Gumersindo, San. Toledo, p. m. s. ix – Córdoba, 13.I.852. Mártir, santo.
Eulogio de Córdoba, en su Memoriale sanctorum, habla de dos mártires de la persecución contra los cristianos, desatada en Córdoba en el decenio 850- 860, provocada en la mayor parte de los casos por la insolencia de los mismos cristianos, que públicamente confesaban su fe a la par que insultaban al profeta Mahoma. Gumersindo era natural de Toledo, pero muy joven aún fue llevado por sus padres a Córdoba y ofrecido a la basílica de los santos Fausto, Jenaro y Marcial, donde recibió una esmerada educación y ejerció el oficio de diácono. Ordenado sacerdote, se encargó de una parroquia en la campiña cordobesa, pero bajó a la ciudad en compañía de un joven monje de nombre Servideo, educado por un presbítero llamado Pablo, y se presentaron ante el juez, quien les condenó a muerte. Sus cuerpos fueron robados por los cristianos y sepultados honoríficamente en la basílica de San Cristóbal.
Bibl.: A. S. Ruiz, Obras completas de San Eulogio. Edición bilingüe, Córdoba, Real Academia de Córdoba, 1959, pág. 171; J. Vives, “Gumersindo y Servideo”, en Q. Aldea Vaquero, T. Marín Martínez y J. Vives Gatell (dirs.), Diccionario de la Historia Eclesiástica de España, vol. II, Madrid, Consejo Superior de Investigaciones Científicas, Instituto Enrique Flórez, 1972, pág. 1068; K. B. Wolf, Christian martyrs in muslim Spain, Cambridge, University Press, 1988, pág. 27.
Miguel C. Vivancos Gómez, OSB