Marsal Martínez, Asensio. Egmont o Edmond de Bries. Cartagena (Murcia), f. s. XIX – Barcelona, s. t. s. XX. Transformista.
El cartagenero Asensio Marsal, cuyo nombre artístico fue Egmont o Edmond D’Bries, contaba que su entrada en el mundo del espectáculo no había sido una improvisación. Con catorce años en su Cartagena natal vio actuar al imitador de estrellas Ernesto Folliers.
A los pocos días, en una fiesta familiar, se caracterizó como él y divirtió tanto a los presentes que decidió dedicarse al teatro, para lo que se preparó a conciencia, haciéndose incluso modisto para diseñar su propio vestuario.
Marchó con su madre, Isabel Martínez, que estaba viuda, a Madrid, y en la capital española debutó en el teatro de la Encomienda bajo el nombre de Marsal; que luego cambiaría por Salmar, para finalmente denominarse Edmond o Egmont de Bries. La confusión del nombre puede que se deba a que parezca más razonable que sea Edmond, pero Álvaro Retana —autoridad indudable en cuplé— se refiere a él como Egmont.
Si al principio sus actuaciones eran, según propia confesión, “verdaderas patochadas”, el consejo de su amiga Consuelo Vello Cano La Fornarina, le hizo cambiar el rumbo, refinándose en sus imitaciones y confeccionándose un nuevo vestuario con el que se presentó en el circo, cuyo éxito fue enorme. Al igual que ya lo habían hecho Frégoli y Vander Clyde en París, Bries cultivó el arte del transformismo con imitaciones magistrales y, aunque su voz no era excepcional, su vestuario superaba en lujo a sus imitadas: Aurora Mañanós Jauffret La Goya, Consuelo Portella Audet La Bella Chelito o Pastora Rojas Monje Pastora Imperio, que recreaba con gran delicadeza y maestría.
Fue calificado como el número uno, pues logró no vulgarizar sus actuaciones, demostrando siempre un gran respeto hacia sus imitadas. Tal era su perfección que, en cierta ocasión en Barcelona, el público se pasó una semana dudando si quien actuaba en escena era hombre o mujer. A tal extremo llegó la curiosidad por averiguarlo que hasta su hotel se dirigió una comisión de caballeros dispuestos a aclarar el enigma. Éste les recibió divertido y fue tan contundente la “argumentación” que, al día siguiente, todo Barcelona sabía que, sin duda alguna, se trataba de un hombre.
El famoso transformista nunca olvidó a La Fornarina y, según su propia declaración, al fallecer ésta no encontró ninguna otra que la reemplazara. Justamente con su imitación obtuvo sus mejores éxitos.
Nunca faltó en su camerino, junto a una estampa de Jesús del Gran Poder, la fotografía de Consuelo Vello.
En la década de 1930, quince años después de su muerte, siguió homenajeándola cada noche, “reviviéndola” con su mimética interpretación en el madrileño teatro de La Latina. Así lo definiría un titular de la revista Tararí: “En Edmond De Bries renace el alma de La Fornarina”.
En el teatro Fuencarral de Madrid consiguió sus mayores triunfos como el estreno del fox-trot Las Tardes del Ritz, que escribieron para él los maestros Retana y Monreal: “¡Ay, qué placer es bailar un foxtrot con un doncel que nos hable de amor! Aunque cien años llegara a vivir, yo no olvidaría... ¡Las tardes del Ritz!”. Muy celebradas fueron también sus imitaciones de Luisa Vila en el cuplé La Cocaína y de Blanquita Suárez en el titulado La Marquesa del Trianón.
Ganó verdaderas fortunas que invertía principalmente en un fastuoso vestuario que entonces llegó a valorarse en 35.000 pesetas. Sin embargo, falleció en Barcelona pasada la cincuentena, completamente arruinado y soñando, hasta el último hálito de vida, en volver a los escenarios.
Obras de ~: Bonitos couplés por el mago del arte del vestido, Madrid, Imprenta de F. Rubia, 1925.
Bibl.: Á. Retana, Egmont de Bries, su vida, sus amores, su arte, sus canciones, Madrid, Imprenta de R. Caro Raggio, 1921; M. Vázquez Montalbán, Cien años de canción y music-hall, Barcelona, Editorial Difusora Internacional, 1974; O. M.ª Ramos, De Madrid... al cuplé, Madrid, Ediciones La Librería, 2001, págs. 118-119; A. Mira, De Sodoma a Chueca. Una historia cultural de la homosexualidad en España en el s. XX, Madrid, Egales, 2004.
Olga María Ramírez de Gamboa Ramos
