Ric Egea, Pedro. Fonz (Huesca), 23.IX.1704 baut. – Madrid, 30.IX.1767. Consejero del Consejo de Castilla, caballero de la Orden de Montesa.
Hijo de Miguel Ric Veyán y de Ana María Rosa Egea, Pedro Ric Egea conseguirá llegar a ser miembro del Consejo de Castilla, siguiendo los pasos de su hermano, Miguel Ric, tras estudiar en una universidad modesta como la de Huesca a la sombra de sus buenas relaciones con el conde de Aranda. En su vida privada, Pedro Ric no se casó ni tuvo descendencia directa.
Nació en la localidad de Fonz el 23 de septiembre de 1704 iniciando sus estudios en Filosofía en la Universidad de Huesca en 1715. Tres años más tarde, en 1718, se matriculó en la facultad de Derecho de dicha universidad, siendo recibido como Colegial del Colegio de San Vicente de la Universidad de Huesca en 1722. Entre este año y 1729 se graduará como bachiller en leyes y cánones y se licenciará y doctorará por la rama de leyes en la universidad oscense.
Tras esta etapa de formación asumirá en la misma universidad las Cátedras de Decretales e Instituta hasta 1739 ocupándose además de la Rectoría del Colegio de San Vicente y de la Universidad de Huesca, llevando a cabo diferentes oposiciones a cátedra y presidiendo numerosos actos de conclusiones y grados en este colegio y en la propia universidad además de opositar sin éxito a las Doctorales de la Iglesia Metropolita de Zaragoza y ser nombrado provisor y vicario general del obispado de Lérida.
En 1740, tras once años como profesor en Huesca, solicitó entrar en la carrera togada, lo que le fue concedido al ser nombrado, el 25 de marzo de 1741, Fiscal Criminal de la Audiencia de Valencia sin consulta previa de la Cámara de Castilla. Su labor en Valencia debió de satisfacer al Monarca pues, de nuevo a través de una real resolución al margen de la Cámara, el 14 de febrero de 1745 fue nombrado alcalde de Casa y Corte. En sólo cuatro años había conseguido escalar ya a posiciones muy altas de la magistratura del Antiguo Régimen.
Siendo alcalde de Casa y Corte, en 1751 se le concedió la cruz de caballero de la Orden de Montesa y, tras ser consultado en segundo lugar por todos los votos por la Cámara de 2 de junio de 1753, fue nombrado consejero del Consejo de Órdenes Militares el 25 de octubre de ese mismo año. Siendo consejero de Órdenes fue nombrado, el 15 de julio de 1758, protector de la Real Casa y Hospital de Aragón de Madrid.
De este consejo, tras diferentes consultas de la Cámara no atendidas por el Monarca, finalmente fue nombrado Consejero del Consejo de Castilla. El 11 de abril de 1761 fue consultado en primer lugar por todos los votos por la Cámara y el 6 de junio Carlos III confirmó su nombramiento. Fue nombrado consejero de Castilla el 22 de enero de 1762, consejero asesor del Consejo de Castilla en el Consejo de Inquisición y, el 8 de junio de 1765 fue elegido para formar parte del Consejo Extraordinario formado después del Motín de Esquilache. Esta elección fue bastante significativa desde un punto de vista político.
Un informe de 1765 situaba a Pedro Ric entre los “tomistas” contrarios a los jesuitas. Tras el Motín de Esquilache, Ric jugó un importante papel en la pesquisa secreta que concluirá en la expulsión de los jesuitas de la Monarquía.
Finalmente, el 9 de mayo de 1767, fue nombrado camarista de la Cámara de Castilla, cargo del que sólo pudo disfrutar cuatro meses, pues el 30 de septiembre de ese mismo año moría en Madrid.
Fuentes y bibl.: Archivo General de Simancas, Gracia y Justicia, legs. 147 y 590; Dirección General del Tesoro, invent. 2, leg. 39; Archivo Histórico Nacional, Consejos Suprimidos, lib. 737, 738, 2.507 y legs. 11.867 y 13.643; Estado, legs. 6.380 y 6.406; Inquisición, lib. 441; Archivo Histórico de Protocolos Notariales de Madrid, prot. 17.028; Archivo General de Palacio, Sección Histórica, Expedientes Personales, Caja 1.266, exp. 28.
J. Fayard, Los ministros del Consejo Real de Castilla (1621- 1788). Informes biográficos, Madrid, Hidalguía-Consejo Superior de Investigaciones Científicas, Instituto Salazar y Castro, 1982, págs. 179-180; T. Egido e I. Pinedo, Las causas “gravisimas” y secretas de la expulsión de los jesuitas por Carlos III, Madrid, Fundación Universitaria Española, 1994, pág. 34.
Manuel Amador González Fuertes