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Pedro de Goñi

Biografía

Goñi, Pedro de. Navarra, ú. t. s. xv – ?, 1560. Consejero de Órdenes.

Pedro de Goñi nació en Navarra en el seno de una familia de rancio abolengo. Tras ejercer como alcalde de Corte de Navarra, el 29 de julio de 1530, tras la jubilación del bachiller Sarriá, promocionó al Consejo Real de Navarra, donde participó, entre otros asuntos, en la reforma de los monasterios claustrales. Gracias a la intervención de Bernardino de Anaya, quien había sido oidor en el Consejo de Navarra con Martín de Goñi y había asistido como regente a los primeros trabajos del propio Pedro de Goñi, consiguió asentarse en la Corte. Además, el regreso de Anaya a Pamplona como visitador general fue la ocasión adecuada para que apoyara su promoción al Consejo de Órdenes en 1542.

Como miembro del Consejo de Órdenes, recibió el hábito de la Orden de Calatrava, participó en el trámite de hábitos y encomiendas, y dirigió por orden real el Capítulo General de la Orden de Calatrava de 1552, y su definitorio del año siguiente. Asimismo, realizó una visita al territorio de la Orden de Montesa, donde la madre de Diego de Aragón había presentado una acusación criminal contra el maestre.

A pesar del salario, las ayudas de costa y las cantidades extraordinarias por comisiones específicas, durante estos años atravesó importantes dificultades económicas. Para solucionar su situación, solicitó numerosas mercedes para sus trece hijos —fruto de su matrimonio con Margarita Elizondo— y sus numerosos familiares, que consiguió gracias a su relación con el inquisidor general Valdés. El 16 de septiembre de 1545, a la muerte de Carlos Cruzat, consiguió el nombramiento de Ramiro Goñi como alguacil mayor de Navarra, y en 1549, tras haber solicitado al Emperador un hábito para su hijo en 1548, recibió diversas cantidades económicas junto a otras prebendas, como la administración de la fortaleza de Zorita, la de Almenara y otras mercedes monetarias. También consiguió, mediante cédula del príncipe de comienzos de 1554, una canonjía en la catedral de Pamplona y la abadía de San Salvador de Urdax para su hijo Miguel de Goñi.

Goñi fue presidente interino del Consejo desde marzo de 1556, a la muerte de Pedro de Navarra, hasta el nombramiento de Pedro de Córdoba en Gante el 20 de septiembre, y en lugar de éste, desde entonces y hasta el nombramiento de Juan Rodríguez de Figueroa el 9 de agosto de 1559. Durante estos años tuvo que hacer frente a problemas militares, económicos, de mercedes y jurisdiccionales. En lo relativo al ámbito militar, en primer lugar, tuvo que remediar la licencia concedida por el comendador mayor a ciertos marineros que servían en las galeras de Santiago que debían acudir al socorro de Orán. En segundo lugar, reunir información precisa del rendimiento de las ventas de bienes de Órdenes, cuyos beneficios se utilizarían para incrementar los efectivos bélicos del Monarca. En tercer lugar, supervisar la provisión de hábitos y encomiendas, y la posibilidad de dividir encomiendas muy extensas, por ejemplo, la de Lares. En este sentido, se prometía atender a las informaciones de hábitos —señal de que no se hacía— y autorizar la provisión de la encomienda de Fuentemoral y Casas de Ciudad Real por muerte de Rodrigo de Ávalos.

También se defendió la provisión del priorazgo del convento de Calatrava, aunque finalmente se postergó hasta el regreso del Rey, ya que aún pervivían algunos derechos de la abadía francesa de Morimond.

En el plano administrativo, el Consejo de Órdenes se ocupó principalmente de defender su esfera jurisdiccional, que estaba siendo cuestionada. En el verano de 1556 las quejas se centraron en la remisión al Consejo Real del pleito entre el convento de San Marcos de León y el marqués de Villanueva sobre los diezmos de Montijo y la presentación en el Consejo de Órdenes de cédulas con innecesaria señal de la Cámara, además de las maniobras de la villa de Martos para eximirse del conocimiento del citado Consejo en cierta disputa de términos. Consecuencia de todo ello fue el cumplimiento de las definiciones de las órdenes y una activa defensa de la precedencia del organismo y las órdenes, como evidencia que el capitán general de las galeras de Santiago siguiera reacio a someterse a la autoridad del de las de España.

La necesidad constante de mercedes y su incapacidad administrativa fueron el motivo de las críticas vertidas hacia él por un sector que, a la sombra del Rey, aspiraba al poder. Esta situación se puso de manifiesto coincidiendo con el regreso del presidente Figueroa durante la visita al Consejo de Órdenes llevada a cabo por el obispo de Guadix, Martín Pérez de Ayala, por nombramiento de 3 de febrero de 1560.

Figueroa impuso una inspección como condición previa para aceptar el cargo de presidente, sabedor de las irregularidades de las que se acusaba a Goñi, y temeroso de que la actuación de Goñi como presidente interino, su condición de caballero y su hábito calatravo, llevaran al Rey a dividir nuevamente las presidencias.

Iniciada la inspección, como Goñi “viese que se le descubrian algunas cosas por donde penso que había de quedar quebrado, de vejez y de pensamientos, andando ya al cabo de la visita, el murio, y asi el Presidente quedo seguro de su adversario [...]”, se dedicó a defender al resto de los oidores para desesperación del obispo. La inspección demostró que durante el mandato de Goñi no se cumplieron ni el horario ni la asignación de asuntos, se ignoró el obligado asiento de los votos de los consejeros, se dificultó la intervención fiscal en el procedimiento consiliar, y no hubo ningún tipo de control ni sobre las finanzas de la Orden ni sobre el comportamiento de los caballeros.

Asimismo, abundaron las provisiones concedidas por el presidente interino y los demás consejeros a sus parientes y criados en oficios y negocios de Órdenes.

Conviene señalar en este sentido, que la amplia descendencia de Goñi medró largamente en las Órdenes Militares.

 

Fuentes y bibl.: Archivo Histórico Nacional, Órdenes Militares, lib. 332c., fol. 414v.; lib. 333c., fol. 24r.; Archivo General de Simancas, Estado, leg. 114, n.os 13-15, leg. 89, n.º 75, leg. 344, n.os 247-248.

L. de Salazar y Castro, Los comendadores de la Orden de Santiago, vol. I, Madrid, Patronato de la Biblioteca Nacional, 1949, págs. 271-272, 331 y 367; J. J. Salcedo Izu, El Consejo Real de Navarra en el siglo xvi, Pamplona, Universidad de Navarra, 1964, pág. 279; F. Fernández Izquierdo, La orden militar de Calatrava en el siglo xvi, Madrid, Consejo Superior de Investigaciones Científicas, 1992, págs. 13 y 414; I. J. Ezquerra Revilla, “Goñi, Pedro de”, en J. Martínez Millán y C. J. de Carlos Morales (dirs.), Felipe II (1527-1598). La configuración de la Monarquía hispana, Salamanca, Junta de Castilla y León, Consejería de Educación y Cultura, 1998, pág. 391, “Goñi, Pedro de”, en J. Martínez Millán (dir.), La Corte de Carlos V, vol. III, Madrid, Sociedad Estatal para la Conmemoración de los Centenarios de Felipe II y Carlos V, 2000, págs. 189-193; El Consejo Real de Castilla bajo Felipe II, Madrid, Sociedad Estatal para la Conmemoración de los Centenarios de Felipe II y Carlos V, 2000, pág. 58.

 

Alejandro López Álvarez

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