Martínez del Campo y Guerra de la Vega, Manuel. Santander (Cantabria), 20.IV.1777 - ?, 1826. Inquisidor fiscal, auditor del Tribunal de la Rota, caballero de la Orden de Carlos III, sumiller de cortina.
Nació en el seno de una familia acomodada. Su padre, Manuel Martínez del Campo, y su madre, Francisca Javiera Guerra de la Vega y Peredo, tuvieron cuatro hijos: Francisco Javier, Manuel, que era el segundogénito, Margarita y María Paz.
La familia de su padre procedía de La Rioja. Tanto su progenitor como su abuelo habían nacido en Santo Domingo de la Calzada, mientras que su abuela, Teresa Vaca y Vergara, era natural de San Asensio, localidad en la que su padre había sido mayordomo del estado noble y su abuelo procurador síndico general, patrón del Colegio de Huérfanas y mayordomo de nobles.
Por su parte, la familia materna era natural de Cantabria. Su madre había nacido en Santander, como su abuelo, Ignacio Guerra de la Vega, mientras que su abuela, Ángela Peredo, era natural de Mijares, una pequeña localidad cercana a Santillana del Mar. Sus dos bisabuelos maternos habían obtenido merced de hábito en órdenes militares. José Luis Guerra de la Vega era caballero de Santiago, mientras que Luis de Peredo lo era de la Orden de Calatrava.
En su juventud, Manuel Martínez del Campo y Guerra de la Vega marchó a Valladolid, graduándose en Cánones en la universidad pucelana en 1797, aunque un año antes, en 1796, había sido votado para regidor en San Asensio.
Desde 1803 solicitó su entrada en el tribunal de la Inquisición hasta que logró acceder al Santo Oficio con el cargo de inquisidor fiscal en la sede de Logroño en el año 1806. Asimismo, durante los primeros años del siglo, consiguió la canonjía en la iglesia metropolitana de Santiago de Compostela y el oficio de arcediano de reina.
Desde la capital riojana solicitó pasar las pruebas para conseguir acceder a la Real Orden de Carlos III. Debido a que sus primos maternos, Pedro Félix y Valentín Ceballos Guerra de la Vega, ya eran caballeros de la orden, Manuel Martínez del Campo quedó eximido de acreditar los documentos sobre la limpieza de sangre de la familia de su madre. Finalmente, fue nombrado caballero eclesiástico de la Orden por decreto del 10 de mayo de 1807.
Su actividad parlamentaria tuvo lugar durante la dominación napoleónica de la Península Ibérica. La provincia de Burgos, por la que se presentó a las Cortes de Cádiz, estuvo representada durante los primeros años por un diputado suplente, Francisco Gutiérrez de la Huerta, que consiguió su escaño por el procedimiento establecido para las provincias que se encontrasen ocupadas por los franceses. Tiempo después se unió a éste el obispo de Calahorra, Francisco Mateo Aguiriano y Gómez, elegido por la Junta Superior de Defensa de Burgos.
En junio de 1813, la capital burgalesa fue liberada y se puso en marcha el aparato burocrático surgido de las Cortes gaditanas, que establecía, mediante la norma del 21 de julio de 1812, que “las provincias que vayan quedando libres y no tengan diputados propietarios, o el número que corresponda a su población libre, procedan a nombrar los que falten para estas Cortes […]”.
Manuel Martínez del Campo y Guerra de la Vega fue elegido diputado suplente el 15 de julio de 1813 por trece de los veintiún electores. Sin embargo, diversos defectos de forma provocaron que la elección del prelado fuera anulada.
El día 28 de julio, la Junta de Burgos envió el listado con los nombres de los diputados por la provincia a las Cortes gaditanas, aunque también llegaron varias reclamaciones contra la elección, entre las que destacaba la del apoderado del Bastón de Laredo, en la que señalaba que la designación había sido “obra de la intriga”. La comisión de poderes de las Cortes estudió el caso y terminó anulando las elecciones de los diputados de Burgos el 3 de septiembre.
A mediados de la década de 1810, consiguió el cargo de sumiller de cortina en la corte del rey Fernando VII, gracias al patrocinio del cardenal Sentmenat, estableciendo su residencia en la calle del Pez de Madrid durante el año 1816.
En los últimos años de su vida, se dedicó al Tribunal de la Rota Romana, del que fue auditor por los reinos de Castilla y León, entre 1817 y 1826. Precisamente en 1826, falleció a los cuarenta y nueve años de edad.
Su hermano Francisco Javier fue teniente capitán del regimiento provincial de Ciudad Rodrigo, mientras que su primo, Pedro Ceballos, desarrolló una importante carrera diplomática y ministerial durante el reinado de Fernando VII.
Fuentes y bibl.: Archivo Histórico Nacional, Estado, Orden de Carlos III: exp. 1743Bis.
VV. AA. Kalendario manual y guía de forasteros en Madrid para el año de 1816, Madrid, Imprenta Real, 1816; J. Sánchez de Haedo, Guía del estado eclesiástico seglar y regular de España e Indias para el año de 1824, Madrid, Imprenta I. Sancha, 1824; Cortes Generales, Diario de sesiones de las Cortes Generales y Extraordinarias: dieron principio el 24 de septiembre de 1810 y terminaron el 20 de septiembre de 1813, ts. VIII y IX, Madrid, Imprenta de J. A. García, 1870-1874; V. Cadenas y Vicent. Extracto de los expedientes de la Real Orden de Carlos III (1771-1847), t. VIII, Madrid, Hidalguía, 1985; E. de Cárdenas Piera, Propuestas, solicitudes y decretos de la real y muy distinguida Orden de Carlos III, t. I, Madrid, Hidalguía, 1990; V. Cadenas y Vicent, Pleitos de Hidalguía que se conservan en el Archivo de la Real Chancillería de Valladolid. Extracto de sus expedientes. Siglo XVIII, t. XXVI, Madrid, Hidalguía, 1995; M. Torres Arce, Inquisición, regalismo y reformismo borbónico. El tribunal de la Inquisición de Logroño a finales del Antiguo Régimen, Santander, Servicio de Publicaciones de la Universidad de Cantabria, 2006; M. Urquijo Goitia (dir.), Diccionario biográfico de parlamentarios españoles. Cortes de Cádiz. 1810-1814, Madrid, Cortes Generales, 2010 (CD-ROM).
Paris González-Albo Manglano
