León V de Lusignan. Sis, Cilicia (Armenia), c. 1342 – París (Francia), 29.XI.1393. Último Soberano de la dinastía franco-chipriota de los Lusignan y gobernante del territorio de Cilicia.
Nació en el seno de una familia de príncipes cristianos de Chipre que había desempeñado cargos de responsabilidad en Armenia. Su padre fue Juan de Lusignan, quien había gobernado como condestable durante el reinado de León V de Armenia y que falleció en 1344. Por su parte, Guy de Lusignan, hermano de Juan, fue coronado rey de Cilicia en 1342, a instancias del partido latinófilo que reivindicaba un acercamiento diplomático a Occidente y una continuidad de las tradiciones latinas. Guy fue asesinado en 1344 por una nobleza que era partidaria de una política orientalista que mantuviera las costumbres de la Iglesia nacional armenia. La elección de Constantino IV como nuevo Rey en sustitución de Guy de Lusignan provocó que León tuviera que exiliarse a Chipre con su familia en 1345.
En su juventud, se instruyó en el manejo de las armas para combatir a los musulmanes. Siendo caballero, heredó los derechos sucesorios de Guy de Lusignan a la Corona de Cilicia en 1365, tras la muerte de su hermano Bohemundo y después de que el papa Urbano V sancionase el privilegio.
Ese mismo año, Constantino V, primo de Constantino IV, subió al trono de Cilicia a instancias de la nobleza orientalista, lo que le obligó a permanecer en su exilio chipriota durante el reinado de Pedro I. En la isla, conoció a Margarita de Soissons, hija de un barón chipriota, con la que se casó en 1369 y tuvo una hija, María. Posteriormente, nacieron otros dos hijos ilegítimos, Guido y Etienne.
Tras la muerte de Pedro I, sirvió a Pedro II como caballero, quien le agasajó con feudos y honores. En octubre de 1372, el Rey le concedió el título de senescal de Jerusalén, tras el acto de coronación celebrado en Famagusta.
Pese a residir en Chipre, León de Lusignan se interesaba por la realidad de Armenia por su condición de heredero a la Corona. A finales de 1372, la situación política en Cilicia había empeorado notablemente.
Constantino V era incapaz de contener las invasiones de mamelucos, tártaros y turcomanos, lo que había provocado un aumento de las discordias internas entre latinófilos y orientalistas. Se buscaban soluciones que impidieran la conquista del territorio por los musulmanes.
La reina María, mujer de Constantino V, había enviado cartas al papa Gregorio XI en las que solicitaba ayuda militar urgente a los Reyes de la cristiandad, mientras que los latinófilos eran partidarios de sustituir a Constantino V por otro noble que pudiera proporcionar tropas para resistir a los musulmanes.
Los latinófilos le enviaron una embajada con el fin de conocer su predisposición a ocupar el trono de Armenia. Se le consideraba el mejor candidato, debido a sus buenas relaciones con Occidente y a su parentesco con los soberanos de Chipre, quienes contaban con notables apoyos militares en el Mediterráneo Oriental.
En 1373, el partido latinófilo asesinó a Constantino V. Su muerte dejaba vacante el trono de Armenia, en un momento en que era necesaria la figura de un Monarca que actuara como protector de los armenios. El papa Gregorio XI consideró a Otón de Brünswick, aliado de los reyes de Chipre, como la persona más adecuada para gobernar en Cilicia. Sin embargo, los latinófilos se adelantaron a los deseos del Pontífice y ofrecieron la Corona a León de Lusignan, quien aceptó. No obstante, no pudo desplazarse a Cilicia con rapidez, puesto que tuvo que intervenir en la guerra que los genoveses habían iniciado contra Pedro II por el control del comercio chipriota. Una vez finalizada la contienda, inició los preparativos, si bien la falta de financiación retrasó de nuevo su partida a Armenia.
En julio de 1374, conseguía llegar a Sis con su esposa Margarita y su hija María. Sus primeras decisiones causaron un gran malestar en la nobleza orientalista debido a los arrestos de los antiguos partidarios de Constantino V y a su excesivo celo por la Iglesia Católica. Con el apoyo de los latinófilos fue coronado como León V en la iglesia de Santa Sofía de Sis a mediados de septiembre.
Mientras tanto, el sultán de Egipto, al-Malik al-Ashraf, había organizado una nueva expedición militar con el objetivo de conquistar las regiones de Cilicia que aún no estaban bajo su control. En el verano de 1374, los mamelucos y las tropas del emir de Aleppo avanzaron con gran rapidez hasta la última localidad armenia, Sis, en parte por su gran superioridad militar, en parte por la negativa de los orientalistas a ayudar a León V. Tras un asedio de nueve meses, los musulmanes consiguieron ocupar Sis en abril de 1375 y capturar a la familia real.
León V estuvo preso siete años en El Cairo. Durante la cautividad conoció a Jean Dardel, capellán, quien recorrió las Cortes cristianas y el Papado para solicitar su liberación. Por su caso se interesaron el antipapa Clemente VII, Juan I de Castilla y Pedro III de Aragón, el cual envió una embajada al sultán en 1380. Un año después, fallecían Margarita y María en Egipto, sin haber podido recuperar la libertad. Finalmente, fue liberado en septiembre de 1382 por Barkuk, comandante de las tropas circasianas, después de que Juan I pagase un rescate.
Desde Egipto, se dirigió a Aviñón, donde rindió homenaje a Clemente VII, y de allí pasó a la Península Ibérica en 1383. Juan I, tras recibirle con grandes honores en Badajoz, le concedió los señoríos de Madrid, Villarreal y Andújar que representaban una renta de 150.000 maravedís al año. En octubre, recibió el homenaje de los habitantes y ratificó sus privilegios y libertades en Segovia. Sin embargo, la fuerte oposición de los madrileños a su nominación como señor de Madrid obligó a Juan I a garantizar que la cesión del señorío sólo sería vitalicia, y condicionó a que León V decidiera trasladarse a vivir a Francia al año siguiente.
Durante su estancia en París, mantuvo una estrecha colaboración con la Monarquía francesa, quien le concedió una rica pensión. Carlos VI se mostró más interesado que otros Reyes cristianos en ayudarle a recuperar el trono, aunque la falta de financiación y apoyos imposibilitaron el proyecto. Además, le encargó la misión de viajar en 1386 a la Corte inglesa para mediar en la guerra entre ambos países, aunque sus gestiones no tuvieron éxito. Tras ejercer como embajador, regresó a París, donde supo, en 1391, que Enrique III, sucesor de Juan I, había revocado sus tres señoríos. En la ciudad gala residió los últimos años de su vida.
Falleció el 29 de noviembre de 1393; su cenotafio se encuentra en la basílica real de Saint-Denis. El título y sus derechos fueron transferidos a los reyes de Chipre y Jerusalén de la dinastía de los Lusignan en un acto celebrado en 1396.
Bibl.: G. Dedeyan, Histoire des Arméniens, Toulouse, Privat, 1982, págs. 310-315; L. Suárez, Juan I de Trastámara (1379- 1390), Burgos, La Olmeda, 1994; Academie des Inscriptions et Belles-Lettres, Recueil des historiens des croisades. Documents arméniens, vols. I y II, Paris, 1995.
Luis Tudela Villalonga