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San Dúnala

Biografía

Dúnala, San. Saltés (Huelva), p. s. X – ?, 955-956. Mártir, santo.

De familia de raigambre visigoda y de religión cristiana, Dúnala era originario de la isla de Saltés, a la que gobernaba en nombre de las autoridades musulmanas de Córdoba. En ella casó con una mujer de igual nobleza, de la que tuvo varios hijos, pero en un momento de su vida, cuando ya los hijos eran adultos, decidió peregrinar a Jerusalén, haciéndose previamente monje. Con este fin viajó a Roma en compañía de cincuenta servidores y obtuvo del papa Agapito II, no sin mediar súplicas y generosas dádivas, la tonsura y el hábito monástico. Tomó entonces el sobrenombre de Esteban y, desprendiéndose de sus servidores y acompañado sólo por cinco de ellos que se negaron a abandonarlo, marchó a Constantinopla, donde fue muy bien recibido por los emperadores Constantino VII y Romano. De ellos obtuvo todas las facilidades para visitar Jerusalén, consiguiendo por fin llegar a la meta de su peregrinación. Una vez allí decidió acercarse a Egipto para ver el lugar donde vivió la Sagrada Familia durante su exilio, pero fue apresado, junto a dos sacerdotes que lo acompañaban, en Tiberíades, siendo entregado al cabo de seis meses al emir de Egipto, quien lo cargó de cadenas, compeliéndolo a renegar de la fe cristiana. Dúnala se mantuvo inconmovible en su fe, pero murió en la cárcel a causa de los padecimientos. Su vida es conocida por el sinaxario constantinopolitano, que celebra su fiesta el 17 de diciembre. A pesar de su origen, su culto es desconocido en España.

Por los datos con que se cuenta se puede establecer el comienzo del viaje de Dúnala entre los años 949 y 955, y su muerte pudo tener lugar en 955-956. Sin despreciar los móviles espirituales de su peregrinación, es muy probable que el viaje de Dúnala tuviera también otros fines políticos, como enviado de Abderramán III ante el Papa y los emperadores de Oriente.

Esto explicaría también su desgraciado fin, al caer en manos del emir de Egipto, enfrentado militarmente esos años con el poder cordobés a causa del dominio naval del Mediterráneo. Téngase en cuenta que en 955 otro noble cristiano, el obispo de Granada, Recemundo, fue enviado como embajador de Abderramán ante Otón I y que pocos años más tarde desempeñó el mismo cargo en Constantinopla y Jerusalén.

 

Bibl.: F. Fita, “San Dúnala, prócer y mártir mozárabe del siglo X”, en Boletín de la Real Academia de la Historia, LV (1909), págs. 433-442; A. S. Ruiz, Obras completas de San Eulogio. Edición bilingüe, Córdoba, Real Academia de Córdoba, 1959, pág. LII; J. Vives, “Dúnala”, en Q. Aldea Vaquero, T. Marín Martínez y J. Vives Gatell (dirs.), Diccionario de Historia Eclesiástica de España, vol. II, Madrid, Consejo Superior de Investigaciones Científicas, Instituto Enrique Flórez, 1972, pág. 772.

 

Miguel C. Vivancos Gómez, OSB

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