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Juan Alfonso de Benavides

Biografía

Alfonso de Benavides, Juan. Señor de la Casa de Benavides. ?, s. m. s. xiii – Palencia, 1309. Noble, caballero.

Los orígenes de la Casa de Benavides, documentada al menos desde 1188, parecen estar en un hijo natural de Alfonso VII, o, según algunos autores, de Alfonso VIII, llamado Fernando Alfonso, que recibió el señorío del lugar leonés de Benavides, cuyo nombre pasó a designar como “cognomen” el apellido del linaje.

Lo sucedió su hijo Pedro Fernández de Benavides, que ocupó cargos de relieve, como el de merino del reino de León, documentado entre 1188 y 1194, y fue también merino mayor de Castilla, así como mayordomo de la reina doña Berenguela. Después, fue cabeza del linaje Suer Pérez de Benavides, durante los reinados de Fernando III y Alfonso X, a quien siguió su hija María Suárez de Benavides, que traspasó su apellido y sus propiedades a su hijo Alfonso Pérez de Benavides, casado con Teresa Rodríguez Tenorio, y padres de Juan Alfonso de Benavides.

Con este último, la Casa consolidó su posición, tanto en lo referente a su carrera política como en cuanto a sus bases patrimoniales y su dominio señorial.

Sus relaciones con la monarquía fueron muy estrechas.

En el reinado de Fernando IV, ya durante la minoría del monarca, la cancillería real expidió varios privilegios para premiar su valerosa participación en algunos acontecimientos militares de relieve, como, por ejemplo, la defensa de Mayorga, cercada por el infante don Juan y Jaime II de Aragón. Se iniciaba así una larga serie de servicios militares prestados sucesivamente por los miembros del linaje, y generosamente recompensados por la monarquía. En uno de esos documentos, fechado en 1297, el Rey le concedió todas las propiedades que los rebeldes Alonso y Pedro Rodríguez tenían en cualquier lugar de sus reinos.

Tres años más tarde, el monarca le otorgaba, en un privilegio rodado, facultad para recibir en su heredamiento zamorano de Avediello treinta pastores de realengo y otros tantos hombres de cualquier lugar, que se instalarían allí con sus familias, sometidos a su autoridad señorial, y le pagarían en adelante todos los tributos que antes entregaban a la monarquía; al año siguiente, Juan Alfonso de Benavides otorgó una carta de población, en la que utilizaba el fuero de Zamora como referente para la organización sociojurídica de la población. Poco después, en noviembre de 1301, recibió del monarca todas las rentas y tributos reales que pagaban los vecinos de las aldeas zamoranas de Coreses y Algodres, excepto la moneda forera.

En septiembre de 1306 Juan Alfonso de Benavides fue recompensado por el Rey con la franquicia para que sus pastores y su ganado pudieran realizar la trashumancia salvos y seguros por todo el reino, y exentos del pago de tributos. Pero interesa destacar, sobre todo, el privilegio rodado por el que, el 28 de agosto de ese mismo año, el monarca le concedió la inmunidad respecto de su villa de Benavides. En este importante documento —uno de los más antiguos ejemplos referentes a un señorío laico—, se establecía el tránsito del dominio solariego al señorío jurisdiccional, lo que significaba un cambio sustancial en la capacidad de poder, percepción de rentas, y, en suma, proyección de la autoridad señorial sobre la villa, extendida al gobierno y la jurisdicción. La merced se completaría también con la facultad de poder celebrar en ella un mercado semanal, lo que proporcionaría al titular del señorío sustanciosos beneficios. Por otra parte, existen testimonios documentales de su interés por incrementar sus bienes patrimoniales, como, por ejemplo, el referido a su adquisición de un heredamiento en la villa zamorana de Coreses, en marzo de 1301, por 3.000 maravedíes.

Todos los indicios, documentales y cronísticos, apuntan a que el señor de Benavides mantuvo gran proximidad respecto de Fernando IV, de quien algunos autores lo consideraban valido. Las fuentes se refieren a él siempre con el calificativo de vasallo real, y parece evidente que Fernando IV lo tuvo en gran estima. Así se demostró en la dura reacción que tuvo ante el asesinato de Juan Alfonso de Benavides: tratando de vengar su muerte —ocurrida en Palencia, al parecer en 1309, una noche, a la salida del palacio real— mandó ajusticiar, años después del suceso, a dos hermanos, los llamados caballeros Carvajales, que fueron considerados culpables.

Con Juan Alfonso de Benavides, este linaje enlazó con los Godínez, señores de Cilleruelo. Su boda con Teresa Alfonso Godínez significó, por los bienes aportados por ella al matrimonio, un importante incremento patrimonial para el linaje. A su muerte, dos hijos suyos se sucedieron en la jefatura de la Casa: Pedro Alfonso, entre los años 1310 y 1327, y, después, Juan Alfonso de Benavides, el Mozo, bajo cuyo mandato se produjeron sustanciales cambios en la trayectoria del linaje.

 

Bibl.: A. López de Haro, Nobiliario Genealógico de los Reyes y Títulos de España, vol. I, Madrid, Luis Sánchez, 1622; D. V. de Vidania, Memorial de servicios de la Casa de Benavides, Nápoles, 1696; A. de Benavides, Memorias de D. Fernando IV de Castilla, Madrid, Imprenta de José Rodríguez, 1860, S. de Moxó, “De la nobleza vieja a la nobleza nueva. La transformación nobiliaria castellana en la baja Edad Media”, en Cuadernos de Historia. Anexos de Hispania, 3 (1969), págs. 1-210; M.ª C. Quintanilla Raso, “Aportación al estudio de la nobleza en la Edad Media: la Casa señorial de Benavides”, en Historia, Instituciones, Documentos, 1 (1974), págs. 165-219; C. González Mínguez, Fernando IV de Castilla (1295-1312): la guerra civil y el predominio de la nobleza, Vitoria, Colegio Universitario de Álava, 1976.

 

María Concepción Quintanilla Raso

 

 

 

 

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