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Carlos Falcó y Fernández de Córdoba

Biografía

Falcó y Fernández de Córdoba, Carlos. Marqués de Castel Moncayo (XII), marqués de Griñón (V). Sevilla, 3.II.1937 – Madrid, 20.III.2020. Bodeguero, viticultor, empresario, pionero en el sector del vino y del aceite.

Tercer hijo, segundo varón, de los cuatro hijos habidos en el matrimonio entre Hilda Fernández de Córdoba y Mariátegui, III condesa de Santa Isabel y XII marquesa de Mirabel (Madrid, 24 de abril de 1908 – 1 de julio de 1998), y Manuel Falcó y Escandón, IX duque de Montellano y marqués de Pons (Île de France, Francia, 2 de septiembre de 1892 – Madrid, 28 de julio de 1975), ambos progenitores eran Grandes de España. Nació en el sevillano palacio de Dueñas, donde sus padres habían sido acogidos durante la Guerra Civil por Jacobo Fitz James Stuart, duque de Alba, primo segundo de la familia.

Allí aguardaron a que la contienda hubiera terminado para volver a Madrid, instalándose en un piso de la calle Fortuny. Cursó sus primeros estudios en el Liceo Francés y, para endurecerlo frente a la vida, sus padres lo enviaron posteriormente interno al Colegio de Lecaroz de padres capuchinos en Navarra, en el que finalizó los últimos seis años de Bachillerato y donde comenzó a interesarse por el mundo del vino, saboreando el clarete que los monjes ofrecían a los alumnos durante el almuerzo. Además, a partir de los quince años, su padre le propuso elegir el vino de la comida. Pero se le despertó su vocación vitícola en los lagares del castillo de Malpica, propiedad de su abuelo materno, Joaquín Fernández de Córdoba y Osma, VIII duque de Arión, cuando acudía a primeros de octubre a seguir la vendimia de uva garnacha, sugiriendo incluso a su abuelo que embotellase el vino en lugar de almacenarlo para venderlo a granel. Observando la convicción de su decisión, el duque de Arión intercedió ante el duque de Montellano para que Carlos Falcó estudiase la carrera de ingeniero agrónomo en lugar de la castrense que su padre le había destinado. Incluso, cuando cursaba el segundo año en la Universidad Católica de Lovaina pudo comprobar el decidido apoyo que su abuelo Arión le brindaba a su fallecimiento en noviembre de 1957, pues le dejó no sólo el título nobiliario de marqués de Griñón sino la casa principal y los viñedos del Dominio de Valdepusa en Malpica de Tajo (Toledo) asociados a dicha merced, para que pudiera desarrollar su idea de embotellar el vino. A los veintidós años terminó su carrera en la universidad belga en 1959, donde había fundado la revista La Lechuza, que agrupaba a los estudiantes españoles, que la utilizaban fundamentalmente para debatir acerca del futuro político de España.

En 1962 vivió en persona el trágico accidente de coche de Felipe, su hermano primogénito, mientras corría la vuelta a España de Rallies, pues Carlos Falcó era su copiloto. Por su parte, Fernando, el tercero de los hermanos varones, que venía conduciendo otro coche inmediatamente detrás, fue testigo del tremendo accidente.

En aquel entonces, parte de estas pruebas se corrían en carreteras abiertas, y uno de los  participantes, poco experto, adelantó a un camión sin espacio ni tiempo suficiente para ello, provocando una colisión frontal de mortales consecuencias. La tragedia golpeó a la familia, pues dejó a una jovencísima viuda, Rocío Medina, con dos hijas aún en la niñez.

Posteriormente, Carlos Griñón se casó con María del Pilar Janine Girod de Avellanal, hija de un empresario relojero suizo afincado en España, y ambos marcharon a Estados Unidos, en 1964, donde nació su primer hijo. Se graduó por la University of California Davis, la universidad más avanzada del mundo en estudios de agricultura mediterránea, donde el marqués de Griñón pudo perfeccionar las últimas técnicas en viticultura y enología. A su regreso a Madrid, tuvieron una hija, en 1967, pero el matrimonio se rompió poco después. Se entregó entonces a sus viñedos del Dominio de Valdepusa, luchando con la administración por introducir nuevas variedades de uva y mejoras en sus terrenos. Pero el Régimen le denegó las licencias para importar uva cabernet, por considerarla extranjera, y tampoco le permitió el riego de los viñedos.

