Gutiérrez García, Paula. Paula de San Francisco Javier. Valladolid, 1690 – Convento de Santa Ana (Valladolid), 27.I.1769. Religiosa cisterciense (OCist.), mística, venerable.
Sus padres se llamaron Francisco Gutiérrez del Mazo —que fue corregidor de Valladolid—, y Manuela García de Carmona. Se dice que en el bautismo fue apadrinada por el venerable Jerónimo Benete, de la Compañía de Jesús. Educada entre las religiosas, al llegar la hora de tomar estado, se inclinó por hacer el ingreso en el monasterio de Santa Ana donde era fama que reinaba una vida austera desde que a fines del s. XVI se estableció en él la nueva reforma femenina del Císter, conocida con nombre de Recolección que tan sabrosos frutos de virtud estaba produciendo. Nadie podía hacerse idea de que la nueva pretendiente que llamaba a las puertas de aquel cenobio, iba a ser una de las perlas preciosas que figuraría con la denominación de “venerables”, equivalentes a almas de una vida espiritual intensa que dejaron huella.
Desde el primer día de vida religiosa, se propuso seguir de cerca las huellas de Cristo, habiendo descubierto bien pronto un camino seguro de santidad, en la práctica del amor divino, en el vivir de continuo en la presencia de Dios, y en darse asiduamente a la oración, al par que poniéndose en manos de Dios de una manera incondicional. Tan satisfecho y agradecido se mostró Dios con esta alma generosa, que cumplió fielmente todo lo pactado, en tanto que ella procuró corresponderle siempre con entera fidelidad hasta el fin de sus días. Los fervientes ardores que incesantemente abrasaban su alma, fueron consumiéndola hasta desmoronar su cuerpo, tal como ella había pedido a Dios. Las circunstancias que rodearon su muerte correspondieron a su fervorosa vida. El 4 de julio de 1758, le dio a entender que su fin estaba próximo. El 21 de enero del año siguiente se recrudecieron sus padecimientos en grado tan intenso, que los médicos se extrañaban que pudiera soportarlos. Pero en medio de tanto padecimiento, su corazón rebosaba de amor divino, y este era el secreto de aquella fortaleza sobrehumana que estaba demostrando. Finalmente, el 27 del mismo mes, esta virgen prudente del Cister entró regocijada —con la lámpara bien encendida— en el ósculo del Señor, a los sesenta y nueve años de edad.
Los primeros panegiristas de esta religiosa fueron sus propios directores de conciencia. El tumbo del monasterio estampa su breve elogio en estos términos: “En 27 de enero de 1759, murió sor Paula de San Francisco Xavier, de 69 años. Habiendo vivido en un continuo retiro, privándose de toda conversación de seglares, asistencia de rejas y aún de el de las religiosas. Fue su virtud singular, observantísima de la santa Regla, constituciones y celadora de todo, y después de muchos días de enfermedad, dolores, congojas, pasó en dicho día a gozar de los bienes celestiales”.
Fuentes y bibl.: Archivo del Monasterio del Císter (Córdoba), Documentación inédita existente.
D. Yáñez Neira, “Catálogo de monjes santos desconocidos, III, (ss. XVIII-XX,), 18. Venerable Paula de San Francisco Javier, (1690-1739)”, en Cîteaux, 39 (1988), págs. 338-339.
Damián Yáñez Neira, OCSO