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Miguel Antonio Páez de la Cadena Ponce de León

Biografía

Páez de la Cadena Ponce de León, Miguel Antonio. Sanlúcar de Barrameda (Cádiz), 16.IX.1593 – VIII.1667. Alcaide y regidor.

La biografía de este servidor de la casa de Medina Sidonia simboliza en muchos aspectos la trayectoria de tantos modestos linajes de noblezas locales, merced al concurso de las cuales los grandes linajes señoriales cimentaron su poder y su influencia regional. Miguel Páez de la Cadena era hijo del doctor Hernán Páez de la Cadena, primero de este linaje que se vinculó al servicio de la casa ducal de Medina Sidonia, y de Luisa Ponce de León. Su padre había acudido a Sanlúcar para servir al VII duque en 1581, abandonando su carrera como abogado en los Reales Consejos. Tras ocupar diversos corregimientos por designación de su nuevo señor, el doctor Páez fue nombrado corregidor de Sanlúcar en diversas ocasiones y formó parte del consejo personal del duque. Fue promovido, con ayuda de Medina Sidonia, al cargo de comisario de la Inquisición de Sanlúcar, como forma de neutralizar un cargo poco deseado por los duques. Además de su acomodo personal, y también gracias al amparo de su señor, Hernán Páez vio reconocida su hidalguía con un hábito.

Su segundo hijo, Miguel Antonio, fue educado como primogénito por la prematura muerte de su hermano mayor. Desde muy joven empezó a servir en diferentes cargos al servicio del bienhechor de su padre, el VII duque de Medina Sidonia. Con sólo diecisiete años, en 1610, fue nombrado caballero de la casa y alcaide de la fortaleza de Medina Sidonia, siéndole señalada ración y sueldo. El VIII duque mantuvo su confianza en él, encomendándole algunos servicios de mucha honra, como lo fue el de acompañar al rey Felipe IV y al conde duque de Olivares cuando, como parte de su famosa visita a Andalucía en 1624, visitaron la costa gaditana. Parece incluso que, como alcaide que era de Medina Sidonia, tuvo la oportunidad de besar a Su Majestad la mano al entregarle las llaves de la fortaleza de la ciudad. Según Velázquez Gaztelu, fruto de ese servicio, el Rey le concedió un hábito de la Orden de Calatrava que, sin embargo, no recibió solemnemente hasta julio de 1639. El duque le nombró su caballerizo mayor en 1626 en grado de supervivencia del anterior poseedor, pero sólo ocupó este puesto entre 1632 y 1636 ya que en este año el IX duque eligió a otro para tal ocupación, si bien le mantuvo el sueldo. Esta jubilación no supuso sin embargo un distanciamiento de su nuevo señor, sino que por el contrario significó un ascenso en la jerarquía honorífica de servidores de la casa de Medina Sidonia. El mismo año de 1636 fue, así, designado capitán de la guardia del duque y guión de la compañía que mantenía Medina Sidonia como capitán general que era. En 1637 fue nombrado capitán de lanceros, formando su propia compañía con la que sirvió a su señor en Ayamonte, en la jornada para pacificar el conocido como “motín de Évora” de 1637-1638.

También estuvo muy próximo al IX duque, Gaspar Pérez de Guzmán el Bueno, en los acontecimientos acaecidos en torno al levantamiento de Portugal, efectuando misiones de mucha confianza de su señor y acompañándole de nuevo a Ayamonte con su compañía de lanceros. Tras el descubrimiento de la conjura de Medina Sidonia, Miguel Páez le siguió en la jornada a Madrid, convocado para rendir cuentas de sus planes. También estuvo con Medina Sidonia en la jornada de Valencia de Alcántara, donde inútilmente esperó el duque que acudiese su cuñado, el autoproclamado Juan IV de Portugal, para responder a su desafío caballeresco.

Cuando el proceso judicial a Medina Sidonia se fue traduciendo en un castigo concreto, Miguel Páez contribuyó en alguna medida —como otros criados— a los gastos, levantando por ejemplo una compañía de caballos con la que sirvió en la frontera portuguesa, tanto en el sector onubense como en Alburquerque. De allí, pretextando una enfermedad, pidió permiso para retirarse a su casa y ser relevado de sus funciones. De vuelta a Sanlúcar, fue nombrado regidor por el duque de Medina Sidonia en 1645, ocupando de inmediato el cargo de depositario general del Concejo. Cuando ese mismo año la ciudad fue incorporada al realengo, se mantuvo como tal regidor, y fue nombrado regidor decano y primer voto en el Cabildo mediante la compra del cargo. Fue entonces cuando Páez de la Cadena llegó a ocupar en interinidad la gobernación de Sanlúcar en dos períodos en los que estuvo vacante.

El ascenso social que los Páez de la Cadena representan se vio además confirmado por dos elementos de importancia simbólica excepcional. Primero, por la fundación de un mayorazgo con licencia real en 1633. Y en segundo lugar, por la erección, por merced del VIII duque, de una capilla en la iglesia de la Merced de Sanlúcar como panteón familiar.

Miguel Antonio Páez se había casado con la hija de una familia influyente de Jimena de la Frontera, villa del mayorazgo de los Medina Sidonia, con quien tuvo a su primogénito, Fernando Páez de la Cadena y Collado. A éste lo unió en matrimonio con Luisa de Liébana y Sotomayor, mujer en la que confluían dos linajes de importantes criados y servidores de la casa de Medina Sidonia: los Liébana y los Novela.

 

Bibl.: P. Velázquez Gaztelu, Catálogo de todas las personas ilustres y notables de esta ciudad de Sanlúcar de Barrameda, Sanlúcar de Barrameda, Asociación Sanluqueña de Encuentros con la Historia y el Arte, 1996.

 

Luis Salas Almela

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