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Rodrigo Fernández de Valduerna

Biografía

Fernández de Valduerna, Rodrigo. ?, f. s. xii – ¿Astorga (León)?, c. 1252. Alférez y mayordomo real, tenente de Astorga, de Cabrera y Ribera, Friera y Valduerna.

Junto con el conde Ramiro Froilaz es uno de los personajes más destacados en el condado de Astorga y su tenencia, intitulándose conde en varias ocasiones.

Había contraído matrimonio con Teresa Froilaz, precisamente nieta del conde Ramiro e hija de Froila Ramírez, su antecesor en la tenencia astorgana. Por esa línea se le encuentra documentado por primera vez en febrero de 1206 con el título de señor de Iorres (Valdeorras), solar origen de los Froilaz. No es seguro que sea el Rodericus Ferdinandi que se documenta en 1189 como Cancellarius regis.

Desempeñó, a lo largo de su vida, la tenencia de numerosos territorios bajo el reinado de Alfonso IX, a quien acompañó en sus aventuras conquistadoras, cerrando su ciclo político con la alferecía real entre los años 1127 y 1230, año este de la muerte del rey Alfonso. Un 19 de abril, sin que figure la data anual, posiblemente después de la campaña de Extremadura de 1230, el Rey quiso premiar a su alférez concediéndole las tierras de Friera y Aguiar, en el oeste berciano; se lee, en el Cartulario de Carracedo: “et do ei illas, quia tenuit meam sinam multum bene in mea batalia, et fecit mihi multa alia servitia”. En esta última campaña se conquistaron Mérida, Montánchez, Badajoz y Elvás.

Su ascenso y permanencia en la Corte desde el citado año 1206 con el señorío de Valdeorras es continuo.

Irá acumulando tenencias y señoríos, como los de Cabrera y Ribera, Oviedo, Benavente, Ponferrada (cuando Alfonso IX arrebató este señorío al Temple) y Mayorga. Como tenente de Astorga se le encuentra por primera vez, en abril de 1213, confirmando una donación real al monasterio de Tojos Outos. Sin embargo es más conocido por el señorío más humilde de todos, al que tenía especial apego, el de Valdornia o Valduerna que encabezaba la villa de Palacios del Rey, no lejos de Astorga; de ese pequeño señorío tomó el apellido.

A la muerte de Alfonso IX, ostentando la alferecía real, se enfrentó, frontalmente, al rey castellano Fernando III que disputaba la corona leonesa a sus hermanastras, las infantas Sancha y Dulce. Con este enfrentamiento sostenía la legalidad hereditaria dispuesta por el Rey difunto y la fidelidad a quien lo había ensalzado al puesto más encumbrado del reino.

Al regresar de Santiago, donde había dado sepultura al rey Alfonso, se encontró León sitiado por las tropas de Fernando III, de las que a duras penas se defendía García Carnota. Y más grave aún, las puertas de Astorga, su feudo, cerradas, y el obispo Nuño, partidario de don Fernando, atrincherado tras las murallas.

Las dos Reinas viudas, madres respectivas de las infantas y de don Fernando, sensatamente lograron un acuerdo, evitando una guerra que Fernández de Valduerna estaba dispuesto a seguir, como cumplidor y albacea de la voluntad regia.

Respecto a la tenencia de Astorga, no se conocen las razones por las que Rodrigo Fernández la abandonó entre 1217 y 1222 y la ocuparon dos caballeros portugueses, Lorenzo Suárez y Fernando Fernández de Braganza. Lo cierto es que en febrero de 1222 aparece Rodrigo ocupando la tenencia, la cual conserva hasta su fallecimiento en torno a 1252; un documento de San Pedro de Montes, de octubre de ese año, da como “tenente Ribera fillos de don Rodrigo”. Su estrella política se eclipsó con la muerte del rey Alfonso IX.

Aunque no fuera castigado por Fernando III a causa de la defensa a ultranza que hizo de las infantas, lo cierto es que Valduerna no tuvo nunca más un puesto de relieve en la Corte. A Nuño, el obispo partidario, el Rey le concedió la villa de Santa Marina, cercana a Benavides de Órbigo, como recompensa a su fidelidad.

Entre las tenencias que ostentaba Fernández de Valduerna, la más humilde y escasamente conocida era la de Villoria y su jurisdicción, en la ribera del Órbigo.

Sin embargo, en esa tenencia, en su capitalidad, fundó un monasterio, que en 1243 fue poblado por monjes premostratenses, procedentes de Aguilar de Campoo. Lo dotó de sustanciosas propiedades y hasta se desprendió de la tenencia, la “honor” de Villoria, a favor del abad y el convento. También les hace donación de un hospital que había fundado en Astorga, junto con las heredades del mismo. Entre las cláusulas de fundación y entrega del monasterio, dejó ordenado que fueran enterrados en éste, su esposa, él mismo y los suyos.

 

Bibl.: E. Flórez, España sagrada, Madrid, Imprenta Gabriel Ramírez, 1762; P. Rodríguez López, Episcopologio asturicense II, Astorga, Porfirio López, 1907; M. Rodríguez Díez, Historia de la muy noble, leal y benemérita ciudad de Astorga, Astorga, Porfirio López, 1909; M. Fernández y Fernández- Núñez, Apuntes para la historia del Partido Judicial de La Bañeza, La Bañeza, Imprenta Viuda de Loydi, 1919; J. González, Alfonso IX, Madrid, Consejo Superior de Investigaciones Científicas, 1944; N. Backmund, Monasticon premonstratense, Strasbourg, 1956; C. Casado Lobato, Colección diplomática del monasterio de Carrizo, León, Centro de Estudios e Investigación San Isidoro, 1983; J. M. Fernández del Pozo, “Un monasterio olvidado. Santa María de Villoria”, en Tierras de León, 60 (1985); C. Cabero Domínguez, “Rodrigo Fernández, tenente de Astorga”, en Astórica, 4 (1986); Astorga y su territorio en la Edad Media, León, Universidad, 1995; M. Martínez Martínez, Cartulario de Santa María de Carracedo I, Ponferrada, Instituto de Estudios Bercianos, 1997; A. Quintana Prieto, El obispado de Astorga en el siglo xiii, Astorga, Centro de Estudios Astorganos Marcelo Macías, 2001; El monasterio de Santa María de Villoria, Zamora, Montecasino, 2003.

 

Martín Martínez Martínez

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