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Federico Moyúa y Salazar

Biografía

Moyúa y Salazar, Federico. Bilbao (Vizcaya), 19.XI.1873 – 7.III.1939. Abogado y alcalde de Bilbao.

Fue un notable abogado bilbaíno, perteneciente a una acaudalada familia de origen guipuzcoano (marqueses de Rocaverde), que dedicó su actividad a los negocios y a la vida pública.

Nació en la plaza Nueva del Casco Viejo bilbaíno y fue bautizado el día 21 de noviembre de 1873 con el nombre de Federico Leopoldo José Ramón Crispín Moyúa y Salazar. Dado que su nacimiento se produjo en vísperas del sitio de Bilbao por los carlistas, no pudo ser bautizado en la iglesia de San Nicolás de Bari, que se encontraba ocupada militarmente desde el 12 de agosto de 1873 y la ceremonia tuvo lugar en la parroquia de los Santos Juanes de la villa (nota marginal de la partida de bautismo de Federico Moyúa).

Sus padres fueron José Leopoldo Moyúa Leal y Leonor de Salazar Aguirre. Se trataba de una familia de pensamiento liberal y tanto su padre como su abuelo materno (Ramón de Salazar y Mazarredo) participaron activamente en la defensa de Bilbao durante el sitio carlista desde diciembre de 1873. José Leopoldo (padre de Federico) había nacido en Holguín (Cuba), ya que su padre, José Moyúa y Lengarán, emigró de Oñate con destino a América, donde se casó con la criolla Clara Leal. Trasladados a Bilbao, José Leopoldo matrimonió con Leonor (una de las hijas de Ramón Salazar y Mazarredo), de cuyo matrimonio nació precisamente el biografiado Federico.

Con la muerte de Leonor, el padre de Federico volvió a casarse, y lo hizo con otra hija de Ramón Salazar y Mazarredo: Rita. Con esta última tuvo tres hijos: Leopoldo, Rafael y Leonor (el nombre de la segunda mujer y los hijos que tuvo con ella aparecen nominados de forma diferente en los artículos de Gil Fernández.

En el artículo de 1988 se expresa que se casó con Sofía, con la que dice que tuvo dos hijos, pero en el del año 2000 se ofrece el nombre de Rita e incluso se alude a un hijo más. Se ha extraído el dato de la segunda aportación por ser más reciente).

En 1891 Federico Moyúa inició sus estudios en la Facultad de Derecho del Colegio de Estudios Superiores de Bilbao, terminando la carrera en 1895 con veintidós años. Ejerció como abogado durante los años (1897-1899) en su bufete de la plaza Nueva, n.º 2.

Se incorporó al mundo de los negocios y la actividad comercial tras su matrimonio con Asunción Barandiarán.

Ésta era hija de Eduardo Barandiarán y Tejada, fundador de “Barandiarán y Compañía” (casa dedicada a la producción y venta de drogas y perfumes que a partir de su matriz en la calle Artecalle fue abriendo sucursales por Bilbao y otros municipios, convirtiéndose en la primera casa del ramo de Vizcaya).

Desde el punto de vista económico, la familia de Federico Moyúa gozaba de una situación muy acomodada, con rentas que provenían especialmente de bienes raíces, y, sobre todo, de propiedades territoriales.

Entre otros bienes, también su abuelo Ramón de Salazar mantenía los terrenos de los caseríos de Ugasco Mayor y Ugasco Menor, en donde más tarde se construyó la Universidad de Deusto. Por su parte, José Moyúa Lengarán, el abuelo paterno de Federico, era en 1873 una de las ochenta y cinco personas más adineradas de la villa y en 1883 intervendría en la constitución de la Sociedad Anónima “La Enseñanza Católica”, origen de la Universidad de Deusto, correspondiéndole en reparto sesenta acciones.

La actividad política de Federico Moyúa comenzó a la edad de veintiocho años, cuando participó como candidato independiente en las elecciones municipales de la villa de 1901. En esta oportunidad fue derrotado.

En diciembre de 1909 volvió a presentarse a las elecciones locales, pero en esta ocasión como representante del Partido Liberal por el distrito de Santiago.

En esta convocatoria sí conseguiría su elección como miembro de la Corporación municipal de Bilbao.

Fue alcalde de Bilbao durante dos períodos: entre 1910 y 1913 y desde 1923 a 1930. Durante su mandato se incorporaron al municipio bilbaíno las anteiglesias de Begoña y Deusto y el barrio de Erandio de Luchana, en una clara política de anexión y en aras de promover el Ensanche de Bilbao. Entre otras series de intervenciones efectuó la traída de aguas del pantano de Ordunte para el suministro urbano de Bilbao.

Su primer período como alcalde de la villa se inicia el 1 de enero de 1910. Con la dimisión del alcalde Eugenio Martínez Sevilla en 1909, el puesto de alcalde- presidente había sido desempeñado por Federico Moyúa, quien tomó posesión de su cargo oficialmente el primer día del año 1910. Permaneció en este cargo hasta la subida al poder del conservador Eduardo Dato el 21 de noviembre de 1913. Durante esta etapa coincidió con los Gobiernos liberales de Moret, Canalejas y el conde de Romanones. Su gestión municipal fue variada, pero entre las más destacadas intervenciones constan: la creación del Reglamento del Museo de Bellas Artes, las mejoras en Sanidad e Higiene urbana y la redacción de un Plan de construcción y mejora educativa de las escuelas de Bilbao.

