García, José. Bubierca (Zaragoza), c. 1556 – Monasterio de Herrera (Burgos), 1616. Monje cisterciense (OCist.), teólogo, filósofo, orador sagrado, exégeta, abad y definidor de la Orden.
Se calcula el año aproximado del nacimiento de este monje aragonés, basándose en la fecha de su toma de hábito en Herrera (Burgos, 14 de agosto de 1573). Al poco tiempo de profesar fue enviado a los colegios de la Orden, “donde descubrió un lucido y claro ingenio, y assí acabados los estudios de oyente, le nombraron luego por actuante mayor, de la universidad de Salamanca, y creo que fue el primero de la religión que exerció la función de propugnador en aquella pública y célebre palestra”. Lo principal que destacan en él los autores es no sólo su profunda sabiduría, sino lo que más resalta en un monje contemplativo, apareciendo siempre como monje intachable. Procuró también ser útil a sus hermanos por medio del ministerio de la palabra, por haber recibido dotes de eximio orador sagrado.
Su personalidad queda así reflejada: “Tuvo también el padre fray José con lo docto el porte de religioso, y assí le atendió la Religión honrándole con muchas prelacías y otros oficios honrosos”. El primer cargo del cual hay memoria es el de haber sido prior en tiempos del abad fray Cipriano Solanilla, al que unía el de maestro de novios. En el Capítulo General de 1596, año en que salió electo general fray Bernabé de Benavides, eligieron secretario suyo a fray José, sobre cuyo nombramiento prorrumpe Manrique en sus Anales diciendo: “Fue también glorioso este capítulo porque fue creado secretario del general fray José García, monje de Herrera, varón muy docto y versado en sagrada Teología”. Al terminar el mandato con el trienio, le eligieron abad del colegio de Alcalá, donde “predicó algunos sermones que fueron celebrados por los doctores de aquella célebre universidad, el maestro Lorca solía decir que sólo el padre fray José había dado en el chiste de la predicación”.
Finalizado su mandato a los tres años, fue promovido a la misma dignidad en San Pedro de Gumiel (Burgos), y después el mismo cargo para el monasterio de Oseira. La crónica de esta casa se deshace en alabanzas como éstas: “Fue hombre muy pío, caritatibo, limosnero, docto y muy gran predicador en la Corte y Universidades de España. En el tiempo que fue en esta casa abbad, ubo una muy grande hambre en este Reyno de Galicia y cassi dio la hacienda toda de limosna con mano liberal con que se remedió la tierra [...]”. Al ascender al generalato en 1611 fray Felipe de Tasis, fue fray José García nombrado definidor de la Congregación, mas poco tiempo pudo servirla por haber fallecido en 1612, con gran sentimiento de todos, dada su juventud y los grandes valores que adornaban su persona.
Cabe resaltar el testimonio de Crisóstomo Henríquez, contemporáneo suyo: “Fray José García ingresó como monje en el monasterio de Herrera, llegando a ser eximio filósofo y consumado teólogo. De manera especial sintió afición por los estudios teológicos, llegando por ese medio a sondear los misterios ocultos de Dios. Pero lo principal en él que supo unir a la sabiduría, fue la virtud, siendo monje intachable y fervoroso apóstol. Le consumía el celo del honor divino ultrajado, no pudiendo ocultar la hoguera que ardía en su pecho, procurando por todos los medios enseñar a los hombres la obligación que tienen de darse a la virtud. Y no sólo lo hacía con sermones, también procuró exponer con sus escritos maravillosa doctrina a fin de que las almas tuvieran alimento sólido de qué nutrirse”.
Parece que dejó otras obras dispuestas para dar a la imprenta, pero no se han localizado.
Obras de ~: Sermones de Tiempo y de Santos, Pamplona, 1622; Annotaciones predicables sobre el Psalmo de Profundis, Pamplona, 1623.
Bibl.: C. Henríquez, Phenix reviviscens, Bruxellae, 1626, págs. 396-398; A. Manrique, Cisterciensium seu verius ecclesiasticorum Annalium a condito Cistercio, IV. Comp. Observantiae Castellae, vol. IV, Lugduni, sumpt. Haered. G. Boissat & Laurentii Anisson, 1642 (a. 78, n.º 12); T. de Peralta, Fundación, antigüedad y progresos del imperial Monasterio de Nuestra Señora de Osera de la Orden del Cister, Madrid, 1677, págs. 311-315 (reed. con la prolongación hasta la actualidad por Fray D. Yáñez Neira, Santiago de Compostela, Xunta de Galicia, 1996, 2 ts.); D. Yáñez Neira, Historia inédita del monasterio de Santa María de Herrera, 1972, págs. 156-158 (inéd.); “El monasterio de Oseira cumplió ochocientos cincuenta años”, en Archivos leoneses (1989), págs. 206-207.
Damián Yáñez Neira, OCSO