Al mismo tiempo, en la comarca de Cáceres se inició en un proyecto de semilla para ganado y en el cultivo de tabaco de Virginia, siendo nombrado presidente de la Federación Nacional de Cultivadores de Tabaco (FNCT), en cuyo acto en la Casa de los Sindicatos pronunció un discurso persuadiendo al Régimen del necesario aperturismo en el mundo agrario, que hizo huir a Carlos Rein Segura, primer ministro del Régimen tras la Guerra, y a las demás autoridades franquistas. Después, el Régimen logró colocar en la presidencia un funcionario en unas elecciones amañadas.

Fueron los albores en las actividades políticas de Carlos Falcó. Posteriormente, la embajada de Estados Unidos le sufragó un viaje para que visitara Virginia y Carolina del Norte y llevó a España un acuerdo con la Universal Leaf Tobacco Company, primera compañía del mundo de procesado de tabaco, que permitió la creación en el norte de Extremadura de una muy próspera industria agraria que ha perdurado hasta la actualidad. Después se aventuró en el cultivo de frutales y su conservación en cámaras frigoríficas.

En 1971 obtuvo la nulidad de su matrimonio y la custodia de sus hijos. Para entonces, el Régimen comenzaba a declinar y, como Griñón era un hombre de convicciones ideológicas profundamente liberales, colaboró en la fundación del Club Siglo XXI de Madrid, una asociación cultural sin ánimo de lucro, que fue fundamental para sentar las bases de la Transición Democrática en España.

Gran aficionado a la caza, por influencia materna, y con un gran compromiso en la conservación de la naturaleza, por influencia paterna, se asoció en 1973 con el duque inglés de Bedford para poner en marcha el primer parque de safari de España, en la idea de hacer sentir la libertad a los animales en contraposición al enjaulamiento de los mismos en zoológicos. Al poco, la muerte de Franco le animó a aprovecharse de la incertidumbre política que se generó para plantar en sus viñedos las cepas de cabernet sauvignon que había importado de Burdeos, en Francia, de contrabando, aprovechando igualmente la coyuntura para instalar por vez primera en España el riego por goteo.

Con la llegada de la democracia, compatibilizó sus esfuerzos por sacar a sus hijos y a las viñas adelante con la política. Amigo personal del rey don Juan Carlos I desde la infancia —cuando sus padres, los duques de Montellano, visitaban a la Familia Real en el exilio de Estoril—, debatió con el Monarca la necesidad de imponer el sufragio universal y directo y sustituir al presidente Arias Navarro, que había llorado amargamente la muerte del dictador. Griñón era partidario de Manuel Fraga Iribarne, con una dilatada carrera política en la que había propiciado varias leyes de abolición de la censura y de relajación de la estricta moral impuesta tras la Guerra Civil, siendo el dirigente más aperturista del franquismo y que lideró la ruptura con el Régimen. Pero los sucesos de Vitoria y de Montejurra en 1976 y su enfrentamiento continuo con la prensa, debilitaron la imagen reformista y centrista del vicepresidente y ministro de la gobernación, e hicieron que el Rey optara por una cara nueva, la de Adolfo Suárez, en detrimento de su otro candidato: José María Areilza, pese a que éste tenía un mayor peso y experiencia política. No obstante, Griñón permaneció leal a Fraga —que había demostrado sobradamente que abogaba por la democracia, sobre todo al presentar en el Club Siglo XXI a Santiago Carrillo, líder del Partido Comunista de España, cerrando las heridas de la República y la Guerra Civil—, y concurrió en 1977 a las primeras elecciones democráticas, presentándose con el lema “La Agricultura al Senado” como candidato al Senado en el partido Alianza Popular por la circunscripción de Cáceres. No salió elegido y se retiró definitivamente de la política.

En febrero de 1978 sucedió en la merced paterna de marqués de Castel Moncayo, con grandeza de España, pero la prensa se fijó en Griñón cuando empezó a frecuentar la compañía de la diva de las revistas del corazón, la filipina Isabel Preysler, que había estado casada con el cantante Julio Iglesias. Finalmente, se casó con ella en 1980, naciendo otra hija de esta unión. El comienzo de esta década fue decisivo en su vida. Había observado que España era el tercer productor de vinos en el mundo, pero carecía de prestigio internacionalmente. Decidido a cambiar esta situación, recibió entonces el apoyo de Ymelda Moreno de Arteaga, marquesa de Poza, presidenta de la Cofradía de la Buena Mesa, y de Rafael Ansón, presidente de la Academia de Gastronomía, que lo nombró su vicepresidente. En 1982 exportó su primer vino con etiqueta y, a pesar de fracasar en su segundo matrimonio —cuya mujer volvió a casarse en 1985 con el entonces ministro de Economía del gobierno socialista, Miguel Boyer—, tras el ingreso de España en la Unión Europea, continuó triunfando profesionalmente, pues su vino fue la estrella de la Feria de Dorchester. También lo cató la actriz norteamericana Margaux Hemingway, gran aficionada al vino, tras lo cual le hizo llegar una botella a Emile Peynaud, incansable investigador y catedrático de enología de la Universidad de Burdeos, que influyó de forma decisiva durante las décadas de 1970 y 1980 en la calidad de los vinos producidos en la región bordelesa, convirtiendo a Burdeos en la capital mundial del vino.

