Frzyhonski (o Fronski, o Fronsky), Juseph (o José) Waclaf. Bialystok (Polonia), 30.I.1831 – Hampstead, Londres (Reino Unido de la Gran Bretaña), 27.V.1910. Diplomático.
Nació en la ciudad polaca de Bialystok, cuando esta no existía aún como estado, ya que su territorio habría sido repartido entre Prusia, Rusia y Austria con motivo de la tercera partición de Polonia, acordada en el año 1795.
Hijo de Joseph Frzyhonski, fabricante de telas, e Isabel Schmidt, poco se sabe sobre su infancia y juventud.
Se tiene constancia de que cursara estudios de ingeniería textil en su ciudad natal, donde además sirvió como militar en el ejército de su país, llegando a participar muy activamente en los movimientos de insurrección polaca durante los años 1863-1864, levantamientos que intentarían sin éxito la independencia de Polonia.
El 24 de diciembre de 1865, Fronski contraería matrimonio en el condado de Middlesex, uno de los 39 condados históricos al sudeste de Inglaterra, con Lydia Cayford.
Por aquel entonces, José Fronski ya ejercería como encargado en un taller de tejidos de la capital londinense.
Desde 1866 ya existe documentación relacionada directamente con su estancia en España, concretamente en la pequeña ciudad textil de Béjar (Salamanca), donde Fronski y su esposa estarían ya instalados, quizás movidos por el creciente ambiente y desarrollo industrial y económico de aquella localidad.
En marzo de ese mismo año, nació en la localidad de Béjar la que sería su única hija, bautizada bajo los nombres de Luisa Lidia.
También estaría documentado que, por aquel entonces, José Fronski trabajara ya como encargado para la fábrica de paños bejarana Rodríguez y Hermano.
La situación política de España en aquellos años venía precedida por una situación de crisis financiera desde 1866, unida a las graves crisis de subsistencia acaecidas en los años siguientes, fruto de las malas cosechas del pasado, lo que enseguida se vio reflejado en un grave problema para las clases más bajas, que observaron cómo se encarecería exponencialmente el precio del trigo, y en consecuencia de la harina y de alimentos tan básicos como el pan, unido a que las principales industrias del país quedarían paralizadas por una acuciante falta de liquidez, dejando sin trabajo a decenas de miles de personas.
Esta situación provocaría el inicio de diferentes revueltas populares que reclamaron importantes cambios sociales y políticos al gobierno de Isabel II.
Ya algunos historiadores sitúan a Fronski en las primeras revueltas populares de ese año 1866 y, más tarde, formando parte del primer alzamiento fallido en los meses de verano de 1868, concretamente el 20 de julio, mes en el que se prendió a 16 hombres acusados de conspirar contra el gobierno de Isabel II, entre los que se hallaría el propio Fronski.
Durante el mes de septiembre de 1868, ya existían en España claras evidencias en el panorama socioeconómico sobre que se produjera en el país un inminente levantamiento conjunto de las fuerzas políticas, que ya habrían decidido abandonar a la reina, y de una buena parte del ejército.
El 19 de septiembre de 1868, llegó a Béjar la noticia de la declaración del estado de guerra proclamado tras el alzamiento de los generales Prim y Serrano y el almirante Topete en la bahía de Cádiz.
Los militares realistas acantonados aún en Béjar recibieron la orden de partir hacia Valladolid, circunstancia que la ciudad textil aprovecharía entonces para sublevarse, constituyéndose desde ese mismo día la conocida como Junta Revolucionaria para la defensa de la ciudad, la cual asumiría, entre otras, las acciones militares, encomendando la misma su organización interna al propio Fronski.
Sólo unos días más tarde, el 28 de septiembre de 1868, se produjo en Béjar un enfrentamiento armado entre las fuerzas militares que aún apoyaban al gobierno de Isabel II y los revolucionarios bejaranos, cuya cabeza visible seguía siendo Fronski, dentro de lo que se conoce como la “Revolución Gloriosa”.
Estos enfrentamientos se mantuvieron entre Béjar, la única ciudad que logró sublevarse y consiguió resistir, y las tropas militares gubernamentales, encabezadas en aquellos días por el brigadier del ejército isabelino, gobernador militar de Lugo y posteriormente de Salamanca, Francisco Javier Nanetti Remón.
Nanetti sería auxiliado entonces para intentar sofocar a los sublevados por las cuatro compañías del Batallón de Cazadores de Llerena, una del Regimiento de Castilla y otra de la Guardia Civil y de la Guardia Rural, y por algún refuerzo militar procedente de Madrid.
Este apoyo militar resultaría finalmente muy escaso, lo que terminaría provocando, tras varios ataques y enfrentamientos fallidos contra la población civil sublevada, que el ejército isabelino, tras consumir toda la munición de su artillería, tuviera que retirarse de manera abrupta y acelerada, tras no poder hacerse con el control de la villa ducal y sus accesos claves, así como verse fuertemente asediados y enfrentados a unas guerrillas urbanas, comandadas bajo las órdenes de Fronski, que llegaron a ofrecer una fuerte resistencia.
