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Gaspar Fernández de Castro

Biografía

Fernández de Castro, Gaspar. Burgos, p. s. xvii – 21.IX.1667. Oidor de la Audiencia Real de México.

Gaspar Fernández de Castro perteneció a la oligarquía burgalesa, ya que sus padres, Fernando Ruiz de Castro y Francisca de la Moneda, eran miembros de los linajes Castro y Moneda.

Fue nombrado corregidor de la ciudad de Huamanga, en el Perú, el 22 de diciembre de 1636, con un salario de 2.000 pesos anuales. El monarca Felipe IV, como premio a los servicios prestados, le concedió el título de oidor de la Audiencia Real de México el 8 de noviembre de 1641, con un salario de 800.000 maravedís al año. El 3 de julio de 1642 se le permitió pasar al virreinato junto a su mujer, Leonor María de Unzueta. El cargo de oidor lo mantuvo hasta su muerte, puesto que, aunque regresó a la Península en 1666, a causa de su enfermedad, el Monarca siempre creyó en la posibilidad de la recuperación del burgalés y su vuelta a México. Su actuación como oidor en México coincidió con una visita que se hizo a la Audiencia. Desde esa Chancillería habían llegado al Consejo de Indias numerosas quejas acerca del comportamiento de sus delegados, entre los que se encontraba Gaspar Fernández. El Consejo de Indias, el 2 de octubre de 1669, le absolvió de todos los cargos.

Poco tiempo después de su llegada a México, solicitó el ingreso como caballero de la Orden de Santiago, tras demostrar la pertenencia a un linaje de cristiano viejo, e incluso a la nobleza, además de aducir que su hermano Nicolás pertenecía a dicha Orden desde 1632. El 6 de mayo de 1646, el oidor obtuvo el hábito de Santiago y abonó, de costas, 200 ducados de plata doble que depositó en la caja de la citada Orden.

Desde 1660, y debido a los continuos achaques de salud, deseaba jubilarse de su puesto en la Audiencia y retirarse a su ciudad natal, como manifiesta en una carta dirigida al presidente del Consejo de la Nueva España, aunque conservando su sueldo por no tener otra forma de vida. Posiblemente ya tenía en mente la idea de acabar sus días en la tranquilidad y sosiego del monasterio benedictino de San Juan de Burgos, adonde había enviado numerosas donaciones.

El oidor burgalés fue comisionado para realizar las funciones relativas a su cargo en la zona de Cuernavaca en 1661, pero, de nuevo, la salud le falló y solicitó que le fuera permitido regresar a la ciudad de México. Durante ese año su enfermedad no le había permitido acudir a la Audiencia ni estar presente en los acuerdos que se tomaban al estar “tullido y valdado de perlesía y otros achaques”. El virrey de Nueva España, Antonio Sebastián de Toledo y Salazar, marqués de Mancera, escribió al Monarca una carta, el 21 de enero de 1665, en la que solicitaba que se permitiera viajar a la Península al burgalés para que pudiera recuperar la salud. El 28 de marzo de 1666, el marqués de Mancera informó al Monarca de que los oidores Gaspar Fernández de Castro y Antonio de Lara Mogrovejo partían hacia la Península.

Ese mismo día, Fernández de Castro redactó testamento ante Lorenzo de Mendoza, escribano público de la ciudad de México, donde expresaba claramente su deseo de ser enterrado en el monasterio de San Juan de Burgos: “Y siendo fallescido sea sepultado mi cuerpo en la Yglesia parte y lugar que paresciere depositándolo para que se trasladen desde allí a la Iglesia y conbento de Sant Juan de Burgos de frayles Benitos de dicha ciudad”.

Gaspar Fernández murió en el hospital de San Juan de Burgos el 21 de septiembre de 1667. Se le enterró en la capilla de Nuestra Señora de Montserrat, en el claustro bajo del monasterio de San Juan; a los lados de lo que antiguamente fue el presbiterio hay dos lápidas con sus armas: “Un escudo de plata con seis roelas de asur, dispuestas dos, dos y dos”, con una inscripción.

Dado que murió sin descendencia, realizó numerosas e importantes donaciones en vida y tras su muerte al nombrado monasterio.

 

Bibl.: Á. Pereda López, “Legados y fundaciones en el Monasterio de San Juan en la ciudad de Burgos (España) a cargo de Don Gaspar Fernández de Castro, oidor de la chancillería de México”, en Estudios de Historia Novohispana (México), vol. XXI (2000), págs. 147-166.

 

Ángela Pereda López