Courtewille, Josse de. Señor de Polinchove. Bailleul (Francia), p. s. xvi – Bruselas (Bélgica), 12.V.1572. Secretario del Consejo de Estado y del Consejo Privado de Flandes.
Era hijo de Pierre de Courtewille y de Jeanne van Correnhuyse, pertenecientes ambos a familias nobles de Flandes que tenían a algunos de sus miembros en oficios civiles importantes, por lo que recibió una buena educación. Aunque nació en Francia, pasó toda su infancia y juventud en los Países Bajos, donde comenzó a descollar rápidamente por su capacidad.
Atrajo, por ello, el interés de Felipe II, que le nombró secretario para los asuntos de los Países Bajos cerca de su persona en Madrid con fecha de 10 de diciembre de 1556. Courtewille acompañó al nuevo Monarca a Inglaterra así como durante la campaña contra Francia y cuando el Rey regresó a Castilla, el secretario fue con él.
Una vez allí, Courtewille continuó realizando su labor junto al guardasellos Tisnacq y mantuvo una activa correspondencia con los sucesivos gobernadores.
Sus servicios le valieron ser nombrado señor de Polinchove y grefier del Toisón de Oro con fecha de 21 de septiembre de 1561. Al igual que el guardasellos, y la mayoría de los secretarios y letrados de los Países Bajos que acudieron a la Corte madrileña (Alonso de Laloo parece la única excepción), enseguida comenzó a sentirse atraído por las ideas que propugnaba la facción “ebolista”, que era, además, la hegemónica durante aquellos años. Esta filiación, que en un primer momento le favoreció, le provocaría problemas posteriormente.
En 1564 apoyó junto a Tisnacq las reclamaciones del conde de Egmont durante la estancia de éste en Madrid, aunque el asunto se paralizó durante los primeros meses de 1565, cuando el secretario acompañó a la reina Isabel de Valois a Bayona, jornada de la que realizó una relación. Fue durante ese viaje cuando comenzó a operarse un cambio faccional en la Corte del Rey Prudente, ya que Felipe II decidió que el duque de Alba acompañara a la Reina para entrevistarse con Catalina de Médicis y solicitar a la reina madre francesa una política de mayor dureza contra los hugonotes.
Este cambio de la situación cortesana no favoreció, sin duda, a Courtewille, que comenzó desde ese momento a verse relegado del despacho de los asuntos y a ver estorbada su labor por el duque de Alba y sus aliados. Ello provocó que al tomarse la decisión de que el viejo noble castellano acudiera a Flandes a solucionar la situación que se estaba planteando, Fernando Álvarez de Toledo reclamara que Courtewille le acompañara, ya que prefería tenerle cerca de sí, en vez de en la Corte madrileña, donde no podría controlarle.
Once años después de abandonar su tierra natal, por lo tanto, Courtewille se encaminó junto al resto de acompañantes del duque hacia Flandes para ejercer junto al gobernador las mismas funciones que realizaba en Madrid junto al Rey, así como para ser secretario del Consejo de Estado y del Consejo Privado.
Los antecedentes indicaban que su relación no iba a ser fácil e, incluso, el duque de Alba recomendó al comienzo del viaje que todas las cartas que despachara Courtewille fueran revisadas. Los cinco años de convivencia conjunta se convirtieron en un constante enfrentamiento, ya que Courtewille se unió rápidamente a los personajes contrarios a la política que estaban aplicando el duque de Alba y sus hechuras y fueron frecuentes los choques con el propio gobernador, su secretario Albornoz o con Juan de Vargas. En 1571, a consecuencia de esta situación, el duque de Alba pidió a Felipe II que Courtewille volviera a Madrid, lo que no pudo llevarse a cabo por dos razones.
La primera, porque el nuevo cambio faccional hacía difícil que se hiciera caso a las peticiones del gobernador de Flandes, y la segunda, porque Courtewille, que llevaba varios años tullido y al que cada vez costaba más andar, falleció poco después.
Obras de ~: “Bayona”, en Compte rendu des séances de la Commision royale d’histoire, 2.ª serie, 9 (1856).
Fuentes y bibl.: Archivo General de Simancas, Estado, leg. 542, fol. 228; leg. 547, fol. 160; Secretarías Provinciales, leg. 2524, fol. 13.
J. B. Blaes (ed.), Mémoires anonimes sur les Troubles des Pays- Bas, Bruxelles, Société de l’histoire de Belgique, Collection de Mémoires relatifs à l’histoire de Belgique, 1859, pág. 124, n. 2; J. J. de Smett, Biographie nationale, vol. IV, Bruxelles, Académie Royale des Sciences, des Lettres et des Beauxarts de Belgique, 1866-1986, págs. 427-429; E. Poullet y Ch. Piot (dirs.), Correspondance du Cardinal de Granvelle, 1565-1586, vol. I, Bruxelles, F. Hayez, 1877-1896, pág. 41, n. 5; P. D. Lagomarsino, Court factions and the formulation of Spanish policy towards the Netherlands (1559-1567), tesis doctoral, Cambridge, University, 1973 (inéd.), págs. 121, 169, 190, 237, 240 y 270; J. M. Rabasco Valdés, “Una etapa del Consejo de Flandes y de Borgoña: Del Ministerio Colateral a las Ordenanzas de 1588”, en Anuario de Historia Moderna y Contemporánea de la Universidad de Granada (1979), pág. 67; J. E. Hortal Muñoz, “La concesión de mercedes en los Países Bajos durante el gobierno del duque de Alba. La importancia del control del gobierno de las ciudades y de las provincias”, en J. Bravo Lozano (ed.), Espacios de poder: Cortes, ciudades y villas, Alicante, Caja de Ahorros del Mediterráneo, 2002, pág. 208.
José Eloy Hortal Muñoz