Tras este fracaso, la retirada de los últimos miembros de las tropas realistas se produjo bajo una inusitada oleada de robos, saqueos, asaltos y fusilamientos sobre la población civil bejarana.
Esta derrota, unida a otras que se produjeron en el panorama nacional, como el caso de la batalla de Alcolea (Córdoba), decidirían el futuro más inmediato de Isabel II, que se vería obligada a marcharse desde su retiro en San Sebastián a su exilio definitivo en Francia el día 30 de septiembre de ese mismo año de 1868 y ser acogida en la capital francesa por el emperador Napoleón III y su esposa, Eugenia de Montijo, tras tener noticia de que sus últimas tropas leales no habrían podido detener y aplacar a los sublevados.
La ferviente defensa de la ciudad amurallada de Béjar bajo el férreo mando de Fronski frente a las tropas isabelinas valió al propio Fronski para ser recibido en audiencia por el general Juan Prim y Prats y ser nombrado, a finales de octubre de 1868, para el cargo de vicecónsul de España en Rabat.
Desde entonces, la carrera diplomática de José Fronski representando a España en el extranjero se prolongaría durante más de treinta años, pasando por los más particulares, extraordinarios y exóticos destinos.
El 16 de enero de 1869, Fronski era nombrado vicecónsul de España en Quebec (Canadá), cargo que ocuparía hasta el 4 de mayo de 1872, fecha en la que sería de nuevo trasladado a San Juan de Terranova, por nombramiento del gobernador de la República en 7 de marzo.
Allí permanecería hasta el 6 de enero de 1883, hasta que posteriormente fuera designado como vicecónsul de España en Cayo Hueso (Florida).
No fue hasta el 28 de octubre de 1881 cuando el gobierno de España, y a través de un Real Decreto, le concedió la nacionalidad española de cuarta clase a José Waclaf Fronski.
Con fecha 1 de febrero de 1885, Fronski sería de nuevo trasladado a Belice, una de las zonas más pobres y deprimidas de América Central. El 15 de junio de 1888, volvió a ser nombrado vicecónsul en Quebec, hasta que el 1 de julio de 1890 era designado como representante diplomático de España en Newcastle (Inglaterra).
El 7 de febrero de 1891, sería nombrado por primera vez cónsul de segunda clase en la Guaira (Venezuela) y, el 20 de junio de 1896, era de nuevo trasladado a San Vicente de Cabo Verde, para finalizar su carrera como diplomático el 1 de diciembre de 1896, habiendo sido nombrado previamente como cónsul en San Pablo de Loanda (Angola).
El 23 de marzo de 1899, Fronski sería declarado como cesante, fijando definitivamente desde entonces su residencia en la ciudad de Londres junto a su mujer e hija.
Posteriormente, y debido a los problemas derivados de la complejidad de escribir su apellido por las autoridades y administración españolas, José Fronski se vería obligado a regresar a España y realizar diversas acciones, encaminadas a probar su naturaleza y el desempeño en la carrera diplomática al servicio de España, y así poder subsanar los múltiples errores que se produjeron en la confección de su expediente como cesante, derivados de la castellanización de su apellido, teniendo que recurrir al testimonio de diferentes personalidades, como el de Tirso Rodrigáñez Sagasta, político, ministro de Hacienda y gobernador del Banco de España, que manifestaría conocer al propio Fronski, así como sus destinos y ocupación en la carrera diplomática.
El 27 de mayo de 1910, José Waclaf Fronski fallecía en su domicilio del barrio londinense de Hampstead, dejando tras de sí una sobresaliente y brillante carrera como representante de los intereses de España en el extranjero.
Fuentes y bibl.: “Real Decreto concediendo la nacionalidad española al súbdito ruso D. José Waclaf Fronski”, en Gaceta de Madrid, 301, 28 de octubre de 1881, pág. 241; “Relación de los nombramientos diplomáticos y consulares desde el 4 de junio último hasta el 31 de enero del año actual”, en Gaceta de Madrid, 50, 19 de febrero de 1883, pág. 349; “Movimiento del personal diplomático y consular desde 1º de enero á 31 de diciembre de 1884”, en Gaceta de Madrid, 12, 12 de enero de 1885, págs. 100-101.
Archivo de la deuda y clases pasivas. Índice de jubilados (1869-1911), Madrid, Hidalguía, 1979; C. Cascón Matas, “Fronsky el polaco”, en Pinceladas de historia bejarana. Un espacio dedicado a la historia y el arte de Béjar y otros lugares cercanos, 29 de septiembre de 2012 [en línea], disponible en https://ccasconm.blogspot.com/2012/09/fronsky-el-polaco.html; I. de Solís y Zúñiga, “La revolución Gloriosa. Orígenes, desarrollo y efectos. Mención a la posición en el proceso de sus principales protagonistas”, en M.ª del C. Cascón Matas, J. Montero García e I. Coll Tellechea (coords.), La revolución de 1868 en Béjar, Actas de las jornadas universitarias celebradas en Béjar, 26-28 de septiembre de 2018, Salamanca, Universidad de Salamanca, 2020, págs. 141-162.
José Antonio Rufete García