Salizanes y Medina, Alonso de. Zamora, 1617 − Córdoba, 19.XI.1685. Franciscano (OFM), ministro general de la Orden y obispo de Oviedo.
Hijo de Gaspar de Medina Requejo y de Josefa Sánchez Salizanes, ingresó en el Convento de San Francisco, de Salamanca, de la provincia de Santiago, en cuya ciudad probablemente cursaba estudios. Hombre de cátedra, regentó la de Teología, primero en Oviedo, hacia 1651, y después en Salamanca, donde defendió públicamente la Mística ciudad de Dios de la madre Ágreda. Fue regente del Colegio de Alba de Tormes durante los años 1656-1658. En el trienio 1659-1662 desempeñó el cargo de secretario provincial del padre Antonio del Campo. En el capítulo provincial celebrado en Benavente el 28 de octubre de 1662, salió elegido ministro provincial de la de Santiago, pero la gobernó durante poco tiempo, pues en el capítulo general que la Orden celebró en Roma el 31 de mayo de 1664, fue nombrado ministro general de toda la Orden. El 24 de mayo 1665 se encontraba en Ágreda, donde estuvo presente en el fallecimiento de la madre María de Jesús, celebrando al día siguiente el solemne funeral. Fue entonces cuando nombró una comisión para examinar la Mística ciudad de Dios y encargó al padre José Jiménez Samaniego, provincial de Burgos, su primera edición, la cual salió al público en 1670 con una dedicatoria a la Santísima Virgen, del padre Salizanes.
Unos meses después de la muerte de la madre Ágreda, el 17 de septiembre, fallecía en Madrid su gran amigo el rey Felipe IV; el padre Salizanes también asistió a sus funerales y, por primera vez, usó del privilegio de sentarse en la capilla real en el banco destinado a los Grandes de España que correspondía al ministro general de los franciscanos desde los tiempos de los Reyes Católicos. Cuatro años llevaba en el gobierno de la Orden, cuando la reina gobernadora, Mariana de Austria, por Real Cédula del 8 de noviembre 1668, lo presentó para el obispado de Oviedo, siendo confirmado en el consistorio del 4 de noviembre de 1669. Como todavía le faltaban dos años para terminar su generalato, el papa Clemente IX le concedió dispensa, el 15 de diciembre de 1668, para poder continuar al frente del gobierno de la Orden, dispensa que le fue renovada el 21 de agosto de 1669, a la vez que lo autorizaba para no recibir la consagración episcopal hasta terminar el sexenio de su generalato. Esto no obstante, la provincia franciscana de Castilla protestó ardorosamente de que el nuevo obispo continuase gobernando la Orden, dando origen a un apasionado pleito. Las cosas se fueron componiendo poco a poco, y el padre Salizanes terminó pacíficamente su sexenio, al cual puso término en el capítulo general, por él convocado, celebrado en Valladolid el 24 de mayo de 1670. Libre ya de las trabas que lo tenían sujeto al supremo gobierno de la Orden, no pensó más que en recibir la consagración —la cual tuvo lugar en Madrid el 13 de julio de 1670— e irse el 17 de octubre a tomar posesión de la diócesis de Oviedo, que gobernó por espacio de cinco años. En 1775 fue presentado para la sede de Córdoba, siendo confirmado en el consistorio de 18 de noviembre del mismo año. En 1682 asistió con gran celo a las víctimas de la peste que asoló su diócesis.
Bibl.: M. Rodríguez Pazos, “Ensayo biográfico del padre Alonso Salizanes, OFM, ministro general y obispo de Oviedo y Córdoba (1617-1685)”, en Archivo Ibero-Americano, n.º 5 (1945), págs. 39-74, 204-241, 321-365 y 562-589; n.º 6 (1946), págs. 3-34; n.º 26 (1966), págs. 384-392; M. de Castro, “Salizanes, Alonso de”, en Q. Aldea Vaquero, T. Marín Martínez y J. Vives Gatell (dirs.), Diccionario de Historia Eclesiástica de España, suplemento I, Madrid, Consejo Superior de Investigaciones Científicas, Instituto Enrique Flórez, 1987, pág. 672.
José García Oro, OFM