El gurú de la enología decidió a continuación trasladarse a los viñedos de Carlos Griñón, que inauguró en 1989 su bodega en el Dominio de Valdepusa, y dos años más tarde, comenzó a elaborar sus caldos a partir de vid Syrah, única variedad procedente del valle del Ródano, que no era española. Sin embargo, su forma de elaborar los caldos era contraria a la Ley 25/1970, de 2 de diciembre, del Estatuto de la Viña, del Vino y de los Alcoholes, que provenía aún del período franquista de la historia de España, abriéndole expediente la Administración, al tiempo que pretendía multarle con una considerable cantidad de dinero. Junto a este motivo, el hecho de haber aparecido durante algunos años en el papel cuché, fue el detonante para que la prensa a comienzos de la década de 1990 se cebara con él, aunque recibió el apoyo de Jesús Polanco en El País y del propio ministro de Agricultura, Luis María Atienza, el último del período socialista, que zanjó el asunto y abogó por derogar la ley. Berberana entonces le buscó como socio para elaborar un rioja de nueva generación, del que se vendieron medio millón de botellas, el primer año, pasando a cuatro millones a lo largo de los siguientes cuatro años, y habiéndose posicionado en cincuenta países. Pero el accionariado cambió y rompieron el acuerdo, recobrando Griñón su independencia mercantil. De otra parte, el marqués de Griñón alcanzó definitivamente la estabilidad conyugal a partir del verano de 1993 con Fátima de la Cierva y Moreno —con la que tuvo otro varón y una hija—, que era hija de la gastrónoma Ymelda Moreno de Arteaga y de Alfonso de la Cierva y Osorio de Moscoso, XVII marqués de Poza. Su tercera mujer, veintidós años más joven, antropóloga y dedicada a las Organizaciones No Gubernamentales, resultó ser la antítesis de su anterior esposa, bastante aficionada a la prensa rosa, pudiendo a partir de entonces Carlos Falcó centrarse en la elaboración de sus grandes vinos de pago y de calidad —a los que Chillida quiso diseñarle la etiqueta—, al estilo de los denominados Grand Crû Classé bordeleses, considerados los mejores vinos del mundo.

En efecto, con la llegada al gobierno del Partido Popular, Falcó persistió en la idea de que se debía enmendar la legislación en materia de vinos, sobre todo en Castilla-La Mancha, con la mayor extensión de viñedos de Europa, pero prácticamente todo para venderse a granel. Entendía que era necesario modernizar el sector para elaborar vinos de calidad, de manera que estos caldos animaran a otros viticultores a seguir sus pasos. Pero si bien recibió el apoyo de José Bono Martínez, presidente de esta Comunidad, que veía en su filosofía la prosperidad y el futuro prestigio de su tierra, se encontró con la oposición de la ministra Loyola de Palacio en una reunión que, junto a los bodegueros manchegos Félix Solís y García Carrión, mantuvieron con ella. Pese a lo cual, en el año 2000 formó la Asociación de Vinos de Pago, que reunía a los mejores vinos de un solo viñedo y en 2002 por Decreto de la Comunidad de Castilla-La Mancha se le reconoció la denominación de origen del Dominio de Valdepusa, es decir, un solo viñedo de cincuenta hectáreas pasaba a poseer la misma calificación que toda una región como La Rioja o Ribera del Duero.

Fue el ministro Miguel Arias Cañete quien, ya desde el gobierno central, se atreviese a reformar la regulación anterior con la Ley 24/2003, de 10 de julio, de la Viña y del Vino, configurando un nuevo sistema de protección del origen y la calidad de los vinos basado en la figura de las denominaciones de origen, si bien con varios niveles diferenciados, en el que los vinos de pago obtenían la máxima calificación, siguiendo de esta manera la tesis de Griñón de que así se prestigiarían los vinos españoles y contribuiría a potenciar el resto del sector vitícola. A partir de su entrada en vigor, el grupo de Louis Vuitton se puso en contacto con el marqués de Griñón para distribuirle sus vinos por Estados Unidos.

