Góngora, Beltrán de. Sevilla, 1489 – Santa Fe de Bogotá (Colombia), f. s. XVI. Oidor de la Audiencia de Santafé de Bogotá.
Se desconoce la vida de este jurista antes de su partida para las Indias. En 1548, cuando rondaba los sesenta años de edad, fue designado oidor de la nueva Audiencia de Santafé, junto a los licenciados Galarza, Gutiérrez de Mercado y Pedro de Saavedra. El 7 de abril de 1550, en solemne ceremonia, Beltrán de Góngora, los demás oidores, el fiscal y el alguacil mayor dieron por inaugurado el juzgado. A todos ellos se les encargó que “gobernasen con mucha prudencia” evitando “las locuras y vanidades que tuvieron los oidores de otras audiencias de las Indias”.
Durante su mandato como oidor, se preocupó sobre todo por las penosas condiciones laborales que padecían los indios. No obstante, siempre intentó evitar un enfrentamiento directo y frontal con el grupo encomendero.
Así pues, lo primero que hicieron los oidores fue visitar la tierra para analizar la situación en la que se encontraban los indios. Mientras el licenciado Galarza se quedó en la Audiencia, Francisco Briceño y Beltrán de Góngora iniciaron sus respectivas visitas: uno, a la gobernación de Popayán, y el otro a Cartagena de Indias. Efectivamente, el oidor Beltrán, en compañía de algunos frailes, entre ellos fray Jerónimo de San Miguel, recorrió la gobernación cartagenera en el mismo año de 1550. El informe fue muy crítico con los encomenderos, a los que se les culpaba de cometer abusos sobre los indios, especialmente en la región de Tamalameque. Pero, pasado un tiempo, como no podían visitar toda la tierra, decidieron delegar dicho trabajo en los respectivos alcaldes mayores de Tunja, Santafé, Vélez y Tocaima.
Por otro lado, había en proceso numerosos pleitos sobre los expolios de las tierras de los indios, ordenadas y legalizadas por Miguel Díaz de Armendáriz. Sin embargo, los tres oidores, Briceño, Galarza y Góngora, con la excusa de no acentuar la crispación, decidieron no entrometerse en ellos.
A finales de 1550 sí que hicieron pregonar las leyes que prohibían cargar a los indios y echarlos en las minas. El 29 de julio de 1551, Góngora escribió una carta al Emperador desde Santa Marta, informándole de la localización de minas de plata en Tunja y Pamplona. Pese a ello, reiteró la orden que prohibía el trabajo minero de los indios. Pero el servicio personal, incluido la prestación en las minas, así como su utilización como porteadores continuó, ante la pasividad o la permisividad de Beltrán de Góngora y sus compañeros.
En general, la labor de Góngora y de los demás juristas de la Audiencia de Santafé ha sido criticada. Para la elite encomendera se preocupó en exceso por los indios, perjudicando sus intereses. En cambio, para otros colonos, que estaban más bien en la corriente crítica, fue excesivamente blando, al permitir el trabajo personal de los indios, contradiciendo lo dispuesto en la legislación. También se acusa a Góngora de haberse lucrado con su cargo, pues, después de varios años de servicio, se marchó con más de 7.000 pesos de oro.
El 21 de julio de 1552 recibió nombramiento como oidor de la Audiencia de Santo Domingo. Sin embargo, no llegó a moverse de Santafé porque rehusó el cargo.
Bibl.: Libr o de acuerdos de la audiencia real del Nuevo Reino de Granada, Bogotá, Antena, 1947; M. A. Eugenio Martínez, Tributo y trabajo del indio en Nueva Granada, Sevilla, Escuela de Estudios Hispanoamericanos, 1977; M. C. Gómez Pérez, Pedro de Heredia y Cartagena de Indias, Sevilla, Escuela de Estudios Hispanoamericanos, 1984; A. de Herrera, Historia general de los hechos de los castellanos en las islas y Tierra Firme del Mar Océano, Madrid, Universidad Complutense, 1991; VV. AA., Personajes de la Historia de España, Madrid, Espasa Calpe, 1999; E. Schäfer, El Consejo Real y Supremo de las Indias, II, Madrid, Marcial Pons, Ediciones de Historia, 2003.
Esteban Mira Caballos
