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Ramón de Guimerá de Tamarit

Biografía

Guimerá de Tamarit, Ramón de. Cataluña, 1584 – 1653. Barón de Abella, Señor de Ciutadilla y Sant Román. Señor bandolero y dirigente de la Revolución catalana de 1640.

Hijo del bachiller Bernat de Guimerá de Rosanes, destacado señor bandolero del partido de los nyerros (seguidores de los Banyuls, señores de Nyer), y de Dionisa de Tamarit de Torrelles (fallecida en 1649), prima del dirigente Francesc de Tamarit. Era nieto, a su vez, de Gispert de Guimerá, señor de Ciutadilla, quien ya se había visto envuelto en la espiral bandolerista que acuciaba el país, ya que en 1606 fue uno de los embajadores del brazo militar catalán que se quejaba de los excesos de la Unión en su persecución de bandoleros. También aparece hacia 1611 realizando embajadas en asuntos que provocaban un abierto enfrentamiento con la Corona. Los antecedentes de su padre, Bernat, todavía son más graves. El 29 de febrero de 1592 le confiscaron los bienes y el castillo y se le declaró enemigo del Rey; huido a Francia, volvió enfermo a Barcelona, y murió poco después (diciembre de 1600) en su castillo de Ciutadilla.

Ramón de Guimerá casó en primeras nupcias con Victoria de Vilanova Compte (Perpiñán, 5 de julio de 1606), hija de Joan de Vilanova, barón de Paracols y diputado militar el último trienio del siglo xvi.

En segundas nupcias lo hizo con Isabel de Gilabert (1620), hija de Francesc de Gilabert, señor de Tudela.

Este último suegro, también se hizo famoso por su implicación en las luchas bandoleristas en la frontera de Aragón. Ramón de Guimerá no pudo escapar a esa dinámica, de modo que ya en 1614 era perseguido por el virrey de Cataluña, aunque se acogió al perdón real de 1619. En su nueva situación, apoyó el juramento del virrey Sentís (1622) y en 1624 fue nombrado gobernador del vizcondado de Castellbò. Sin embargo, a partir de entonces, sus relaciones con la Corona volvieron a tensarse. En 1627 se vio envuelto en un sonoro escándalo cuando como procurador general del convento de Vallbona se opuso a la abadesa elegida canónicamente Anna M. Sulla, y sus hombres impidieron la entrada al abad Lavaix que la apoyaba.

Poco más tarde, en 1629, se le negó la procuraduría real de los condados del Rosellón y la Cerdaña, y en 1635 figuraba en la lista del protonotario Jerónimo de Villanueva, de los saboteadores de las Cortes de 1632.

En 1639 se negó a acudir a la campaña militar para la recuperación de la fortaleza de Salses, y fue acusado de deserción y mandado capturar por el virrey conde de Santa Coloma. Durante la Revolución de 1640, Guimerá se convirtió en uno de sus principales dirigentes. Seguidor del partido catalán, opuesto al francófilo, su mayor participación en la revolución se limitó a los primeros años. Ya desde septiembre de 1640 formó parte, junto con Pau Claris, Francesc de Fontanella, Francesc de Tamarit y Pau del Rosso, de la junta secreta para negociar la alianza con Francia. La Junta de Brazos, principal órgano revolucionario, envió delegados para concertar un tratado defensivo con el ejército de Luis XIII, y siendo capturado uno de ellos (Aleix de Sentmenat), delegó en Guimerá para que prosiguiera las conversaciones.

Éstas se plasmaron finalmente en el acuerdo de Ceret (24 de septiembre de 1640), que suscribió junto con Francisco de Vilaplana. De vuelta a Barcelona fue nombrado embajador catalán en Roma, pero se quedó para ser movilizado al frente del tercio de Montblanc y acudir a la defensa del país, invadido por el ejército del marqués de Los Vélez. Tenía encomendada la misión de fortificar Cherta y los pasos de Aldover para cortar las comunicaciones con Aragón, sin embargo nada pudo hacer ante la enorme diferencia de efectivos, más que retirarse a tiempo de Cherta y de Miravet. En Barcelona, ante la inminencia del asalto final, se reestructuraron los cuadros de mando político- militares, y Guimerá entró a formar parte del recién creado Consejo de Guerra, órgano supremo después del Tripartito formado por Fontanella, Tamarit y Du Plessis-Besançon. Tras la victoria de Montjuic y la muerte de Pau Claris, el Consejo de Guerra asumiría las funciones de la Diputación del General.

En febrero de 1641 fue designado por los diputados para ir a recibir al nuevo general francés Phillipe de La Mothe, y más tarde al intendente Argençon, de quien se convirtió en uno de los principales auxiliares en el Consejo de Guerra. Paulatinamente, fue asumiendo un papel cada vez menor, hasta desaparecer prácticamente de la escena política. En junio de 1643 desempeñaba el cargo de confiscador al servicio del fisco real francés en el condado de Guimerá y vizcondadode Évol, estados de los que, en 1648, fue señor, con rentas superiores a las 23.000 libras.

Hombre de fuerte personalidad y “terrible condició”, tuvo atemorizados a toda su familia y criados.

Mantuvo un proceso judicial por los feudos de los Vilanova, iniciado a raíz de forzar a su mujer (pistola en pecho) a dejarlo heredero en su testamento. De esa primera esposa, fue padre de su sucesor, Gispert de Guimerá de Vilanova.

 

Bibl.: J. Sanabre, La acción de Francia en Cataluña en la pugna por la hegemonía de Europa (1640-1659), Barcelona, Real Academia de Buenas Letras de Barcelona, 1956, págs. 48, 147, 199, 278 y 633-635; J. M. Casas (ed.), Dietari de Jeroni Pujades, vol. IV, Barcelona, Fundació Salvador Vives Casajuana, 1975, pág. 92; Ph. Lazerme, Noblesa catalana. Cavallers y burgesos honrats de Rosselló y Cerdanya, vol. III, La Roche-sur- Yon, Imprimerie Centrale de l’Ouest, 1976, pág. 365; B. Rubí (ed.), Les Corts Generals de Pau Claris, Barcelona, Fundació Salvador Vives Casajuana, 1976, págs. 24, 88, 197 y 241; E. Serra, “Els Guimerà, una noblesa de la terra”, en Recerques, 23 (1990), págs. 9-36; J. M.ª Sans i Travé (dir.) y Ll. Cases i Loscos (ed.), Dietaris de la Generalitat de Catalunya, vol. IV (1611-1623), Barcelona, Generalitat de Catalunya, 1997, págs. 16, 23-24; J. M. Solé i Sabaté, Història de la Generalitat de Catalunya i dels seus presidents, vol. II, Barcelona, Generalitat de Catalunya-Enciclopèdia Catalana, 2003, págs. 161 y 230; N. Florensa y M. Güell, “Pro Deo, pro regi et pro patria”, en La revolució catalana i la campanya militar de 1640 a les terres de Tarragona, Barcelona, Fundació Salvador Vives i Casajuana-Òmnium, 2005, págs. 53, 91, 100-101, 185-186, 233 y 251.

 

Manuel Güell Junkert

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