Tras el fallecimiento de Pynaud, en 2004, el enólogo Michel Rolland se interesó por el proyecto del marqués de Griñón de rescatar vides autóctonas ibéricas.

Ya había reintroducido diversas variedades del valle del Ródano, que se consideraban francesas, pero que realmente habían sido llevadas por españoles en la Edad Media, es el caso de la mourvedre, que es la monastrell, y que resulta evidente en la garnacha o la alicante. Pero Griñón había investigado que etimológicamente la uva vitúrica, cultivada en la Tarraconense, y que era considerada por Plinio el Viejo y Columela como la más apreciada en el Imperio Romano, pudiera ser la petit verdot, pues también recibía la denominación de verdure, y dado que en Roma los caldos recibían el nombre de donde partían las naves, podría tratarse de una deformación de Murviedro, como era conocido históricamente el puerto de Sagunto. Rolland halló un Château Margaux de una cosecha de 1982 elaborado con esta variedad, que tenía la dificultad de que sólo maduraba uno de cada diez años.

Pero tanto Griñón como Rolland se ilusionaron por producir en Malpica, donde las condiciones climáticas eran más favorables, el primer monovarietal de petit verdot. Aunque con una maduración más lenta, el resultado de la primera vinificación que se llevó a la Feria de Múnich de 2005 fue de tal éxito, que una compañía británica pujó por llevarse toda la cosecha.

Paralelamente, en una visita en 1998 a Florencia, observó que los principales viticultores de la zona, también poseían pequeños pagos de olivos de cuyas aceitunas obtenían el aceite artesanalmente en sus almazaras privadas, siendo costumbre que a los jornaleros se les pagase en esta especie. Asimismo, percibió que España, primer productor mundial de aceite, carecía de un producto final de calidad, y se propuso conseguirlo. Para investigar sobre los orígenes artesanales del aceite de oliva español, Gonzalo Anes, director de la Real Academia de la Historia, le puso en contacto con José Remesal Rodríguez, catedrático de Historia Antigua de la Universidad de Barcelona, que se hallaba involucrado en un proyecto sobre el Monte Testaccio, una colina artificial construida durante los siglos I y III d. C. con los restos de veintiséis millones de ánforas, sobre todo de aceite de oliva, que en un 80 por ciento procedía de la Bética, que resulta fundamental para investigar la historia económica de la antigua Roma. Estos estudios le llevaron hasta el profesor Marco Mugelli de la Universidad de Florencia, asesor de la Cámara de Comercio Toscana, que había descubierto que la mayor parte de los antioxidantes, que es la clave de la salud humana, se destruyen en la producción del aceite. Aunque con reticencias, tras comprobar las transformaciones de Griñón en el campo vinícola, en 2004 accedió a colaborar en la consecución de un aceite que conservara prácticamente la totalidad de antioxidantes. A la par, habiéndose enterado la agente literaria Carmen Balcells de las investigaciones del marqués de Griñón sobre el aceite, le propuso editar un libro sobre el mismo.

En los últimos años, mientras su aceite ha logrado alcanzar 900 mm de antioxidantes en su contenido, el marqués de Griñón ha puesto en marcha la Feria Iberwine del vino de España y Portugal y de los países iberoamericanos en Miami Beach y un nuevo pago para vino de calidad en su finca El Rincón en Aldea del Fresno (Madrid), donde el arquitecto de campos de golf Tom Doaks, conocido por querer volver a los orígenes de este deporte en su diseño, ha proyectado uno para Carlos Griñón, primero que ha querido hacer en Europa.

 

Obras de ~: Entender de vino, Madrid, Martínez, Roca, 1999 (13.ª ed., 2010); OLEVM +, Hamburg (Alemania), Hoffman & Campe, 2011.

 

Bibl.: M. E. Yagüe, “Los hermanos Falcó: Dos conquistadores muy nobles”, en Magazine del Mundo, n.º 136 (5 de mayo de 2002); J. E. Chao, “Marqués de Griñón: Catando con Carlos y Xandra Falcó”, en Origen, n.º 55, 27 de noviembre de 2010.

 

Iván F. Moreno de Cózar y Landahl, conde de los Andes

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