Porras Ayllón, Rafaela. Santa Rafaela María del Sagrado Corazón de Jesús. Pedro Abad (Córdoba), 1.III.1850 – Roma (Italia), 6.I.1925. Fundadora de las Esclavas del Sagrado Corazón de Jesús, santa.
Fueron las hermanas Porras Ayllón las que fundaron, desde su Córdoba natal y con una importante fortuna, el Instituto de Esclavas, dedicado a la educación cristiana de las jóvenes. El obispo de Córdoba les ordenó que se integrasen como novicias en la Sociedad de María Reparadora, aunque las dificultades que surgieron llevaron a que las hermanas Porras saliesen de aquella religión y se estableciesen como una comunidad de novicias, dirigidas por Rafaela María. Eso sí, de las “Reparadoras” recibieron la inspiración y la espiritualidad ignaciana. De nuevo, el obispo dominico Zeferino González intentó variar esa orientación jesuítica, aunque las novicias —sin conocer a ningún jesuita— mantuvieron la guía que les podía aportar san Ignacio de Loyola. Las primeras religiosas esclavas decidieron su establecimiento en Madrid, acogidas por su arzobispo, el entonces cardenal de Toledo, Juan Ignacio Moreno. Entonces, ya habían entrado en contacto con el jesuita José Joaquín Cotanilla.
En realidad, la base de la espiritualidad de esta fundadora se encontraba en los Ejercicios ignacianos. Un gran promotor de la devoción del Sagrado Corazón de Jesús, en el siglo xix, fue su primer director espiritual, el jesuita Isidro Hidalgo. Además del citado padre Cotanilla, mantuvo contactos con otros muchos y notables jesuitas del momento como Francisco de Sales Muruzábal, Juan José de la Torre, el cardenal Camillo Mazzella, el que fue general Luis Martín y los historiadores Antonio Astrain y Lesmes Frías. Por eso, no era extraño que las religiosas esclavas, antes de pronunciar los últimos votos, hiciesen durante un mes los Ejercicios Espirituales, sirviéndoles después —y de forma anual— como recordatorio durante otros ocho días.
Rafaela Porras continuó siendo superiora y responsable de la formación de las novicias como maestra, insistiendo en la presencia sacramental de Jesús y en la devoción por el Sagrado Corazón de Jesús —que fue propagada en España por los jesuitas del siglo xviii—, además de contar con una clara orientación apostólica.
Recibieron primero, como Instituto, la aprobación diocesana, después el “Decretum laudis” y finalmente, la aprobación pontificia desde Roma y en 1887, comenzaban los trabajos para la redacción de sus Constituciones, en las que se implicaron los jesuitas Juan José Urráburu y José Vinuesa. Ambos no podían mostrar a las esclavas el texto propio de los jesuitas, pues éste era para uso de los religiosos, aunque sí pudieron encontrar una edición en francés en una librería de ocasión. De esa manera, el texto ignaciano tuvo una importancia fundamental en la elaboración del propio de las esclavas, aunque también vivieron las correcciones de la Sagrada Congregación romana, hasta que fue aprobada la versión definitiva en 1894. Se había efectuado la fundación de siete casas en España y una en Roma, aunque se sucedieron importantes conflictos en el gobierno del Instituto, especialmente entre las dos hermanas Porras Ayllón, Rafaela y María Pilar, cediendo la primera el gobierno a la segunda. Desde 1893, antes de la aprobación definitiva de sus Constituciones, Rafaela María no tendría jamás ninguna responsabilidad de gobierno.
Se abrió, a partir de entonces, un tiempo definido por ella misma como de “vivir oculta y olvidada; pero no ociosa”. Después de diez años de gobierno de su hermana, ésta también vivió dificultades parecidas a las que habían motivado las tensiones con Rafaela María. Esta última facilitó un acercamiento entre ambas partes, encontrando en la unidad del Instituto la prioridad más importante. Mientras María Pilar Porras murió en Valladolid en 1916, su hermana Rafaela le sobrevivió nueve años, hasta su muerte en Roma en los primeros días de 1925. Fue beatificada por Pío XII y canonizada por Pablo VI en 1977.
Bibl.: E. Roig y Pascual, La Fundadora de las Esclavas del Sagrado Corazón, Barcelona, Ariel, 1953; C. de Dalmases, Ignacio forja un alma, Roma, Secretariado de Ejercicios ACI, 1966; G. Papasogli, La Beata Rafaela María del Sacro Cuore, Milán, Ed. Ancora, 1970; M. Aguado, Anotaciones sobre la espiritualidad de Santa Rafaela María del Sagrado Corazón, Roma, 1977; I. Yáñez, Cimientos para un edificio: Santa Rafaela María del Sagrado Corazón, Madrid, Biblioteca de Autores Cristianos (BAC), 1979; Amar siempre, Madrid, BAC, 1985.
Javier Burrieza Sánchez