Bayle, Juan del. La Almunia de Doña Godina (Zaragoza), 7.XI.1652 ant. – ?, p. s. xviii. Boticario espagírico al servicio del último austria, Carlos II.
Nacido en la Almunia de Doña Godina, era el tercer hijo de Juan del Bayle y de su segunda esposa Ana Pérez. En el archivo parroquial aparece bautizado el 7 de noviembre de 1652. Fue educado por su tío, mosén Domingo del Bayle y en 1669 inició su actividad en botica. Se examinó ante el Protomedicato en 1674 y se estableció al año siguiente en su villa natal.
Seguramente debido a la amistad que le unía, desde hacía veinte años, con el médico real José de Campos, pues éste había ejercido en La Almunia, conocía la alarmante situación planteada en el entorno de Carlos II, ya que, por intransigencia del Protomedicato, se estaba dificultando la labor del espagírico y sus ayudantes venidos de Nápoles para realizar los medicamentos químicos que el Rey necesitase.
Aprovechando esta situación, Bayle viajó a la Corte, se presentó ante el sumiller de Corps como boticario galénico y espagírico y expresó su deseo de servir al Rey en calidad de ayuda de la Real Botica. El conde de Benavente aceptó esta propuesta y Bayle, que traía fama de excelente boticario, fue examinado de nuevo por el Protomedicato para comprobar su idoneidad, y en el informe que eleva al Rey su sumiller le indica “que habiendo parecido en su Audiencia expuesto el examen de boticario racional y espagírico, teórico y práctico, halló en él no sólo es suficiente, sino es Docto en cada cosa de por sí, de suerte que él por sí solo puede hacer escuela aparte”. Bayle juró la plaza el día 2 de octubre de 1697 y comenzó a trabajar con el único que quedaba de los tres boticarios venidos de Nápoles, Vito Cataldo, pero éste regresó a Nápoles en junio de 1698.
Juan del Bayle continuó solo su trabajo en el laboratorio que se había habilitado con la venida de los espagíricos napolitanos y solicitó que se le preparase allí una habitación para vivir, pues según manifiesta: “Las manipulaciones de la química necesitan vivir cerca del laboratorio, respecto de haber algunas cosas, que empezadas ni tienen hora fija de poderlo dejar”.
Una de las aportaciones más brillantes de Bayle la realizó cuando, a finales de junio de 1698, llegó a la Corte española una solicitud de apoyo demandada por el médico francés Raymond Vieussens que había obtenido, por destilación, una sal ácida de la sangre, lo que originó una gran polémica, por ello Vieussens solicitaba su opinión a numerosos colegios médicos europeos.
La petición a España llega, dirigida al Rey, el 30 de junio de 1698. El conde de Benavente la entrega al Protomedicato que, reunido con los médicos de cámara, decide que esta respuesta sea elaborada por Juan del Bayle, a quien se demanda la entregue el 12 de agosto. Presentada a su debido tiempo, la comisión de médicos nombrada para el caso (constituida por tres protomédicos y siete médicos de cámara) la consideró excelente, lo que le valió a Bayle el nombramiento inmediato de espagírico mayor, título creado específicamente para él y bajo el que firma en el documento enviado en octubre de 1698 a Vieussens.
En octubre de 1698 entra al servicio del Rey un alquimista, Roque García de la Torre. Ante la total oposición del boticario mayor a que Torre trabaje en la Real Botica, el conde de Benavente encarga a Bayle que ayude al alquimista y supervise su trabajo. La pasiva actitud de este personaje hace que, en junio de 1699, Bayle comunique a Benavente que no piensa supervisarle más, pues no conduce a nada positivo; el 11 de septiembre de ese año, García de la Torre solicita permiso para dejar el trabajo por encontrarse muy enfermo.
En marzo de 1700, el Rey concede a Bayle una renta de setecientos escudos anuales en la Bailía de Aragón, además de un balcón en las fiestas de toros (merced que sólo tenían las personalidades destacadas del servicio real).
También, decide Benavente traer a dos de los mejores médicos españoles denominados “novatores”, conocedores y practicantes de las nuevas terapéuticas.
Pese a no cerrar la puerta a ninguna opción, racional o irracional de tratamiento para el Rey, éste fallece el 1 de noviembre de 1700.
La llegada de Felipe V supondrá para Bayle modificar notablemente su situación de privilegio. En mayo de 1701 se consideran innecesarios sus servicios y se le retira el sueldo; Benavente intercede y se le restituyen los emolumentos que le habían sido asignados en el reinado anterior, pero cesa en el puesto de espagírico mayor; Bayle intenta recuperarlo y eleva al Rey infinitos memoriales; al ver que es irrevocable la decisión, solicita permiso para ir a la Almunia con motivo del casamiento de su única hija, con tan mala fortuna que en ese tiempo entran las tropas austríacas en Aragón y Juan del Bayle tiene que atender las necesidades de las mismas. Tras la salida de las tropas de Zaragoza, Bayle regresa a Madrid, pero es rechazado, pues se le considera partidario del bando austríaco. Para limpiarlo de cualquier sospecha, Benavente hace de él una encendida defensa; no obstante, el mejor boticario espagírico español del siglo XVII decide finalmente retornar a su tierra.
Fuentes y bibl.: Archivo General de Palacio, Sección Administrativa, leg. 429; leg. 645; exps. personales, 91-6; Registro n.º 557, fols. 85-86, fols. 97-100v.
M. Rey Bueno, M. E. Alegre Pérez, “Roque García de la Torre, alquimista al servicio de Carlos II”, en Llull, 18 (1995); M. Rey Bueno, Tradición y modernidad. La asistencia farmacéutica en la Corte española de los siglos XVI y XVII, tesis doctoral, Madrid, Universidad Complutense, 1999; M. Rey Bueno, “La institucionalización de la espagiria en la corte de El Hechizado”, en J. Puerto, E. Alegre, M. Rey y M. López (coords.), Los hijos de Hermes. Alquimia y espagiria en la terapéutica española moderna, Madrid, Corona Borealis, 2001.
María Esther Alegre Pérez