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Yishaq 'Albalag

Biografía

’Albalag, YiîÊāq.  Cataluña o Provenza, s. m. s. XIII – ?, f. s. XIII-p. s. XIV. Filósofo.

No se sabe si nació en Cataluña o en Provenza. En 1292 realizó una traducción que no se conserva de Maqāsid al-falāsifa (Las opiniones de los filósofos), de al-Gazzālī, a la que añade una introducción titulada Tiqqun ha-de‘ot (Restablecimiento de las doctrinas), gracias a la cual su pensamiento es conocido. En ella defiende a los filósofos a la vez que critica enérgicamente a al-Gazzālī elogiando, en cambio, a Averroes.

Siguiendo a éste, distingue entre filosofía y Ley Revelada. Ambas son necesarias, tienen fines y metodologías distintas y enseñan cuatro principios necesarios: la existencia de la recompensa y castigo por nuestros actos; la inmortalidad del alma; la existencia de un Señor, Dios, premiador y castigador; y la providencia divina sobre el hombre.

Para Albalag existen dos tipos de verdades, unas filosóficas y otras proféticas. Las primeras son las que se logran por la razón y que se apoyan luego por los textos de la Escritura. Entonces se puede dar una exégesis del texto sagrado a la luz de la razón. Cuando el texto revelado no admite la interpretación racional, nos encontramos con la verdad profética, la cual es un misterio que se revela sólo a los profetas, frente a las otras verdades que se muestran a los filósofos. Ante la posibilidad de que la Escritura afirme una verdad que se oponga a la filosofía, Albalag no duda en afirmar que no habría problema puesto que una sería “verdad por conocimiento”, la filosófica, mientras que la otra constituiría una “verdad de creencia”, lo cual hizo que se viera envuelto en la polémica averroísta de la llamada “doble verdad” que le atribuyeron los cristianos.

YiîÊaq Albalag sostiene, además, que, conforme nos alejamos de los profetas en el tiempo, el contenido de lo revelado se puede transformar, malinterpretar y, consecuentemente, debilitar la fe en él. Por eso es imprescindible, primero, que la tradición se confirme históricamente de la manera más exacta; segundo, que la enseñanza y transmisión de la misma sea lo más limpia posible; tercero, que el maestro que enseña sea totalmente puro y santo y, cuarto, que el discípulo sea igual que el maestro. Por eso, dice YiîÊaq Albalag que, en su tiempo, hay muchos que, desconfiando de la verdad de la transmisión se hayan refugiado en la verdad filosófica que protege mejor de toda duda, gracias a sus demostraciones racionales.

 

Obras de ~: Tiqoun ha-déot, 1292 (ed. de G. Vajda, Jerusalén, 1973).

 

Bibl.: M. Steinschneider, Die hebräischen Übersetzungen des Mittelalters und die Juden als Dolmestscher, Berlin, 1893 (reimpr., Graz, 1956), págs. 116, 299 ss.; G. Vajda, Isaac Albalag. Averroïste juif, traducteur et commentateur d’Al-Ghazali, Paris, J. Vrin, 1960; C. Touati, «Vérité philosophique et verite prophétique, chez Isaac Albalag», en Revue des études juives, CXXI (1962), págs. 35-47; G. M. Millás, Literatura hebráicoespañola, Buenos Aires, Labor, 1973 (3.ª ed.), págs. 197 ss; C. Sirat, La philosophie Juive Medievales en pays de chrétienté, Paris, Centre National de la Recherche Scientifique, 1983, págs. 46-56.

 

Joaquín Lomba Fuentes

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