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Pedro Amasa y Bazán

Biografía

Amasa y Bazán, Pedro de. Marqués de Haza. Logroño (La Rioja), c. 1670 – Elvas (Portugal), 1734. Militar español al servicio de Portugal.

La primera noticia que se tiene sobre su carrera militar es fundamental para trazar sus orígenes, algo desdibujados en Portugal, que fue su patria adoptiva; sin embargo, se mantuvo como español entre portugueses y, curiosamente, es en España donde todavía permanece el único vestigio que le rememora. Se trata del vítor, visible en tinta roja, inscrito en la portada exterior de la fachada sur de la monumental iglesia de Santa María de los Reyes, en Laguardia (Álava), donde se lee: “D. Pedro Amassa coronel de un Trozo de Caballeria / Victor” (Enciso, 1967).

En una revista que pasó en la Corte el Trozo de Caballería de Ángel de Mendoza, el 13 de marzo de 1696, en tránsito hacia Cataluña, consta como uno de sus capitanes; se trata de la única ocasión —que se sepa— donde se citan sus dos apellidos Amasa y Bazán, circunstancia feliz que nos permite resolver su filiación al enlazarlo con un pleito de hidalguía que, en su nombre, presentó su padre, Jerónimo Amasa y Bazán, donde se aclara que su hijo era natural de Logroño y vecino de Laguardia. Todos los autores que le mencionan supieron su origen riojano, pero Caetano de Sousa (Lisboa, 1946) apuntaba Haro como posible cuna, que cuestiona la identidad establecida entre el pleito de hidalguía mencionado y el vítor de Laguardia. Finalizada la Guerra de la Liga de Augsburgo (1689-1697), el Trozo de Ángel de Mendoza, también llamado de Badajoz, regresó a Extremadura en 1698, siendo reformado el 7 de marzo de 1700. La muerte del último Habsburgo, Carlos II, sorprendió a Pedro de capitán de caballos reformado en Badajoz, siendo Felipe V quien, por patente de 24 de abril de 1703, le nombró comisario general de un nuevo Trozo de Caballería, formado inicialmente con ocho compañías extremeñas; el 20 de diciembre de 1703, dicho Trozo fue transformado en Regimiento, aumentado a doce sus compañías y pasando Pedro a ostentar el grado de coronel de los RR.EE.

Sin embargo, poco más tarde, y respondiendo al llamamiento del Almirante de Castilla, refugiado en Portugal, tanto su antiguo jefe, Ángel de Mendoza, como él mismo, junto a dos de sus capitanes —Juan de Ahumada y Pedro Morraz— así como diversos oficiales y soldados, desertaron del regimiento, cruzaron la frontera y buscaron asilo en Portugal. Felipe V, una vez persuadido de los hechos, declaró vacante su regimiento a finales de enero de 1704, proveyéndolo el 23 de marzo siguiente en Antonio Pignatelli, marqués de San Vicente.

En Portugal, levantó un Regimiento de Caballería formado por españoles que militaban en la causa austracista, con el cual participó en la defensa del Alentejo durante la invasión borbónica (mayo-julio de 1704), así como en la contraofensiva otoñal del mismo año, detenida ante Ciudad Rodrigo, y en el frustrado asedio de Badajoz, en octubre del año siguiente.

Entretanto, había ascendido al empleo de teniente general de Caballería de la provincia del Alentejo, aunque siguió conservando la coronelía de su Regimiento. Sirvió con ambos en la victoriosa campaña de 1706, en que el ejército luso-anglo-holandés sometió bajo la autoridad del archiduque, autoproclamado Carlos III de España, a gran parte de Castilla la Nueva, incluyendo las ciudades de Salamanca, Toledo, Madrid, Guadalajara y Cuenca antes de retirarse a invernar en el reino de Valencia, declarado pro-archiducal desde 1705. La mayoría de aquellas conquistas resultaron efímeras, incluso antes de la batalla de Almansa (25 de abril de 1707), en que el ejército coaligado fue prácticamente aniquilado. Pedro de Amasa participó en ella como sargento mayor de batalla (general de brigada), mandando no solamente la brigada de su nombre, sino toda la caballería de la primera línea de la derecha austracista, formada de infantería y caballería interpolada (Jornadas, 2004).

