Silva y Fernández de Henesterosa, María Luisa de. Duquesa de Talavera de la Reina (I). Madrid, 3.XII.1870 – 2.IV.1955. Infanta de España.
Hija de Luis de Silva y Fernández de Córdova, XVII marqués de Zahara, X conde de Pie de Concha, nacido en Madrid (16 de febrero de 1845), bautizado en la parroquia de San Martín (18 de febrero de 1845), y de María Dolores Fernández de Henestrosa y Fernández de Córdoba, nacida el 25 de octubre de 1847. Era nieta paterna de Francisco de Borja de Silva-Bazán y Téllez-Girón, marqués de Santa Cruz de Mudela, y de María Encarnación Fernández de Córdoba y Álvarez de las Asturias Bohorques; y materna de Francisco Javier Fernández de Henestrosa y Santiesteban, IX marqués de Villadarias, grande de España, príncipe de Santo Mauro, marqués de la Vera, y de María Natividad Fernández de Córdova y Ponce de León.
Casi dos años después de la muerte de la infanta María Teresa, su primera esposa, el infante Fernando de Baviera, que había vivido casi recluido con sus hijos en su casa madrileña de la Cuesta de la Vega, contrajo segundas nupcias en Fuenterrabía, Guipúzcoa, (1 de octubre de 1914) con esta noble española, catorce años mayor que él y una de las damas chicas, es decir no grande de España, de la reina María Cristina. Aunque al principio la elección de Fernando causó reticencias en Palacio, fue creada duquesa de Talavera de la Reina, con grandeza de España, por Alfonso XIII (Real Decreto 25 de julio de 1914/Real Despacho 25 de septiembre de 1914) con tratamiento de Alteza y puesto en la Corte inmediatamente después de los infantes y sus hijos, y posteriormente (17 de mayo de 1927) infanta de gracia de España con tratamiento de Alteza Real, premio a su eficaz y abnegada dedicación a la educación de los hijos de su marido. El Rey dijo que el título le fue dado “en recompensa de su cumplimiento del deber y su cariñoso cuidado de mis sobrinos”. Un miembro de la Familia Real declaró que, “doña Luisa es la única de nosotros que merece ser infanta de España por sus méritos personales, no únicamente por el nacimiento”. Pilar de Baviera escribió: “este acto del rey, casi sin precedente en la historia del España, demuestra su criterio moderno y cuan dispuesto estuvo siempre a reconocer que no sólo la sangre, sino también el trabajo y el mérito, pueden introducir a uno en la casta real.”
Fue dama gran cruz de honor y devoción de la Soberana Orden Militar de Malta, dama de la Orden de Damas Nobles de María Luisa (11 de mayo de 1914), del Real Cuerpo de Hijosdalgo de la Nobleza de Madrid (1927), de la Real Maestranza de Sevilla y del Santo Cáliz de Valencia. Mujer inteligente, de tacto y predilecciones artísticas, formó una bella colección de tapices, miniaturas y porcelanas. No tuvo hijos y a su muerte, fue enterrada en el cementerio madrileño de San Isidro. Sobre ella escribió su suegra la infanta Paz: “Yo soñé mucho, pero todo fue poco para lo que Dios dio a mi hijo Fernando: María Teresa. Era demasiado buena para seguir con nosotros y en su lugar me ha dejado otra hija, María Luisa.”
Bibl.: Conde de Romanones, Doña María Cristina de Habsburgo Lorena. La discreta Regente de España, Madrid, Espasa-Calpe, 1934 (21.ª ed.); M. de la P. Borbón, Cuatro revoluciones e intermedios. Setenta años de mi vida. Memorias de la Infanta Paz. Comentarios del Príncipe Adalberto, Madrid, Espasa-Calpe, 1935; P. Wittelsbach y D. Chapman-Huston, Alfonso XIII/ por S.A.R. Princesa Pilar de Baviera y Comandante Desmond Chapman-Huston, Barcelona, Ed. Juventud, 1975 (Colección "Z", vol. 49) (2.ª ed.); L. Rodríguez Alcalde, Crónica del veraneo regio, Santander, Ediciones de Librería Estudio, 1991; R. Borràs Betriu, El rey perjuro. Don Alfonso XIII y la caída de la Monarquía. Barcelona, Rondas, 1997; A. Rey y Cabieses, Wittelsbach y Borbón: relaciones y enlaces entre las Casas Reales de Baviera y de España. Siglos XIX al XXI, Madrid, Asociación de Diplomados en Genealogía, Heráldica y Nobiliaria, 2005.
Amadeo-Martín Rey y Cabieses
