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Antonio Lorenzo José Donoso Benito Andrade y Cuéllar

Biografía

Andrade y Cuéllar, Antonio Lorenzo José Donoso Benito. Sevilla, 28.VIII.1732 – Manila (Filipinas), 1775. Fiscal de la Real Audiencia de Manila.

Hijo de Antonio Lorenzo José Aquilino Francisco de Andrade y Cancino, natural de Sevilla, caballero veinticuatro de ella, y de Juana Rosa Gabina Nicolasa de Cuéllar y Soto, natural asimismo de la capital hispalense.

Inició sus estudios en el Colegio de San Hermenegildo de Sevilla, y el 19 de abril de 1756 ingresó al Colegio de Santa María de Jesús de la misma ciudad, en cuya universidad se graduó de bachiller en Cánones, y el 19 de enero de 1760 de licenciado en la misma facultad; sirvió en ella como sustituto diversas cátedras, además de pertenecer a la Academia de Derecho Civil.

Sobre consulta despachada el 4 de noviembre de 1765 fue nombrado fiscal de la Real Audiencia de Manila, plaza de la que se le despachó título por real provisión fechada en El Escorial el 24 de noviembre de 1765, y el día 30 de ese mismo mes se dirigió real cédula al presidente y oidores de la Contratación para que le dejaren pasar a su destino en compañía de un sobrino, dos criados y la ropa y libros de su uso, dándosele la licencia pertinente el 22 de abril de 1767, y así emprendió el viaje en compañía de su mujer Isabel Fernández de Cendrera, natural de Sevilla, hija legítima de Juan Fernández de Cendrera, y de Isabel Fernández de Navalosa.

En Filipinas tuvo algunos desencuentros con el gobernador y presidente de la audiencia, de los que dio cuenta al monarca por carta del 27 de julio de 1769, en la que se quejaba de que el gobernador no le había citado para la determinación de diferentes expedientes, pero, por real cédula fechada en San Ildefonso el 5 de agosto de 1770 se participó al fiscal que no se había atendido su queja y se le advertía que excusare el molestar la real atención con quejas injustificadas, si bien, en carta del 12 de agosto de 1770, nuevamente expresaba al Monarca lo abatido que se hallaba su oficio de fiscal por la conducta de los oidores Domingo Blas de Basaraz y Garaygorta y Juan Antonio de Uruñuela, quienes habían hecho partido con el alcalde mayor de Bulacán, Domingo Hurtado de Saracho, en la residencia que se le seguía, pero nuevamente se desestimó su queja y se le ordenó, por real cédula librada en Madrid el 2 de julio de 1774, que se abstuviera de perturbar al Consejo con representaciones sin fundamentos y que si tenía algo que representar acompañara sus recursos con las pruebas pertinentes.

Sin perjuicio de lo anterior, cuando ya había muerto, por real cédula fechada en El Escorial el 14 de octubre de 1777, se ordenó al gobernador que mantuviera buena armonía con el fiscal atendiendo a sus representaciones y suministrándole los testimonios y documentos que solicitare, sin que se diera ocasión para quejas.

 

Fuentes y bibl.: Archivo General de Indias (Sevilla), Contratación, 5.510, n. 2, r. 15; Filipinas, 336, l. 18, fol. 125v.- 126v., 399v.-400v.; Filipinas, 337, l. 19, fol. 318v-319v; Filipinas, 343, l. 12, fol. 372v.-376v., 376v.-377v.; Archivo Histórico de la Universidad de Sevilla, S.º 40, pza. 1; S.º 58, fol. 367r.; libro, 631, fol. 266v.

M. Burkholder y D. S. Chandler, Biographical Dictionary of Audiencia Ministers in the Americas, 1687-1821, Westport, Greenwood Press, 1982, pág. 17; M. Burkholder y D. S. Chandler, De la impotencia a la autoridad, México, Fondo de Cultura Económica, 1984, págs. 270, 380; J. Barrientos Grandon, “Estado moderno y judicatura letrada en Indias. Colegiales del de Santa María de Jesús de Sevilla en plazas togadas”, en Ius Fugit, 3-4 (1994-1995), pág. 307.

 

Javier Barrientos Grandon