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Lucius Minicius Natalis Quadronius Verus

Biografía

Minicius Natalis Quadronius Verus, Lucius. Lucius Minicius L.f. Gal. Natalis Quadronius Verus. Barcelona, antes Barcino, 13.II.96 d. C. – ?, 154 d. C. post. Senador de Roma.

Lucius Minicius Natalis Quadronius Verus nació en Barcino (hoy Barcelona, en la Hispania Tarraconense) en los idus de febrero del año 96 d. C. Era hijo de Lucius Minicius Natalis, un senador oriundo también de la ciudad. Su madre era probablemente una Quadronia, emparentada con un homónimo que compartió el consulado el año 106 d. C. con Natalis padre.

Como hijo de un senador, el joven Natalis comenzó su carrera política a los dieciocho años, entrando en la vida pública como responsable de la acuñación de moneda (triumvir monetalis) el año 114 d. C. Al año siguiente, comenzó su experiencia en el ejército, como tribuno (tribunus militum) al mando de tres diferentes legiones sucesivamente: la legión I Adiutrix, la XI Claudia y la XIV Gemina. Precisamente por el mando de esta última, estuvo en Panonia Inferior mientras su padre gobernaba esta provincia danubiana.

Se conoce muy poco sobre sus actividades en los años siguientes. Natalis era ya probablemente una de las personas más próximas al emperador Adriano y podría haber viajado junto a él en el año 121 d. C., cuando el príncipe inició su itinerario por las provincias del norte y occidente del Imperio. Durante este período, fue cuestor como candidato imperial (quaestor candidatus divi Hadriani). En cualquier caso, el Monarca debió permitir que el joven Natalis se reuniera con su padre en África Proconsular como antes lo había hecho en Panonia. Mientras Natalis padre se ocupaba del gobierno de la provincia como procónsul, el hijo actuaba allí en calidad de legado. Para el primero suponía la culminación de una brillante carrera senatorial; para el segundo se iniciaba entonces una relación duradera con aquel territorio.

En el año 125 d. C., fue nombrado tribuno de la plebe (tribunus plebis), lo que le situaba de vuelta en Roma. Fue entonces cuando su padre y él obsequiaron con unas termas a sus compatriotas de Barcino.

Una placa de mármol con una inscripción recuerda el generoso donativo. El lugar elegido fue un terreno de su propiedad, probablemente en el lugar de la actual plaza de San Miguel en Barcelona, en donde la investigación arqueológica ha identificado con bastante probabilidad las termas de los Minicii Natales. Sin duda, este acto de evergetismo, realizado con la fortuna paterna, ayudaría a impulsar la carrera política del hijo. Ambos cuidaron especialmente su vinculación con la ciudad de origen, aun cuando sus obligaciones les alejaron de ella. Esa misma actitud, además, la mantuvieron con las provincias a las que sus actividades políticas les llevaron, especialmente con África Proconsular.

Con treinta años, Natalis se promocionó al rango de pretor y, como tal, estuvo presente en Grecia el año 129 d. C., fecha de la celebración de la 227 olimpiada.

Sin duda estaba allí acompañando a Adriano, una muestra más de que formaba parte de su círculo de confianza. El joven senador hispano fue vencedor en las carreras de carros durante la celebración de los juegos olímpicos y donó su carro al santuario de Zeus. Tal y como ha explicado Verrié, Natalis hizo levantar un monumento para colocar la cuádriga en un lugar privilegiado, quizá entre el templo de Zeus y el hipódromo.

A continuación volvió a las responsabilidades militares como legado de la legión VI Victrix (en 131-132 d. C., como ha determinado A. R. Birley. La legión había sido trasladada a Britania en el año 122 d. C., desde su campamento en el Rin, para tomar parte en la conquista del territorio por Adriano. Natalis llegó allí cuando la nueva frontera, más al norte que la anterior, ya estaba definida y defendida por una muralla de separación, el llamado “muro de Adriano”.

Durante los años siguientes, diversos cargos públicos retuvieron a Natalis en Roma. Encargado primero del abastecimiento de alimentos (curator alimentorum) y del mantenimiento de calzadas (curator via Flaminia), alcanzó finalmente el consulado como sustituto de uno de los cónsules (consul suffectus), probablemente el 139 d. C., como ha determinado T. Nagy. Se ha considerado que fue después del consulado cuando a Natalis se le encargó el mantenimiento de las obras públicas y de los recintos sagrados (curator operum publicorum et aedium sacrarum), antes de volver a abandonar Roma con nuevas responsabilidades en la administración provincial.

A continuación, Natalis fue enviado como gobernador (legatus Augusti pro praetor) a Moesia Inferior, una provincia de gestión directa del príncipe en el bajo Danubio y de una gran importancia estratégica, lo que demuestra la cercanía y confianza con el príncipe.

Después de unos años inciertos, el senador llegó en 153-154 d. C. al África proconsular para ocuparse del gobierno provincial en calidad de procónsul, como antes lo había sido su padre. No era una provincia desconocida para él, ya que había actuado allí unos años antes como legado, y además la familia tenía propiedades locales, pero ahora había alcanzado el más alto rango provincial que podía alcanzar. Era la culminación de la carrera política de un senador que había heredado y mantenido la influencia política de su progenitor y la posición junto al príncipe. En definitiva, era uno de los hombres más poderosos del Imperio. Quizá fue entonces, como ha precisado Verrié, cuando hizo completar la inscripción que acompañaba a aquel monumento de Olimpia, para que constara también el resto de sus cargos públicos en aquel lugar que muchos años antes le había aclamado como héroe olímpico.

De cualquier forma, Natalis ya tenía una fuerte influencia en África proconsular desde años antes, debido a su presencia allí junto al procónsul, su padre.

Una inscripción de Barcino recordaba la dedicación de la colonia de Carthago al hijo, con motivo de la restauración de un monumento suyo. La fecha no se ha precisado, pero sus editores han planteado la posibilidad de una datación en torno al 125 d. C. Su influencia sobre la provincia se aprecia también en Leptis Magna, ciudad en la que fue patrono. En Italia, detentó el patronazgo de Tibur, en donde también tuvo responsabilidades sobre el templo de Hércules.

Allí, y en otros lugares de Italia, dedicó a diferentes divinidades inscripciones que han llegado hasta hoy.

Después del gobierno de África, probablemente terminó su carrera política. A partir de entonces, ya sólo hay noticias sobre su testamento, en donde recordaba a sus paisanos como había hecho en vida. En su testamento, Natalis dejaba a Barcino la cantidad de cien mil sestercios, de cuyo interés había que dar todos los años, en la fecha de su nacimiento, una cantidad a los sevires augustales y a los decuriones. La inscripción que recordaba este acto de evergetismo contenía la carrera completa del benefactor, y ha sido fechada a partir del 155 d. C. por sus editores. Se desconocen las circunstancias de la muerte de Natalis.

 

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María Pilar González-Conde