas, desde finales de octubre al mes de abril del año siguiente, sesiones que a veces se completaban con ciclos de conferencias. Dicho curso dio origen al Laboratorio de Biología del Museo de Ciencias Naturales, cuya Jefatura desempeñaría Zulueta desde su creación, en 1913, hasta su muerte, cincuenta y ocho años más tarde.

El Laboratorio se instaló al final de la calle Pinar, a la entrada de los Pabellones de la Residencia de Estudiantes, en un modesto edificio, al que uno de sus discípulos, Fernando Galán, describiría años más tarde (1987: 64) como: “una chabola; si bien una chabola a la que, la yedra y la parra que cubrían, respectivamente, una y otra de sus fachadas principales y encuadraban bellamente sus ventanas, daban un toque de buen gusto y sobria distinción”. Durante los primeros años, Zulueta y sus colaboradores centraron sus trabajos en la citología, más bien cariología, de protistas y en la herencia del sexo. Zulueta, en particular, prosiguió los estudios sobre división celular en protozoos, que había iniciado en Alemania, publicando entre 1915 y 1917, en la serie de Zoología de los Trabajos del Museo Nacional de Ciencias Naturales, tres notables trabajos que ayudaron a equiparar la división nuclear de los protozoos a la división mitótica. Las especies, objeto de los mismos, fueron Dinenympha gracilis Leidy (1915) y Nycctotherus ovalis Leidy (1915), así como las amebas del grupo Limas (1917).

Hacia 1919 se produce un cambio de orientación en la línea investigadora de Zulueta, al dedicarse de lleno a los estudios experimentales sobre la herencia biológica, como entonces se denominaban las investigaciones de genética. Lo primero que hay que apuntar es que Zulueta no empleó, como especie de sus investigaciones, la Drosophila melanogaster —la utilizada por Morgan y su escuela—, sino una especie bien distinta, la del coleóptero crisomélido Phytodecta variabilis, que en esos momentos era muy abundante en los alrededores de Madrid (Dehesa de la Villa, Casa de Campo...) y en otras zonas de la Península, pero cuya cría en cautividad resultaba bastante dificultosa, por vivir este insecto, exclusivamente, sobre plantas de Retama sphaerocarpa que en estado fresco constituyen su único alimento. Desde el punto de vista experimental, este coleóptero resultaba verdaderamente atractivo, ya “que llama inmediatamente la atención del recolector por sus muy diferentes y bien definidos tipos de coloración, sobre todo cuando se ven apareados —cosa frecuentísima— individuos pertenecientes a distinto tipo” (Zulueta, 1925: 203).

Utilizando Phytodecta variabilis, Antonio de Zulueta demostró, mediante el estudio microscópico, la existencia de genes en el cromosoma Y de dicho coleóptero. El cromosoma Y es el cromosoma sexual exclusivo de los machos de muchas especies animales, la humana inclusive, y de algunas especies de plantas. En esos momentos, los investigadores en genética, con Morgan a la cabeza, creían que el cromosoma Y estaba vacío de genes. Zulueta lo publicó en el año 1925, en el n.º 1 de la revista Eos. Revista española de entomología, con el título de “La herencia ligada al sexo en el coleóptero Phytodecta variabilis (Ol.)”. En el artículo, concluye que los machos de Phytodecta son del tipo XY, mientras las hembras XX, y que los cuatro genes (negro, rojo, amarillo y con líneas) pueden ser llevados tanto por el cromosoma X, como por el cromosoma Y.

El profesor Fernando Galán, en el trabajo que ya se ha apuntado (1987: 63), dedica bastante atención a la explicación y repercusión del trabajo de Zulueta, recalcando como por primera vez se probó que el cromosoma Y, citomorfológicamente bien diferenciado, contenía genes. Según apunta Galán, la muy especial importancia de las investigaciones de Zulueta fue reconocida por Morgan en 1926, en un artículo en el que recopilaba los principales avances de la genética en los últimos años y que apareció publicado en The Quarterly Review of Biology. Prácticamente, a continuación, los datos, las figuras, las genealogías y las explicaciones de Zulueta, sobre Phytodecta variabilis, se incorporaron a muchos otros textos de genética, entre los que apunta el Handbuch der Vererbungswissenschaft, editado por Baur y Hartmann a comienzo de los años treinta y los libros de texto, entre los que hace una mención muy elogiosa a la Biología de Salustio Alvarado que, además de incorporar el caso de Phytodecta, incorpora —en portada y cubierta— desde la 8.ª edición la reproducción a todo color de los diversos fenotipos alelomorfos del crisomélido.

