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Diego de Salazar

Biografía

Salazar, Diego de. Berchín del Hoyo (Cuenca), 1539 – Alcalá de Henares (Madrid), 25.VIII.1596. Peregrino real y jesuita (SI).

Antes de producirse su entrada en la Compañía de Jesús en una de las principales canteras de vocaciones de la misma, Alcalá de Henares, era paje del arzobispo de Burgos, el cardenal Francisco de Mendoza. Se encontraba tonsurado, pertenecía por tanto al estado clerical, y era bachiller en Artes por la Universidad Complutense de Alcalá. En marzo de 1560, se produjo su entrada en el Instituto ignaciano. Diez años después de su entrada en la Compañía, se antepuso a sus apellidos, Marañón y Porres, el de “Salazar”, con el cual fue conocido. Su formación discurrió, después de su noviciado, por las disciplinas de Artes en el Colegio de Ocaña —entre 1562 y 1563—, continuando en el de Plasencia (1563- 1564), ambos de la provincia jesuítica de Toledo. El siguiente paso era la formación teológica, la cual discurrió en Alcalá (1564-1567) y Ocaña (1567-1568). Una vez que se ordenó sacerdote en este último año, fue ministro de ese Colegio hasta 1569, maestro de novicios en Toledo por espacio de un año, primer rector del Colegio de Caravaca (1570-1575), para regresar después al de Ocaña (1579-1584), además de confesor en el de Alcalá, en el cual había entrado jesuita, desde 1584.

Las circunstancias políticas cambiaron la vida de este miembro de la Compañía. Ordenaba en 1587 el rey Felipe II oraciones por la salud de su hijo y heredero, el príncipe Felipe, después de que hubiesen muerto prematuramente sus anteriores herederos, sobre todo los nacidos de su cuarto matrimonio con la reina Ana de Austria. El Monarca, para la recuperación de la salud del príncipe, hizo voto de peregrinación a Santiago de Compostela y Jerusalén. Naturalmente, si lo tuviese que cumplir, él no lo podría hacer en persona, por sus obligaciones políticas. El capellán real, que ejercía también como preceptor del príncipe Felipe, el cardenal García de Loaysa, sugirió que el Monarca encomendase el cumplimiento de este voto, la realización de esta peregrinación, al jesuita Diego de Salazar. La compostelana se cumplió entre el 22 de junio y el 17 de septiembre de 1587, visitando los principales santuarios que se habría de encontrar en el transcurso de esta peregrinación. La siguiente meta habría de ser Jerusalén, debiendo el jesuita visitar también los santuarios o núcleos principales de devoción que se encontrase a su paso.

Diego de Salazar consideró que era llegada la hora de estudiar la ruta que iba a seguir, así como los lugares que habría de visitar. Antes de partir, Felipe II lo recibió, además de entregarle unas precisas instrucciones, además de unas cédulas de 2000 ducados, destinadas al Santo Sepulcro. La salida del jesuita peregrino real se produjo el 21 de marzo de 1588, desde Madrid, camino de Barcelona para, desde su puerto, embarcarse hacia Niza. Antes había pasado por Gandía, Manresa y Montserrat, algunos espacios de clara connotación ignaciana. Cuando entró en Turín, fue recibido por el yerno del rey Felipe, Carlos Emmanuel I de Saboya —casado con la infanta Catalina Micaela—. En aquella ocasión, le fue mostrada la Sábana Santa, custodiada en la Catedral de Turín. Desde ahí, emprendió su recorrido por diferentes santuarios repartidos por la península italiana. Fue necesario que el prepósito general Claudio Aquaviva le expidiese las patentes oportunas para que pudiese visitar Alemania, Venecia y Jerusalén. De nuevo, el cardenal García de Loaysa varió el rumbo de este jesuita.

Le informó el prelado de que algunos judíos estaban interesados en robarle y matarle. Por eso, se consideró oportuno que este jesuita esperase en Génova la llegada de la nave de España. Habría de detenerse también en Innsbruck o Venecia. Pasó también por diferentes localidades del Milanesado. Con hábito de peregrino, zarpó desde la capital de San Marcos, en septiembre de 1590, incorporándose en el séquito del nuevo guardián franciscano, autoridad de los Santos Lugares. Alcanzaron, al fin, Jerusalén, en la festividad del miércoles santo, en abril de 1591, celebrando este jesuita en la capilla de la Resurrección en la solemnidad de la Pascua. En los primeros días del mes de junio de ese mismo año, emprendió camino, hacia Antioquía, Chipre y Egipto. Desde Alejandría zarpó hacia Mesina, adonde llegó en la festividad de la Epifanía de 1592. Continuó visitando santuarios y, pasando por Génova, pudo arribar a Alicante, el 30 de octubre de ese mismo año. El 9 de diciembre daba cuenta al rey Felipe de lo que había realizado, tras haber regresado el Monarca de las Cortes de Tarazona de aquel mismo año. En 1593, Diego de Salazar se dirigió a Alcalá de Henares, ciudad jesuítica en la que se responsabilizó de la Congregación de la Anunciata, empresa devocional a la que se va a entregar con notable entusiasmo.

En su obra destaca, especialmente, el diario de esta peregrinación real. Unas páginas que fueron utilizadas por Cristóbal de Castro cuando tuvo que escribir su Historia del colegio de Alcalá. El cardenal García de Loaysa poseía este manuscrito y, posteriormente, fue a parar a la biblioteca del Real Monasterio de San Lorenzo de El Escorial. Los seis libros de los que consta se conservan hoy repartidos en diferentes bibliotecas europeas.

 

Obras de ~: Libro de las peregrinaciones del Católico Rey Phelipe II (en British Library, Egg. 311), fragmentos en S. Kuri, Monumenta Historica Societatis Iesu, Monumenta Proximi Orientis, vol. III, Roma, Institutum Historicum Societatis Iesu, 1989, págs. 142-171.

 

Fuentes y bibl.: Archivum Romanum Societatis Iesu, FG, ms 77/I; ARSI, Tolet 12a, 21/I, 37; ARSI, Hisp. 139.

C. de Castro, Historia del Colegio Complvt. de la Compañía de IHS y en 13 libros repartido, Complvti, 1600, fols. 17-578, vol. II, págs. 45-60; J. E. Nieremberg, Vidas ejemplares y venerables memorias de algunos claros varones de la Compañía de Jesús: de los quales es este Tomo quarto, Madrid, por Alonso de Paredes, 1647, págs. 321-332; B. de Alcázar, Chrono-Historia de la Provincia de Toledo, vol. I, Madrid, por Juan García Infanzón, 1710, pág. 392; vol. II, págs. 199 y 278-280; F. B. Medina, “Salazar (Marañón y Porres), Diego de”, en Ch. O’Neill y J. M.ª Domínguez, Diccionario Histórico de la Compañía de Jesús, vol. IV, Roma-Madrid, Institutum Historicum Societatis Iesu, Universidad Pontificia de Comillas, 2001, págs. 3468-3469.

 

Javier Burrieza Sánchez

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