Ortega Escalona, Antonio. Juan Breva. Vélez-Málaga (Málaga), 1844 – Málaga, 8.VI.1918. Cantaor y guitarrista.
De familia campesina, heredó el sobrenombre con el que era conocido su abuelo, vendedor de brevas.
Cantaría esta copla: “Brevas de los montes / deVélez-Málaga / son las más dulces / las doy ‘pa’ probarlas”.
Aprendió los cantes en boca de su madre, cuando iban juntos, él siendo niño, a lomos de un burro.
Empezó en los cafés cantantes, entre ellos el célebre Chinitas, que estaba en Málaga, paredaño a una esquina de la calle Larios. Y en el del Sevillano, donde le pagaban 20 pesetas diarias por actuación.
Ganó en Madrid un concurso de cante. Se atrevió a disputarle al celebrado Silverio el cetro del cante, y salió victorioso del envite, jaleado por sus seguidores.
En 1883 hizo una gira por Andalucía, donde le reconocían su magnificencia en el cante flamenco.
En 1884 actuó en el Teatro Príncipe Alfonso, de Madrid, en el café del Imparcial y en el del Barquillo; es decir, un triplete al día. Cobrando cinco duros en cada local: duros de oro, según hacía constar en sus contratos.
Cantó ante los Reyes de España. Alfonso XII se consideraba un admirador suyo y lo invitaba de vez en cuando a cantar en el Palacio Real. En cada ocasión, le regalaba un valioso alfiler de corbata, que él iba coleccionando.
Vivió en Sevilla, Málaga y Almería. Componía sus propias letras y solía tocar la guitarra mientras cantaba. Dícese que renovó el cante por malagueñas y verdiales, sus palos preferidos, en los que no tenía rival.
Una de sus coplas más conocidas fue ésta: “Un céntimo di a un pobre / y me bendijo a mi madre: / ¡qué limosna tan chiquita / para recompensa tan grande!”.
Eran sus cantes de mucho sentimiento, dulzura y musicalidad. Elevó la categoría del cante flamenco llevándolo de las tabernas y los cafés a los mejores teatros. Fue el único que recibió en su tiempo ofertas para cantar en el madrileño Teatro Real.
En 1906 cantó para Alfonso XIII en Málaga. Se atrevió a pedirle que le repusiera una pensión que le había concedido Alfonso XII y que llevaba unos años sin percibir y el Monarca lo complació.
Sus últimos años fueron difíciles, ya casi ciego y sin dinero. Hubo de malvender uno de aquellos alfileres regios de oro para vivir al filo de sus días, y sus colegas del cante hicieron una colecta para pagarle el entierro.
García Lorca, cuando habían transcurrido más de diez años de su muerte, le dedicó un poema a su memoria: “Era la misma / pena cantando / detrás de una sonrisa. / Evoca los limonares / de Málaga dormida, / y hay en su llanto dejos / de sal marina.” Juan Breva creó una escuela del buen cante. En Málaga y otros lugares hay peñas que llevan su nombre, como un auténtico creador, el que un día pronosticó a Antonio Chacón que podía ser su heredero. Una plaza de Vélez- Málaga alberga un monumento que se le erigió en 1970, enhiesta su figura, sentado en una silla de anea.
Obras de ~: Juan Breva, su obra completa, Sevilla, Fonográfica del Sur, 1992.
Bibl.: J. Luque Navajas, Málaga en el cante, Málaga, El Guadalhorce, 1965; A. Álvarez Caballero, El cante flamenco, Madrid, Alianza Editorial, 1994, págs. 140-144; M. Ríos Ruiz, “Breva, Juan”, en E. Casares Rodicio (dir.), Diccionario de la Música Española e Hispanoamericana, vol. II, Madrid, Sociedad General de Autores y Editores, 2001, pág. 693; M. Ríos Ruiz, El gran libro del flamenco, Madrid, Calambur, 2002, pág. 55.
Manuel Román Fernández