Fue sustituido por Julián Benito Marco y Gardoqui, pero se mantuvo como concejal hasta el 1 de enero de 1914. Después de esta fecha quiso alejarse de la vida municipal hasta el golpe de Estado de Primo de Rivera (1923). En 1919 participó en la fundación de la Liga de Acción Monárquica en la que formó parte del Comité Provincial de Vizcaya.

El 27 de febrero de 1924, en sesión presidida por el gobernador militar, Echagüe, fue constituido un nuevo Ayuntamiento de Bilbao, compuesto por concejales designados gubernativamente, los cuales eligieron de entre ellos a Moyúa para el cargo de alcalde de Bilbao.

Fue durante este período cuando se llevaron a cabo dos importantes actuaciones por las que es recordado Moyúa: las anexiones de Begoña, Deusto y Luchana (Erandio); y la traída de aguas de Ordunte.

Otras intervenciones que también se llevaron a cabo a lo largo de su gestión municipal fueron: la reforma general del saneamiento; proyectos y la construcción de nuevos puentes sobre la ría; aprobación del proyecto del mercado de la Ribera y las nuevas escuelas de Achuri; y entre otras intervenciones figuran también el establecimiento de un reglamento de circulación vial (por el desarrollo de la red de tranvías) y la mejora de la pavimentación de las calles bilbaínas.

En 1927 se le nombró miembro de la Asamblea Nacional Primorriverista en la comisión destinada al examen y clasificación de créditos reconocidos, pendientes de pago, cuyo origen fuera anterior al 13 de noviembre de 1923.

Tras la caída de Primo de Rivera, el 28 de enero de 1930, y la formación del Gobierno de Berenguer, se produjo la renovación de todos los Ayuntamientos, y Moyúa abandonó la Casa Consistorial bilbaína el 26 de febrero, siendo sustituido por el monárquico Adolfo González Careaga.

A partir de esta fecha Moyúa abandonó toda la actividad política, pasando largas temporadas, por salud, en el balneario de Cestona, y ocupando el cargo de presidente de la Asamblea Provincial de la Cruz Roja de Vizcaya, hasta su muerte el 7 de marzo de 1939.

Con motivo del fallecimiento de Federico Moyúa, el Ayuntamiento de Bilbao (siendo alcalde por entonces José Félix de Lequerica) le rindió un homenaje, tanto por su actividad como alcalde como por sus cualidades humanas. Respecto a esta trayectoria cabe destacar el siguiente fragmento del discurso del alcalde y luego diplomático Lequerica sobre las cualidades y personalidad de Moyúa: “En él se daban las mejores condiciones vascongadas de honestidad, en el mayor sentido del término, aplicación, cumplimiento formal y exacto de las funciones y sentido emocionado de la responsabilidad pública, que llevaba Moyúa, con recato también muy dentro de la manera de nuestro país, pero con profundo y sincero fervor.

Era además, no hay que decirlo, como todos los vascongados normales en todos los tiempos de nuestra historia, un español pleno, sincero, amante de la Patria.

Se le podrá recordar siempre como ejemplo de administrador municipal y de hombre de talento que sabe limitar sus aspiraciones, para así realizarlas mejor en servicio público. Para todos cuantos pasen por el Ayuntamiento de Bilbao, será siempre una figura a imitar, y ya podrá considerarse bastante aspiración en quienes desempeñan la Alcaldía y las demás funciones municipales realizar una obra comparable a la suya”.

Desde 1875 y hasta 2006, Bilbao cuenta con una gran plaza central (Ensanche —Gran Vía D. Diego López de Haro—) que fue dedicada a la memoria de Moyúa en 1939 (la plaza se denomina cotidianamente como “La plaza Elíptica” por su forma). Esta plaza, diseñada en 1875, se llamó primeramente plaza de don Diego López de Haro, pero el nombre de plaza de D. Federico Moyúa está vigente hasta la actualidad perpetuando la memoria histórica de un ilustre alcalde.

 

Fuentes y bibl.: Archivo del Congreso de los Diputados, Serie documentación electoral, 166 n.º 40.

L. Herce Pérez Caballero, Calles de Bilbao, Bilbao, Ellacuría, 1957; A. Gaytán de Ayala Artazcoz, “Los Moyúa de Vergara: marqueses de Roca Verde”, en Boletín de la Real Sociedad Vascongada de Amigos del País, año 14, cuaderno 2 (1958), págs. 117-134; F. J. Gil Fernández, Bilbao en la época del alcalde Federico Moyúa, 1988 (inéd.); J. Gil, “50 años de la muerte de Federico Moyúa”, en Periódico Bilbao, 25 de abril de 1989, pág. 28; VV. AA., Enciclopedia General ilustrada del País Vasco, vol. XXIX, San Sebastián, Auñamendi, 1990, págs. 387-388; M. Basas, Diccionario abreviado de las calles de Bilbao, Bilbao, Ayuntamiento, 1991, pág. 199; J. I. de Olabuénaga, Bilbao, la ciudad soñada, vol. II, Bilbao, Bilbao Bizkaia Kutxa, 2000, págs. 63-65; J. Agirreazkuenaga (dir.), Bilbao desde sus alcaldes, Diccionario biográfico de los Alcaldes de Bilbao y gestión municipal, en tiempos de revolución democrática y social, Bilbao, Ayuntamiento, Área de Cultura y Turismo, 2002; http://www.aheb-beha.org/.

 

Begoña Cava Mesa

 

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