Causada Marín, Antonio. Zaragoza, 1712 – ú. t. s. xviii. Ceramista.
Integrante de una conocida saga de ceramistas de origen aragonés activos en Lérida, Zaragoza, Muel (Zaragoza), Alcora (Castellón), Talavera de la Reina (Toledo) y Onda (Castellón). Fue hijo de Jacinto Causada Sampériz y de Gertrudis Marín, nació en Zaragoza en 1712 y fue bautizado en la iglesia parroquial de San Miguel de los Navarros. Su padre era oriundo de Antillón (Huesca), desde donde se trasladó a Lérida para aprender el oficio de escudillero, se casó y tuvo que emigrar probablemente empujado por los efectos de la Guerra de Sucesión (1707), instalándose en Zaragoza, donde aparece ya documentado en 1712 cobrando los azulejos que había hecho para La Seo.
En los Vecindarios de 1722 y 1723 figuraba como “alfarero casado”, viviendo en la calle del Pabostre (actual calle de Manuela Sancho), en una casa alquilada al Capítulo de San Juan el Viejo. Aquí enseñará su oficio a sus tres hijos: José, Jacinto y Antonio.
Su padre, Jacinto Causada mayor, y su hermano, Jacinto Causada menor, marcharon a trabajar a la fábrica de loza de Alcora (Castellón), en 1727, año de la fundación de esta moderna manufactura, uniéndoseles algo más tarde su otro hermano, José Causada, que se trasladó allí entre los años 1732 y 1743, para marcharse más tarde a Talavera de la Reina (Toledo).
Un cuarto miembro de la familia Causada fue igualmente ceramista conocido de la fábrica del conde de Aranda, Mariano Jacinto, nieto, hijo y sobrino, respectivamente, de los anteriores, el cual trabajó también en Onda (Castellón).
Antonio Causada Marín permaneció siempre en Aragón. Se casó en Zaragoza con Agustina Romeo, en 1731, y, en el Vecindario realizado en 1733, se le registraba como “casado, mancebo vajillero y sin botiga”, viviendo alquilado en una casa del Capítulo del Pilar, situada en la calle de Añón, “entrando a la derecha desde la Puerta Quemada”. Este espacio urbano, sito en la parroquia de la Magdalena (al igual que el de la parroquia de San Miguel de los Navarros en la que había estado instalado antes su padre), no era el lugar de ubicación habitual de los alfareros zaragozanos (tradicionalmente concentrados en la parroquia de San Pablo, en la calle de las Cantarerías), aunque sí la zona de la ciudad en la que acostumbraron a situarse los vajilleros llegados de fuera que no pertenecían al Gremio de Alfareros local.
Antonio Causada vivió en Muel (Zaragoza) entre la década de los cuarenta y los sesenta, circunstancia en la que pudo haber tenido que ver su relación de vecindad en Zaragoza con el vajillero muelano José Cristóbal Pugeo, que, en 1733, habitaba en la “calle de la Puerta Quemada”. En todo caso parece que su primera mujer murió en la capital aragonesa después del nacimiento de su primer hijo, Jacinto Sebastián, en 1742, contrayendo nuevo matrimonio hacia 1746 con Manuela Castán, natural de Muel, hija de Manuel Castán y de Josefa Sosbiela. De este enlace nacerán cinco hijos en la villa de los marqueses de Camarasa: Jacinto, en 1747; Antonia Martina, en 1753; Antonia, en 1757; Joseph Antonio, en 1759; y María Martina, en 1761, fecha esta última tras la cual no volverá a consignarse ningún otro dato sobre esta familia en los libros parroquiales de la localidad.
En años precedentes Antonio Causada aparece integrado en el “Oficio, Cofradía y Gremio de Alfareros” de Muel, en el que se le menciona en 1751, a propósito de las medidas adoptadas sobre la venta, fabricación y marcaje de la vajilla, y en 1761, en relación con el nombramiento de procurador para que recibiera el plomo que les correspondía en el reparto anual que el Estado hacía de dicho mineral. Estaba perfectamente asentado en la villa y era miembro de la Cofradía de Rosario, establecida en su parroquial de San Cristóbal, desde 1749.