Pero en este trabajo sobre la herencia ligada al sexo en el coleóptero Phytodecta variabilis, Zulueta de manera intencionada dejó de exponer un caso de mutación (“jaspeado”) que había observado en algunos ejemplares. Trataba, con ello, de evitar confusiones y, además, esperaba hacer un estudio más completo de la mutación si esta volvía a presentarse. Como esto no ocurrió, ni tenía la seguridad de que volviera a ocurrir, se decidió a dar a conocer lo que sobre la mutación conocía en el tomo homenaje que la Real Sociedad Española de Historia Natural dedicó a Ignacio Bolívar (1929).

En los años siguientes llevó a cabo algunas otras contribuciones notables a la genética, tal la nueva localización y mucho más precisa del gen “light” de Drosophila melanogaster. Los experimentos para esta localización se llevaron a cabo por el propio Zulueta en el Laboratorio de Biología del profesor T. H. Morgan en el California Institut of Technology de Pasadena, y fueron publicados, con un resumen en inglés, en la revista Eos (1931).

Su actividad docente, en aquellos años, no se limitó al “Curso Práctico de Biología” que impartía en el Museo, sino que –integrado en la cátedra de Histología- impartió clases en la Facultad de Ciencias de Madrid desde 1916. A falta de una asignatura de genética en los planes de estudios universitarios (la primera cátedra de la materia no se dotó hasta 1960 en la Escuela Técnica Superior de Ingenieros Agrónomos de Madrid), puso en marcha una cátedra privada de genética en 1932, bajo el patronato de la Fundación Conde de Cartagena, dependiente de la Academia de Ciencias Exactas, Físicas y Naturales, y que estaban dirigidas a todo tipo de profesionales.

Además de sus trabajos docentes y de investigación, realizó una valiosa actividad editorial, poniendo, al alcance del público estudioso, traducciones de textos básicos de biología en el campo de la genética y del evolucionismo, entre ellas los fundamentales texto de Darwin El origen de las especies por medio de la selección natural y de Morgan Evolución y Mendelismo (Crítica de la teoría de la evolución), ambos editados por Calpe en el año 1921. Para esta misma editorial tradujo La teoría de la evolución y pruebas en que se funda de William B. Scott, en 1920, y Biología de los gemelos (mamíferos) de Horattio H. Newman, en 1922.

En los años previos a la guerra civil sus intereses investigadores estaban centrados en la herencia y la determinación del sexo en las plantas. Zulueta y Fernando Galán Gutiérrez (1908-1999) iniciaron el estudio genético de la especie Ecballium elaterium, cucurbitácea de la flora ibérica mediterránea donde hallaron la presencia de una subespecie monoica (todos lo individuos andróginos) y de otra dioica (unos individuos machos, los otros hembras). Otros colaboradores, como Teresa de Zulueta, Carmen Gómez-Moreno, Emilio Anadón y Julio Álvarez Sánchez se esforzaron en esos años, y durante los de la Guerra Civil, en continuar los trabajos técnicos en el Laboratorio.

Después de 1939, concluida la contienda, ni la actividad del Laboratorio de Biología, ni la de Zulueta iban a ser lo mismo. Aunque, nominalmente, el Laboratorio seguiría existiendo dentro de la estructura del Museo Nacional de Ciencias Naturales, lo cierto es que se le privaran de los medios materiales y personales mínimos para llevar en él cualquier trabajo. A Zulueta se le instruyó el correspondiente expediente de depuración, que se resolvió por orden de 15 de noviembre de 1940. Literalmente decía: “Este Ministerio —el de Educación Nacional— ha resuelto inhabilitar al referido Sr. Zulueta para el desempeño de cargos directivos y de confianza”. Poco a poco, Zulueta fue rehaciendo algo su actividad.

En 1946 la Real Academia de Ciencias Exactas, Físicas y Naturales le pidió que retomara su actividad docente en la Cátedra de Genética de la Fundación Conde de Cartagena. Además, siguió colaborando con la Real Sociedad Española de Historia Natural, que había presidido en 1933, hasta el punto de aceptar el cargo de Tesorero-Contador en 1967 y 1968, y de publicar en su Boletín alguno de los escasos trabajos que prepara entonces, tal el que dedica al dimorfismo sexual de Linaresia mammillifera, que publica en 1961.

Por todo lo hasta aquí expuesto, podemos concluir que a Antonio de Zulueta se debe la introducción de la investigación genética en España y el notabilísimo descubrimiento, en el coleóptero crisomélido Phytodecta variabilis, de la existencia de genes en el cromosoma Y.

A finales de marzo del 2000 sus familiares donaron a la Residencia de Estudiantes (Madrid) el Archivo de Antonio de Zulueta. Su estudio servirá para conocer mejor la introducción de la genética experimental en España.

