Witiza. San Benito Aniano. ?, c. 750 – Cornelimünster (Alemania), 11.II.821. Monje y abad benedictino (OSB).
Witiza, nombre de pila de Benito Aniano, pertenecía a una noble familia visigoda; su padre era conde de Maguelone, en la Septimania. En su juventud fue enviado a la Corte del rey Pipino para ser allí educado; el año 774, durante una campaña militar en Italia, su hermano y él estuvieron a punto de ahogarse pero, salvados del peligro, hizo voto de abrazar la vida monástica. Aquel mismo año ingresó en el Monasterio de Saint-Seine, cerca de Dijon, cambiando su nombre por el de Benito. Pasados cinco años y medio desde su ingreso, murió el abad y los monjes quisieron nombrar a Benito su sucesor, pero él, no queriendo gobernar a monjes de vida relajada, decidió retirarse a una finca de su propiedad, en la diócesis de Maguelone, donde fundó un monasterio a orillas del río Aniano. El primer intento fue un absoluto fracaso, debido al extremado rigorismo de Benito, inspirado en la práctica de los Padres del desierto y despreciando por relajada la Regla de san Benito de Nursia; todos sus compañeros abandonaron la empresa.
Un segundo intento supone una fase de moderación que tuvo mejores resultados; sin abandonar el ideal de los monjes de Egipto, Benito se va acercando poco a poco al espíritu del Patriarca de Montecasino. Hacia el año 787 este proceso culmina en una auténtica conversión; desde este momento Benito de Aniano se hace seguidor de san Benito sin reserva alguna y se esfuerza por conocer a fondo la Regla que antes desechaba. El ideal, la perfección alcanzada por los monjes de Oriente, sigue siendo el mismo, pero temperado por la discreción benedictina, aunque Benito de Aniano exige un cumplimiento exacto de la letra del código casinense. En poco tiempo su influencia se hace sentir sobre los monasterios circundantes y su fama alcanza la Corte de Carlomagno.
Contando con más de trescientos monjes, Benito se dedica a fundar y reformar monasterios que mantienen algún tipo de vínculo con la Casa madre, aunque sin llegar a formar lo que en los tiempos modernos se llamará congregación monástica. A pesar de las críticas que su intransigencia reformadora le procuró, contará siempre con el apoyo de Carlomagno y de Ludovico Pío, su sucesor. Este monarca, a fin de tenerle cerca y poder aprovecharse de sus consejos, fundará para él el monasterio de Inden (hoy Cornelimünster). Desde él se empeñará en extender su reforma por todo el Imperio carolingio, tratándose en realidad de una reforma promovida por el Emperador de la que Benito es su más eficaz colaborador. Con esta finalidad Ludovico Pío convocará tres sínodos en Aquisgrán, al que fueron convocados abades y monjes de todo el Reino. En 816, 818 y 819 tendrán lugar estas tres asambleas en las que, no sin dificultades, Benito impondrá sus puntos de vista apoyado por el emperador. Con ello pretende conseguir que todos los monasterios sigan exclusivamente la Regla de San Benito, que centren su mayor actividad en la oración litúrgica y que mantengan todos unos mismos usos y costumbres.
La actividad reformadora de Benito no se limitará a los monasterios; tomó parte activa en la represión de la herejía adopcionista, defendida por Elipando de Toledo y Félix de Urgel; después del Concilio de Francfort (año 794) fue enviado a la Marca Hispánica junto con Leidrado, arzobispo de Lyon, y Nefridio, arzobispo de Narbona, para predicar la fe ortodoxa y para convencer a Félix a fin de que asistiera al sínodo convocado en Aquisgrán. En esta asamblea (año 800) Félix abjuró de sus errores y Benito fue de nuevo enviado a la Marca Hispánica en misión evangelizadora, coronada por un éxito extraordinario. Predicador incansable, participará el año 813 en el Concilio de Arles, exhortando a los padres conciliares a la promulgación de un canon sobre la obligación de predicar a los fieles.
La obra literaria de Benito de Aniano está en estrecha relación con su labor reformadora. Sus dos obras principales son la Concordia regularum y el Liber ex regulis diversorum patrum collectus, más conocido como Codex regularum, destinadas al mayor conocimiento de la Regla de san Benito y a demostrar su concordancia fundamental con las antiguas reglas monásticas. Compuso también un homiliario, hoy perdido, y de su extenso epistolario no quedan más que tres cartas. Además son suyas varias obras pertenecientes a la querella adopcionista. Aunque no redactadas directamente por él, Benito inspiró la composición de varios reglamentos monásticos, como el Capitulare monasticum del sínodo de Aquisgrán del año 817 o las Institutio canonicorum e Institutio sanctimonialium.
Murió el 11 de febrero del año 821 en su monasterio de Inden, habiendo luchado por la reforma hasta el final de sus días. En realidad, los resultados fueron tan sorprendentes como efímeros; las circunstancias históricas y, sobre todo, la intromisión del poder civil —que pretendía seguir nombrando a los abades de los grandes monasterios— dieron al traste en pocos años con el movimiento reformador, aunque desde entonces la Regla de San Benito se convirtió prácticamente en única para todo el monacato occidental.
Obras de ~: Codex Regularum, ed. de M. Brockie, Ausburg, 1759, 3 vols. (reimpr., Graz, Akademische Druck-U. Verlagsanstalt, 1957-1958); J.-P. Migne (ed.), “S. Benedicti Anianensis opuscula”, en Patrologiae cursus completus, vol. CIII, Paris, J.-P. Migne, 1864, cols. 1381-1420; Concordia Regularum, ed. de P. Bonnerue, Turnhout, Brepols, 1999, 2 vols. (col. Corpus Christianorum, Continuatio Mediaeualis, CLXVIII).
Bibl.: Ph. Schmitz, “Benoît d’Aniane”, en A. Baudrillart (dir.), Dictionnaire d’Histoire et de Géographie Ecclésiastiques, vol. VIII, Paris, Letouzey et Ané, 1935, cols. 177-188; L. Bergeron, “Benoît d’Aniane”, en M. Villers (dir.), Dictionnaire de spiritualité, vol. I, Paris, Beauchesne, 1937, cols. 1438-1442; I. Mannocci, “Benedetto d’Aniane”, en VV. AA., Bibliotheca Sanctorum, vol. II, Roma, Istituto Giovanni XXIII, 1962, cols. 1093-1096; K. Hallinger (ed.), Corpus consuetudinum monasticarum, vol. I, Siegburg, F. Schmitt, 1963, págs. 176-582; G. Picasso, “Benedetto d’Aniane”, en G. Pelliccia y G. R occa (eds.), Dizionario degli Istituti di perfezione, vol. I, Roma, Edizioni Paoline, 1974, cols. 1357- 1359; G. M. Colombás, La tradición benedictina, vol. III, Zamora, Monte Casino, 1991, págs. 98-128; Ardon, Vie de Benoît d’Aniane, Abbaye de Bellefontaine, 2001 (col. Vie monastique, n.º 39).
Miguel C. Vivancos Gómez, OSB