Martínez, Martín. Santiago de Compostela (La Coruña), c. 1100 – 1167. Obispo de Oviedo (1143- 1156), arzobispo de Santiago de Compostela (1156- 1167), capellán real.
No hay noticias sobre su vida anterior a la elección para el Obispado de Oviedo. López Ferreiro, que le dedica una amplia biografía, se apoya en la afirmación de Risco sobre que en algunas escrituras de Corias y San Vicente de Oviedo se le llama “Compostelano” o “Jacobita”, por ser natural de Santiago, pero no añade el menor detalle sobre su vida anterior en la ciudad.
La primera referencia que ofrece es de 2 de noviembre de 1156, cuando aparece firmando un documento en el que, de acuerdo con los canónigos, acepta que Alfonso VII premie los servicios de Sancho Yáñez, acotándole la villa de Pedroso y eximiéndole de pagar el quinquenio que estaba obligado a satisfacer al Cabildo, como todas las iglesias del entorno, de modo que cada año satisficiera al Cabildo dos onzas de plata por la fiesta de la Santísima Trinidad.
Es notable el interés que este arzobispo mostró por ayudar a los monasterios; entre ellos destacó el de Toxosoutos y el de Sobrado de los Monjes, el primero de monjes benedictinos, que más tarde se uniría al segundo, de cistercienses. Al poco tiempo de tomar posesión de la archidiócesis, se enteró de que los dos monasterios se hallaban en plena edificación, y los monjes de uno y otro acudieron al prelado pidiendo ayuda, y él —de acuerdo con el Cabildo— les otorgó algunas iglesias pertenecientes a la mitra compostelana para sufragar parte de las obras. También prestó ayuda a otros monasterios de distintas Órdenes, entre ellos el priorato de Sar, de canónigos regulares, al que se había retirado un canónigo destacado del Cabildo, Alfonso Peláez.
En 1159, otorgó el Monarca a la iglesia de Santiago y “a su venerable y amado arzobispo don Martín la iglesia de Santa María de Cuntis”. El 31 de enero de 1160, aún firmaba el prelado como arzobispo de Compostela un diploma real que expidió Fernando II, hallándose en el monasterio de Oseira, a favor de San Esteban de Chouzán. Sin embargo en el mes de febrero los documentos le presentan expulsado de la diócesis.
Es posible que el Cabildo compostelano se negara a contribuir económicamente al Estado debido a la precaria situación. El conflicto fue aprovechado por los canónigos disidentes, al frente de los cuales figuraba Fernando Cortés, y con autorización real se atrevieron a hacer un nuevo nombramiento de prelado, en contra de las normas canónicas. En los documentos que guarda la sede compostelana no se ven claros los motivos que pudieran llevar a su relevo. Sin embargo, sí consta la aprobación por parte del Monarca del envío a Roma de una comisión presidida por don Juan, obispo de Lugo, para dar cuenta al Papa del cambio.
El arzobispo depuesto, que buscó un refugio entre los cistercienses de Sobrado de los Monjes, dio cuenta al Papa de todo lo efectuado por orden del Rey. El historiador franciscano fray José García Oro, al iniciar una pequeña reseña sobre el arzobispo Martín Martínez, escribe: “Tuvo ante si este desafío con el nuevo rey Fernando II, a partir de 1160. Acaso agravado por la presencia de enemigos poderosos en la corte, como el citado curial Don Fernando, deán y arcediano, que seguía capitaneando un grupo de oposición dentro del mismo cabildo compostelano. Don Martín fue desposeído de su sede, probablemente por alegar o simular incapacidad económica para corresponder a la demanda real, con un gesto despótico, que consistió en nombrar un delegado real para ejercer la jurisdicción en Compostela. Era el fatídico arcediano Don Fernando que en 1160 se intitulaba solemnemente Vicario de Compostela por el rey. Éste, que ya tenía el amparo real, supo conquistar una votación capitular mayoritaria y se dejó llevar a la cátedra vacía de su émulo Don Martín”.
En una escritura del Monasterio de Sobrado aparece la decisión del litigio presentado contra el arzobispo Martín, restituyéndole el papa Alejandro III a su sede el 5 de septiembre de 1167, en la que no permaneció mucho tiempo, ya que a finales de ese mismo año 1167, o principios de 1168, falleció.
Bibl.: G. González Dávila, Teatro Eclesiástico de las Iglesias metropolitanas [...], vol. I, Madrid, Imprenta de Francisco Martínez, 1645, pág. 51; M. Risco, España Sagrada, Madrid, en la Oficina de Blas Román, 1793, págs. 151-159; A. López ferreiro, historia de la Santa Iglesia de Santiago de Compostela, vol. IV, Santiago, Imprenta del Seminario Conciliar Central, 1901, págs. 263-282; Pallares, Argos di ina, Lugo, Tipografía del Norte de Galicia, 1904, págs. 402-403; A. García Conde, Episcopologio Lucense, Lugo, Imprenta Aldecoa, 1991, pág. 199; J. García Oro, Historias de las Diócesis Españolas, 14, Iglesia de Santiago de Compostela, Madrid, Biblioteca de Autores Cristianos, 2002, pág. 55.
Damián Yáñez Neira, OCSO