Luna, Juan de. Juan Martínez de Luna. ?, ú. t. s. xv – Francia, c. 1555. Castellano de la fortaleza de Milán.
Juan de Luna fue hijo de Jaime Martínez de Luna (muerto en 1519) y de Catalina Ximénez de Urrea, hija del I conde de Aranda, enlace del que también nació Pedro Martínez de Luna (1492-1570), I conde de Morata. Destinado a la carrera de las armas, fue castellano de Florencia (1537-1543), representante imperial en Siena (1543-1546), comandante de las tropas españolas enviadas a Piombino en 1548 y castellano de Milán, cargo que ocupó desde 1547 y al menos hasta 1555. Casado con Isabel Celdrán, se sabe que de su matrimonio nacieron tres hijos: Diego, que encontró la muerte en 1554 luchando junto a su padre en el sitio de Siena; Juan, que años más tarde fue uno de los promotores de la rebelión aragonesa de 1591, por lo que fue ejecutado al año siguiente, y Francisca, a quien menciona su hermano Juan en uno de los interrogatorios a que fue sometido.
Como merced por sus servicios, en 1552 Juan de Luna solicitó de la Corte una encomienda de la Orden de Santiago o la Tesorería General de Aragón y, dos años más tarde, el virreinato de Cataluña, peticiones que no fueron atendidas. Además, en 1553 fue uno de los promotores de las acusaciones presentadas contra el gobernador imperial de Milán, Ferrante Gonzaga, a quien achacó ser la causa de los males del gobierno milanés. Quizá el hecho de que saliese mal parado de este episodio, unido a la muerte de su hijo en combate y a su insatisfacción por no alcanzar las mercedes que pretendía, motivasen su decisión de pasarse al bando francés y convertirse así, en palabras de Vicente de Cadenas y Vicent, en “uno de los pocos traidores españoles en Italia”. No obstante, este hecho no se produjo antes de 1555, pues, según consta en los documentos de Simancas, en 1554 juró fidelidad al príncipe Felipe como señor del Estado de Milán y continuó al servicio de Carlos I, a quien ese mismo año envió un reloj grande por medio de Juanelo Turriano.
Y al año siguiente, cumpliendo con las obligaciones de su oficio de castellano, representó al Rey en las dificultades económicas en que se hallaba la plaza de Milán y las prevenciones tomadas tras la pérdida de Casale.
Fuentes y bibl.: Archivo General de Simancas, Estado, l. 37, fols. 3 y 19-20; Biblioteca Nacional de España, ms. 9374, fols. 309-309v.; Real Academia de la Historia, ms. 9/888, fol. 140; ms. 9/1079, fol. 43, Sumario y Breve Relaçion de las sediçiones suçedidas en el reino de Aragon [...] y las justiçias que se hiçieron en Çaragoça ansi por los ministros de S. M. como por el Santo Ofiçio y de lo demas que suçedio asta diez de nobiembre de 1592 años.
J. L. Panzano Ibáñez de Aoiz, Anales de Aragon desde el año mil quinientos y quarenta del nacimiento de nuestro redentor, hasta el año mil quinientos cinquenta y ocho, en que muriò el Maximo Fortissimo Emperador Carlos V, Zaragoza, Pascual Bueno, 1705, págs. 431 y 434-435; R. B. Merriman, The Rise of the Spanish Empire in the Old World and in the New, t. ii, New York, The Macmillan Company, 1918-1934, pág. 361; R. Magdaleno, Papeles de Estado. Milán y Saboya (siglos xvi y xvii). Catálogo XXIII del Archivo de Simancas, Madrid, Dirección General de Archivos y Bibliotecas e Istituto di Storia Medioevale, 1961, págs. 34 y 44-71; V. de Cadenas y Vicent, La república de Siena y su anexión a la Corona de España, Madrid, Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC), 1985, págs. 47-51 y 161; Á. Canellas López, “Un pretendiente al condado de Morata”, en Hidalguía, año xxviii (1980), n.os 160-161, págs. 433-445; M. J. Rodríguez-Salgado, Un Imperio en transición. Carlos V, Felipe II y su mundo, 1551-1559, Barcelona, Crítica, 1992, págs. 80, 163-168 y 172-183 [orig. ing., 1988]; J. Gascón Pérez, La rebelión aragonesa de 1591, vol. ii, tesis doctoral, Zaragoza, Universidad, 2000, págs. 1144-1147 [ed. electrónica, Zaragoza, Universidad, 2001].
Jesús Gascón Pérez
