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Martín de la Carrera

Biografía

Carrera, Martín de la. Málaga, s. xviii – Murcia, 26.I.1812. General de Caballería, héroe de la Guerra de la Independencia.

Según se escribió en el siglo xix en Galicia, se tenía por seguro que pertenecía a una familia noble gallega y se dedicó a la carrera de las armas desde que tuvo edad para ingresar como cadete.

En la Guerra del Rosellón, siendo ya capitán, fue herido por un balazo que le atravesó el pecho, por lo que inicialmente llegó a ser tenido por muerto.

En 1808 era coronel graduado y estaba desti­nado en la Guardia Real, como ayudante de Detall e Instrucción de Guardias de Corps. Fue enviado al cuerpo de ejército expedicionario del marqués de La Romana en Dinamarca. Agregado al Regimiento de Caballería del Rey, colaboró eficazmente en la preparación del regreso de dicho cuerpo, en barcos ingleses, y desembarcó en Santander el día 9 de oc­tubre.

Tras su llegada, el marqués de La Romana ordenó que se formara un cuerpo de guerrillas de caballería, bajo el mando de su hermano, el mariscal de campo Juan Caro, y de Martín de la Carrera, como segundo jefe. Con dicho cuerpo actuó en Asturias y León y tomó parte en la protección de la retirada de las fuer­zas españolas e inglesas reunidas, ante la ofensiva de Napoleón.

Cuando las tropas inglesas embarcaron en La Co­ruña y las españolas se dispersaron por Galicia, La Carrera, que ya era brigadier graduado, marchó con sus jinetes hacia la frontera de Portugal y, en La Puebla de Sanabria, preparó una fuerza de mil qui­nientos hombres, setenta caballos y nueve cañones, que unió a la División del Miño, cuyo mando reci­bió el 2 de mayo de 1809. Actuó por el sur de Gali­cia y tomó Santiago. Al aproximarse las fuerzas del mariscal Soult, se retiró a Puente Sampayo, donde con el apoyo de sus fortificaciones, de las lanchas cañoneras y de los guerrilleros de la zona derrotó al enemigo, que tuvo que retirarse. Por su actuación en ambas acciones recibió el grado de mariscal de campo.

Posteriormente, con su división de caballería, se unió al ejército del general Mahy, con el que se retiró a Astorga y después hacia Salamanca. Combatió en las batallas de Tamames y Alba de Tormes y, en ésta, se distinguió con acertadas medidas.

En 1810 actuó en el norte de Extremadura, hizo una incursión en socorro de Ciudad Rodrigo y tomó Cáceres.

En 1811 continuaba en Extremadura, donde par­ticipó en la batalla de La Albuera, por la cual recibió una cruz de distinción. Después pasó a operar en An­dalucía y llegó hasta Murcia. En septiembre, como jefe de la caballería del 3.er Ejército, se encontraba en la zona de Mula, donde el general Mahy lo estaba re­organizando.

En octubre marchó hacia Cuenca y, a finales del año, hacia Valencia. Pero los heroicos defensores de Sagunto capitularon, reducidos ya al último extremo, lo que ocasionó la rendición de Valencia y el aban­dono de Denia. Y por el interior, la potente caballería de Montbrun había tomado Albacete y amenazaba hacia el sureste.

Preocupado el general Mahy por Cartagena y Ali­cante, únicas plazas libres de los franceses en la costa mediterránea, ordenó al general La Carrera que apo­yara a la división del general Freire, en la estratégica posición de Chinchilla, dejando cubiertas las de Vi­llena y Fuente la Higuera, lo cual realizó en una rápida marcha. Y cubriendo el flanco derecho de la división del general Freire, llegó hasta cerca de Alicante.

Tras la ocupación de Valencia, el mariscal Suchet tuvo que enviar parte de sus fuerzas a Cataluña, Aragón y Navarra, donde los franceses se veían en apuros.

También abandonaron la zona las fuerzas que ha­bían avanzado desde Albacete hasta Alicante. Pero surgió una nueva amenaza en la dirección de Murcia, adonde se iban aproximando las tropas del general Soult, hermano del famoso mariscal, las cuales habían salido de Granada. Entonces, por orden del ge­neral Mahy, La Carrera, con toda la caballería, pasó a situarse en Elche, Albatera y Orihuela, para observar al enemigo y atacarlo en condiciones favorables, si se acercaba a Alicante.

