Estremiana, Andrés de. ?, s. m. s. xvi – p. m. s. xvii. Bordador.
Es uno más de tantos bordadores de calidad como proliferan por distintos lugares de La Rioja a finales del siglo xvi y comienzos del xvii como consecuencia de distintos factores favorables: el reforzamiento y desarrollo del culto tras el Concilio de Trento, la victoria de Lepanto, el optimismo colectivo que se respiraba y que se traducía en todo tipo de manifestaciones, la proliferación de relaciones comerciales con distintos puntos del exterior e interior de España, el cultivo de la hoja de morera y, consecuentemente, del gusano de seda, la fama que adquiere el terciopelo de dos pelos de Granada, la venta de telas de procedencias y materiales muy diversos (damasco, raso, tafetán, holandilla, etc.), incluso de China, la utilización de esas telas en los más variados menesteres (faldellines, pasamanos, alemaniscas, etc.), la atención que se presta a la cochinilla para conseguir las tonalidades rojas, la seda de matices “bien ylada sin hocales y sin acerdas”, el oro hilado de Milán... De ahí que muchos de estos bordadores fueran también tenderos que se dedicaban a comerciar y vender al por menor cualquiera de estas mercancías.
Hijo de Juan de Estremiana y de María de Guerra y oriundo quizá de Briones, Andrés de Estremiana entró como aprendiz en el taller calceatense de Antonio de Zaldo, según consta en una escritura de fecha 7 de agosto de 1602 por la que, de la mano de su madre, se comprometía a permanecer bajo la tutela de Antonio de Zaldo por espacio de cinco años. Contrajo matrimonio en 1603 con María de Zaldo, una de las hijas de su maestro, para convertirse en poco tiempo en uno de los bordadores más activos a lo largo del primer tercio del siglo xvii.
Tras abrir su propio obrador en Santo Domingo de la Calzada, ciudad a la que acabó vinculado durante el resto de su vida, uno de sus primeros aprendices fue Francisco Gómez, natural de Viloria, a quien el 9 de febrero de 1610 admitía en su obrador por espacio de cinco años cuando contaba dieciocho años de edad. De su actividad como tendero, vendiendo y comprando telas a particulares del entorno calceatense, quedan abundantes referencias, pero, como es natural, su principal fuente de ingresos la constituyen los encargos de ornamentos por parte de las iglesias. También hay referencias en su biografía a los contactos que mantuvo con otros profesionales, como ocurre con los bordadores Domingo López o Baltasar de Vidania, radicados también en Santo Domingo de la Calzada.
Obras de ~: Ornamentos en la catedral de Santo Domingo de la Calzada, La Rioja, s. f.
Bibl.: J. M. Ramírez Martínez, Bordadores Riojanos (en prensa).
José Manuel Ramírez Martínez