Tras el desastre, los escasos supervivientes se replegaron a Tortosa, pero él, siguiendo órdenes del conde 35 Amasa y Bazán, Pedro de de la Corzana, se quedó con seiscientos jinetes en el reino de Valencia, para contribuir a su defensa durante el resto de la campaña y gran parte de 1708 (R. Villa, 1907), embarcando en Alicante para regresar a Portugal poco antes del comienzo de su asedio por las tropas de Felipe V (1 de diciembre de 1708).

Al año siguiente concurrió, con el mismo empleo, a la batalla de la Gudiña (7 de mayo de 1709), donde el portugués Silva Barreto, afincado en Badajoz y cronista del suceso, le tilda de “prófugo de Castilla”. Supuso una nueva derrota anglo-portuguesa, que cambiaría también el sesgo de la guerra en la frontera occidental y obligaría a los portugueses a defender su propio suelo. En 1711 fue recompensado con el empleo de maestre de campo general, recibiendo el gobierno de la amenazada Elvas en 1712. En 1717, fue promovido al gobierno de las armas de la provincia del Alentejo, siendo llamado a la Corte en 1721 para ejercer de consejero de guerra. Sin embargo, renunció al mismo poco después, y obtuvo del Rey licencia para retornar al anterior, que le permitía permanecer más cerca de España, a la que demostró amarla profundamente, anteponiendo su causa patriótica a la propia vida, a la lealtad al Rey que le había recompensado y a su floreciente carrera, combatiendo por sus ideales dinásticos cuando nada hacía presagiar que —de tan temprana elección— pudiera labrarse mejor fortuna de la que ya gozaba. Dos hechos muy reveladores avalan esta impresión.

El primero, encontrado casualmente en la sala de Reservados de la Biblbioteca Nacional de Lisboa hacia 1986, relata que siendo gobernador de Elvas, acabada ya la guerra, salía a caballo diariamente de la plaza, dirigiéndose a un altozano próximo a la frontera donde pasaba algún tiempo divisando el horizonte en dirección a España. Tal conducta levantó suspicacias y el gobernador provincial, sospechando alguna actividad de contrabando, ordenó someterlo a vigilancia. Los informes de seguimiento revelaban que se limitaba a lo apuntado, señalando el informante que, a menudo, gruesas lágrimas surcaban su rostro.

El segundo es la carta de respuesta a Antonio do Couto Castelobranco, militar junto a quien combatió en Almansa, cuando éste le pidió su parecer sobre la memoria que había compuesto sobre aquella campaña y que conservó junto a su manuscrito, publicándola posteriormente su editor (Coimbra, 1930). Fechada en 1722, llama poderosamente la atención que está escrita en castellano, demostrando un acendrado apego a sus raíces.

Se ignora si, tras la paz de Viena (1725) entre Felipe V y el emperador Carlos VI, pretendiente a la Corona de España, obtendría licencia para visitar Laguardia y a sus posibles parientes, pero es posible, porque algunos exiliados regresaron aunque no fuera el caso de Pedro, que no disponía de otros ingresos que sus gajes en el ejército portugués. Sin embargo, al menos nominalmente, gozó de un título nobiliario en Castilla, el marquesado de Haza (antes Aza), cerca de Roa, en Burgos, sin duda concedido por Carlos III, que no dejó de proclamarse rey de España hasta la mencionada Paz de Viena. Sin aclarar su origen, Caetano de Sousa le reconoce este título, que escribe de tres formas diferentes incluso en un mismo tomo, el VIII de su Historia genealógica: así Aça (pág. 43); Assa (pág. 69) o Haça (págs. 75, 78 y 80). Pero torna evidente que no era merced del rey de Portugal, ni radicaba en ella, una cita de Gastão de Melo, editor de las memorias de Couto (pág. 71, nota 1), donde compuso en catorce líneas una sucinta biografía de nuestro personaje y afirma: “o titulo e provàvelmente Asa, na Rioja”. Para redactarla, aparte de diversas fuentes archivísticas, utilizó también una obra de Almada, que menciona como Dicionário (t. II, pág. 355), sin identificar en el catálogo de la BNP, posiblemente publicada entre 1889 y 1930, ya que tampoco la menciona Martin de Carvalho en su Dicionário bibliográfico militar portugués, ultimado en 1889, aunque no viera la luz hasta 1976. No consta entre los títulos archiducales rehabilitados en España, lo que posibilitaba una de las cláusulas del Tratado de Viena, pero eso sólo significa que ninguno de sus posibles causahabientes lo pretendiera. Él no casó en Portugal, ni se sabe que lo fuera en España, donde era huérfano de madre en 1675.