Más tarde retornará a Zaragoza, donde, en 1786, declaraba como testigo en un pleito, jurando haber trabajado como “maestro vajillero” en el obrador de Antonio Bernal, antes de 1783, e indicando que había vivido en la calle de las Cantarerías, cerca de la casa de éste, y que en ese año residía con su familia en la calle de Predicadores.
La presencia en Muel de este alfarero, hijo y hermano de conocidos decoradores de la fábrica de loza de Alcora, pudo ser uno de los factores determinantes en la introducción de la moda alcoreña en este alfar aragonés (series ornamentales de su primera y segunda época) y explica, igualmente, la introducción en sus Ordenanzas de 1765 de una “Fórmula moderna de reflejo metálico” (loza dorada), sin duda inspirada en las diversas fórmulas incluidas por su hermano Jacinto en el “Cuaderno de rezetas de vernizes y colores” que redactara ese mismo año en la fábrica del conde de Alcora.
Por otra parte, también fabricó piezas cerámicas de revestimiento arquitectónico. Así, en 1786, se decía que algunos años atrás había producido en el obrador de Antonio Bernal en Zaragoza “una considerable porción de pizarras” para el palacio arzobispal, es decir, de tejas planas vidriadas monocolores, además de los “azulejos de colores” que le habían encargado “para el mismo palacio, para el presbiterio de Predicadores (convento de dominicos) y para otros edificios del reino” y “las baldosas” pedidas para el convento de San Lázaro. Con esta producción, Antonio Causada contribuyó tímidamente al fallido intento de renovación de los obradores de Zaragoza que pretendía el alfarero que le contrató, Antonio Bernal, que —pese a ello— permanecieron unidos a la fábrica cantarera tradicional, dependiendo en el caso de la cerámica vidriada plumbífera y estannífera de la obra producida en los alfares foráneos.
Obras de ~: Tejas vidriadas y azulejos para el palacio arzobispal, Zaragoza, 1783 ant.; Azulejos para el convento de Predicadores, Zaragoza, 1783 ant.; Azulejos para el convento de San Lázaro, Zaragoza, 1783 ant.
Bibl.: M. Almagro y L. M.ª Llubiá, CERÁMICA (Aragón- Muel), Barcelona, 1952, págs. 52-53 y 56-57; M.ª I. Álvaro Zamora, “Localización y especialidades de algunos obradores cerámicos situados en focos urbanos aragoneses”, en Actas de las IV Jornadas sobre el estado actual de los Estudios sobre Aragón. Alcañiz, 1981, Zaragoza, 1982, págs. 561-569; “Los Causada, entre Aragón y Alcora”, en Artigrama (Universidad de Zaragoza, Departamento de Historia del Arte), 11 (1994-1995), págs. 407-424; “La producción cerámica en Zaragoza en la segunda mitad del siglo xviii: la política gremial como elemento involutivo”, en Artigrama, 12 (1996-1997), págs. 433-452; “Influencia de Alcora en la cerámica aragonesa”, en J. A. Ferrer Benimeli (coord.), Catálogo de la Exposición del Conde de Aranda, Zaragoza, 1998, págs. 99-111; M.ª I. Álvaro Zamora, “Aragón y Alcora. Relaciones, influencia y adaptación de la moda alcoreña en los alfares aragoneses”, en J. A. Ferrer Benimeli (dir.), Actas del Congreso El Conde de Aranda y su tiempo, 1719-1798. Zaragoza, 1998, Zaragoza, Consejo Superior de Investigaciones Científicas, Institución Fernando el Católico, 2000, págs. 479-524; M.ª I. Álvaro Zamora, Cerámica aragonesa, vols. I y III, Zaragoza, Ibercaja, 2002, págs. 167-168 (nota 416) y 219-222 y págs. 80-88, respect.
María Isabel Álvaro Zamora