Valdivia, Diego de. Porcuna (Jaén), p. m. s. xvi – ?, p. s. xvii. Alcalde del Crimen de la Real Audiencia de Sevilla.
Nació posiblemente hacia la primera mitad del siglo xvi, y fue uno de los personajes que jugó un papel importante en el período en que Cervantes permaneció en Sevilla desde 1587 a 1600, pues ocupaba una plaza de alcalde del Crimen casi con toda seguridad desde 1581, según una carta dirigida por Valdivia al Rey en el año de 1590. Se había bachillerado en Cánones en Valladolid y en la Universidad de Sevilla, siendo ya alcalde del Crimen, licenciándose el día 11 de abril de 1584 en el Colegio y Universidad de Maese Rodrigo, doctorándose cuatro días después. Rodríguez Marín afirmaba que era un “sujeto de calidad y porte cuyo nombre no consta”, informando secretamente a Felipe II de algunos togados, con fecha 20 de mayo de 1593, si bien afirma que “Al licenciado Valdivia, si es el que es alcalde la Audiencia de Sevilla, conozco muy bien porque le visité cuando fui a Visitar a la Audiencia y se le hicieron muy ruines cargos porque fue suspendido por dos años y condenado en ciertas penas pecuniarias. Debe de ser hombre de sesenta años al parecer. No lo tengo por muy letrado ni por hombre de brío para alcalde”, y continúa describiendo que “es mediana su suficiencia en todo, es hombre honrado, no fue colegial ni siguió escuelas. Su acrecentamiento podría ser a plaza de alcalde Granada, y allí descubriría su talento” (Autógrafo, Biblioteca Nacional, MS. Cc. 46, hoy 9405, fol. 260v. y fol. 286, respect.). Bien puede ser esta nota del propio visitador Juan de Acuña, que hizo la visita, hoy inspección de Tribunales, a la Real Audiencia de Sevilla en 1585, aunque equivocada, porque la suspensión de Valdivia fue de un año y no de dos, como se expresa.
Cuando Cervantes llegó a Sevilla en la primavera de 1587, Antonio de Guevara, como proveedor real de las Galeras, había encargado a Valdivia que gestionara las comisiones de saca de trigo y aceite en diferentes puntos de Andalucía. A través de la amistad de Tomás Gutiérrez, posadero amigo de Cervantes, recibió éste su encargo por parte del alcalde Valdivia para la provisión de estas mercancías en Écija, primera de todas ellas. El paso de Cervantes por esta ciudad se recoge en las Actas del Cabildo de 22 de septiembre de 1587. Pero, Valdivia estaba ya corregido desde la inspección de Acuña en 1585, por una serie de cargos que contra él mismo había formulado el visitador Acuña, algunos de los cuales eran graves para un juez, y que produjeron su separación del puesto togado que ocupaba en la Real Audiencia de Sevilla y por ende del servicio entre 1588 y 1589. En el expediente que existe de esta visita en el Archivo General de Simancas, se guardan varias cartas del año 1590, dirigidas por Valdivia al Rey, de donde se deducen los cargos que se le formularon en la Visita de Acuña, cargos que terminaron por condena a penas pecuniarias, otros por simple advertencia, otros por declarar culpa, leve o grave y amonestación, y como resultado final se le condenó “en un año de suspensión de oficio de alcalde y de otro cualquier oficio de justicia”. De ello dio fe por mandato del licenciado Antonio Sirvente de Cárdenas, regente de la Real Audiencia, en 20 de marzo de 1590, el escribano Alonso de Sabariego.
Cervantes, en una de sus Novelas Ejemplares, El Licenciado Vidriera, escrita en 1606, menciona al alcalde como el capitán Diego de Valdivia, con quien dialoga el protagonista Tomás Rodaja acerca de los caracteres de la milicia y de su partida para Italia, siguiendo su costumbre de acoger en sus novelas personajes de la vida real. Dicha alusión parece que es cariñosa, y como dice Astrana, “parece revelar afecto por el Alcalde del Crimen”, a quien hace capitán y atribuye el “don”, condición y cualidad que no pertenecían a Valdivia, como demostró Rodríguez Marín en el “Discurso Preliminar” de Rinconete. A menos, dice también Astrana, que “la alusión cariñosa de El Licenciado Vidriera envuelva un fondo de verdad y que el don Diego de Valdivia de la novela, capitán en Italia, fue el ahora Alcalde (cosa poco verosímil) y allí le conoció Miguel”.
En todo caso, Cervantes debió conocer la suspensión del alcalde Valdivia. La presencia de una inspección a la Real Audiencia de Sevilla, con la corrección disciplinaria contra el propio regente Beltrán de Guevara y sus oidores, alcaldes, escribanos, abogados y otros miembros de la curia sevillana, acusados hasta de veintitrés cargos, no debió pasar desapercibida en la ciudad. La realidad es que el alcalde Valdivia pasó a la posteridad de la mano de Cervantes.
Fuentes y bibl.: Archivo General de Simancas, Fondo Cámara de Castilla, Visitas, 103, 10, leg. 2763; Biblioteca Nacional de España, MS. Cc. 46, hoy 9405, fols. 260v. y 286; Archivo de la Universidad de Sevilla, Libro 6.º de grados mayores y menores de todas las Facultades, 1582-1590, fols. 36 y 39.
F. Rodríguez Marín, Rinconete y Cortadillo, Edición Crítica, Sevilla, 1905; L. Astrana Marín, Vida ejemplar y heroica de Miguel de Cervantes Saavedra, vol. IV, Madrid, Instituto Editorial Reus, 1952, págs. 63 y 174; J. Santos Torres, De Écija, Cervantes y el Alcalde Diego de Valdivia: discurso de ingreso en la Academia de Ciencias, Bellas Artes y Buenas Letras Vélez de Guevara, de Écija, Sevilla, 1988.
José Santos Torres