 

Fuentes y bibl.: Archivo de la Real Chancillería de Valladolid, Pleito de Jerónimo Amasa y Bazán, por sí y como padre y legítimo administrador de Pedro Amasa y Bazán, su hijo, vecino de Laguardia (Álava), y natural de la ciudad de Logroño (La Rioja), 1675 (Sala de Hijosdalgo, Caja 0009.0032); Archivo General de Simancas, Cuentas de la Pagaduría de la Junta de Guerra de Inf.ª y Cab.ª de España. Muestra del Trozo del Comisario General D. Angel de Mendoza, en pasaje desde Extremadura a Cataluña, 13.III.1696, en la que consta la compañía de D. Pedro de Amasa y Bazán (Tribunal Mayor de Cuentas, leg. 3632); Biblioteca Nacional de Lisboa, Forma de batalha do Exército de Portugal que entrou em Castella (Fundo Geral, Ms. 439, fol. 12 (citado como D. Pedro Masa); Ordem de batalha do Exército aliado em 11 de Agosto de 1706 (Col. Pombalina, ms. 105, fols. 226v.-227, citado como D. Pedro Amaça).

A. de Silva Barreto, Guerra de Extremadura y sitios de Badajoz. Lealtad, defensa de ésta Ciudad y su destrucción (ed. L. Duarte Insúa de un ms. datado en 1709), Badajoz, Viuda de A. Arqueros, 1945 (Biblioteca Histórica de Badajoz); A. do Couto Castelobranco, Comentários sôbre as campanhas de 1706 e 1707 em Espanha, com prefácio e notas de Gastão de Melo de Matos, Coimbra, Imprensa da Universidade, 1930 (ed. de un ms. de 1722), págs. 19 y 71; C. da Conceição, Gabinete historico que a Sua Magestade fidelissima o Senhor rei D. João VI offerece Fray Claudio da Conceiçao, t. V, Lisboa, Impressão Regia, 1819, págs. 204, 205 y 327; A. Rodriguez Villa, Don Diego Hurtado de Mendoza y Sandoval, Conde de la Corzana (1650-1720), Madrid, Fortanet, 1907, pág. 231; A. Caetano de Sousa, História genealógica da casa real portuguesa, t. VIII, Lisboa, Atlanta, 1946, págs. 43, 52, 69, 75, 78 y 80; E. Enciso Viana y J. Cantera Orive, Catálogo Monumental, Diócesis de Vitoria, t. I, Vitoria, Obispado de Vitoria y Obra Cultural de la Caja de Ahorros Municipal, 1967, pág. 97; J. L. Sánchez Martín, “Los regimientos de Caballería en la Guerra de Sucesión, 1701-1715”, en Researching & Dragona, vol. III, n.º 6 (Madrid, 1998, págs. 36-88 (citado en pág. 51); J. L. Sánchez Martín, “Documentos relevantes sobre la batalla de Almansa”, en La batalla de Almansa, un día en la historia de Europa, Almansa, Concejalía de Cultura y Asociación Torre Grande, 2004 (Jornadas de Estudios locales, n.º 5, septiembre 2004), págs. 97-125 (citado en págs. 111-112).

 

Juan Luis Sánchez Martín

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