 

Obras de ~: “Troballa del cadavre dún Globicephalus en la platja de Vilassar de Mar”, en Bulletí de l’Institució Catalana d’Historia Natural, 3 (1903), págs. 1-8; “Contribució á la faune malacologique maritime de Vilassar de Mar (province de Barcelone, Espagne)”, en Bulletí de l’Institució Catalana d’Historia Natural, 3 (1903), págs. 1-8; “Contribució a la fauna malacológica del Catalunya. Molucs de Montserrat”, en Bulletí de l’Institució Catalana d’Historia Natural, 5 (1904), págs. 111-113; “Nota sobre batracios y reptiles de Mogador, con la descripción de la forma joven de Saurodactylus mauritanicus (Dum. et Bibr.)”, en Boletín de la Real Sociedad Española de Historia Natural, 8 (1908), págs. 450-456; “Nota sobre reptiles de Melilla (Marruecos)”, en Boletín de la Real Sociedad Española de Historia Natural, 9 (1909), págs. 351-354; “Nota sobre reptiles de Cabo Juby (N. W. de África)”, en Boletín de la Real Sociedad Española de Historia Natural, 9 (1909), págs. 354-355; “Los copépodos parásitos de los Celentéreos. Memoria presentada en la Universidad Central para verificar los ejercicios de Doctor en la Facultad de Ciencias (Sección de Naturales)”, en Memorias de la Real Sociedad Española de Historia Natrural, 7 (1911), págs. 5-58; “Sobre la reproducción de Dinenympha gracilis Leidy”, en Trabajos del Museo Nacional de Ciencias Naturales, Serie Zoología, 23 (1915), págs. 1-27; “Sobre la estructura y bipartición de Nycctotherus ovalis Leidy”, en Trabajos del Museo Nacional de Ciencias Naturales, Serie Zoología, 26 (1915), págs. 1-16; “Promitosis y sindiérisis. Dos modos de división nuclear coexistentes en amebas del grupo Limas”, en Trabajos del Museo Nacional de Ciencias Naturales, Serie Zoología, 33 (1917), págs. 1-55; “La herencia ligada al sexo en el coleóptero Phytodecta variabilis (Ol.)”, en Eos. Revista española de entomología, 1, cuad. 2.º (1925), págs. 203-231; “La mutación “jaspeado” del coleóptero Phytodecta variabilis (Ol.) (Su aparición y herencia)”, en Memorias de la Real Sociedad Española de Historia Natural, 15 (Homenaje a don Ignacio Bolívar) (1929), págs. 819-824; “Nueva localización del género “light” Eos. Revista española de entomología, 7, cuad. 2.º (1931), págs. 249- 253; “El dimorfismo sexual de Linaresia mammillifera Zul. 1908. Copépodo parásito del Alcionario Muricea Chamaéleon v. Koch 1887”, en Boletín de la Real Sociedad Española de Historia Natural, 59 (1961), págs. 227-230.

 

Bibl.: J. Álvarez, “D. Antonio de Zulueta y Escolano (1885- 1971”, en Boletín de la Real Sociedad Española de Historia Natural, 69 (1971), págs. 353-355; F. Galán, “Antonio de Zulueta y Escolano. Introductor de la genética experimental en España (1885-1971)”, en Boletín de la Real Sociedad Española de Historia Natural, 83 (Actas) (1987), págs. 53-70; F. Galán, “El profesor Antonio de Zulueta (In memoriam)”, en Boletín de la Institución Libre de Enseñanza, 2.ª época, año 1, n.º 1 (1987), págs. 31-41; J. Josa, “Introducción”, en C. Darwin, El origen de las especies (trad. de A. de Zulueta), Madrid, Espasa Calpe (Colección Austral A-16), 1987, págs. 13-34; C. Zulueta, “Antonio de Zulueta, pionero de la Genética en España”, en Historia 16 (1998), págs. 114-120; S. Pinar, “La introducción de la genética en España durante el primer tercio del siglo XX”, en Llull, 22 (1999), págs. 453-473; S. Pinar, “The Emergence of Modern Genetics in Spain and the Effects of the Spanish Civil War (1936-1939) on its Development”, en Journal of the History of Biology, 35 (2002), págs. 111-148; S. Pinar y F. Ayala, “Antonio de Zulueta y los orígenes de la genética en España”, en M. Candela (ed.), Los orígenes de la genética en España, Madrid, Sociedad Estatal de Conmemoraciones Culturales, 2003, págs. 165-201; A. González Bueno y A. Gomis Blanco, Los territorios olvidados. Naturalistas españoles en el África hispana (1860-1936), Madrid, Ediciones Doce Calles, 2007.

 

Alberto Gomis Blanco

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