El 25 de enero, una vanguardia francesa ocupó Murcia, que estaba desguarnecida, exigió una fuerte contribución, de la que sólo obtuvo una pequeña parte, y volvió a Alcantarilla, prometiendo regresar al día siguiente por el resto. La Carrera, que estaba en Orihuela, recibió esa información a la una de la madrugada del día 26 y, a las cuatro, ordenó que sa­liera un agrupamiento de ciento cincuenta caballos, en dirección a Murcia y Alcantarilla, para obtener in­formación. A las siete de la mañana, partió él mismo con el grueso de la caballería y, a las nueve y media, fue informado de que, al amanecer, había entrado en Murcia la caballería francesa, con el general Soult, quedando su infantería en Alcantarilla. Entonces de­cidió atacar por sorpresa a los franceses en la ciudad. En la unión de los caminos de Churra y Espinardo, a menos de media legua de Murcia, se reunió con el teniente coronel Yebra y sus dos escuadrones. Allí le ordenó que siguiese por el camino de Monteagudo y entrase en Murcia por la puerta Nueva, arrollando a cuantos enemigos hallase, para confluir con él en el Arenal, la explanada contigua al puente sobre el río Segura. A continuación emprendió la marcha hacia Murcia, arrolló la gran guardia que los franceses te­nían en el Huerto de las Bombas y entró en la ciu­dad por la puerta de Castilla. les salió al paso una fuerza de unos cincuenta caballos y el general ordenó una carga contra ellos, que se retiraron por el puente, al otro lado del río. En la orilla opuesta estaban for­mados dos escuadrones y, por el Arenal, venía otra fuerza de unos ochenta caballos, a la vez que volvían los que habían pasado el puente. Al encontrarse con fuerzas francesas por el frente y un flanco, La Carrera mandó cargar, pero los jinetes franceses, superiores en número, acudieron por varias calles y lo envolvieron, trabándose a continuación un desordenado combate, en el que el general, dos o tres oficiales y seis o siete soldados se vieron rodeados, mientras los demás se retiraban velozmente. Entonces, el general trató de replegarse por las calles de San Pedro y San Nicolás. Según testigos, en esta calle lo rodearon seis u ocho franceses, de los que derribó a varios; recibió un dis­paro, pero siguió luchando con los que le cerraban el paso, hasta su muerte.

El teniente coronel Yebra no pudo confluir con él, pues si bien arrolló los puestos avanzados que había y entró en Murcia a galope, al llegar a la primera plaza, sus guerrillas se vieron envueltas por el enemigo y tu­vieron que retirarse.

Hubo once muertos, cuatro heridos y cuatro pri­sioneros. El general Gómez de Arteche escribió: “La pérdida irreparable fue la del general D. Martín de la Carrera, cuya memoria durará en nuestra patria todo el tiempo que las generaciones presentes y futuras conserven el espíritu en que siempre han sabido inspirarse [...]”.

Soult permitió que las autoridades locales recogie­ran los cadáveres y organizaran su entierro, y que los heridos fuesen atendidos en casas particulares. Los restos del general fueron trasladados al ayuntamiento y velados en la sala capitular.

El resto de la contribución exigida no llegó a pa­garse, gracias a esta acción, pero Soult entregó la ciu­dad al saqueo y sus soldados cometieron atropellos y violencias. Al llegar la noche, con todo en silencio, los franceses redoblaron sus medidas de seguridad, te­miendo otra sorpresa, y al amanecer del día 27, salie­ron para Valencia.

Ese día, los restos del general La Carrera fueron trasladados solemnemente a la catedral, donde se ofi­ció el funeral. Terminado éste, los acompañó hasta el cementerio un cortejo fúnebre, formado por el ayun­tamiento en pleno, todo el clero de la ciudad y un enorme gentío, de todas las clases sociales.

En la fachada del número 14 de la calle de San Ni­colás se encuentra una placa metálica que recuerda el hecho, en la cual se lee: “Reynando el sr. D. Fer­nando vii y defendiendo su patria el gener. D. Mar­tín. La carrera fue muerto en este sitio por las tropas de napoleón el día 26 de enero de 1812”. Y tam­bién se rememora en la calle del General Martín de la Carrera, en una zona de ensanche, al sur del río Segura.

 

Fuentes y bibl.: Archivo General Militar (Segovia), Exps. militares.J. Gómez de Arteche, Guerra de la Independencia, Madrid, Imprenta y Litografía del Depósito de la Guerra, 1868-1903; Servicio Histórico Militar, Guerra de la Independencia, Madrid, Librería Editorial San Martín, 1972.

 

Gabriel Rodríguez Pérez

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