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Ardabasto

Biografía

Ardabasto. ¿Artebado? ¿Andalucía?, f. s. vii-p. s. viii – ¿Córdoba?, 756 post. Príncipe de los cristianos.

Lo que se sabe de este famoso noble mozárabe, procede del tardío historiador hispanoárabe Ibn al- Qūtiyya (fallecido en 977) o de algún autor árabe posterior que le siguió. Tradicionalmente se ha solido dar mucha autoridad a las noticias sobre los hijos y descendientes del rey godo Witiza (muerto en 710) de Ibn al-Qūtiyya, a pesar de contradecirse en casi todo con lo que transmiten otras fuentes arábigas en principio más autorizadas para la época de la invasión islámica de España como son los Ajbār Maųmū’a y el Fath al-Andalus; una tradición historiográfica que también siguieron los dos más grandes historiadores hispanoárabes de los siglos x y xi, Ahmad al-Rāzī e Ibn Hayyan. Esa confianza en el testimonio de Ibn al-Qūtiyya se basa en la orgullosa afirmación de éste de descender de Sara la Goda nieta del propio Witiza.

Una afirmación que debe contraponerse al mismo ocultamiento de su sangre goda por otros descendientes conocidos de esa Sara, así como la existencia de varias falsas genealogías witizanas entre los mozárabes del siglo x. También es curioso que Ibn al-Qūtiyya no se base en historias familiares a la hora de contar todo lo referente a los hijos de Witiza y de sus lejanos parientes, remitiéndose para todo ello a otros autores.

En fin, la obra de Ibn al-Qūtiyya procede de los apuntes tomados de viva voz por un discípulo, y desgraciadamente se ha transmitido en un solo manuscrito.

Todo lo cual añade mayor incertidumbre a la hora de hipotizar cuál pudo ser el nombre originario que se esconde en las transcripción al árabe de las denominaciones de esos hijos de Witiza.

Según Ibn al-Qūtiyya, los hijos de Witiza fueron tres. Éstos eran todavía muy jóvenes cuando la muerte de su padre, pero ello no les impidió tramar pactos fraudulentos con los musulmanes. Como consecuencia de dichos pactos y de la acordada colaboración pasiva de sus partidarios cuando la batalla dicha del Guadalete, los tres recibieron en recompensa la posesión de tres mil alquerías que habían pertenecido en otro tiempo a su padre.

Hoy en día, y en base al testimonio de la muy segura Crónica Mozárabe del 754, parece preferible no pensar en unos pactos de la familia de Witiza antes de la derrota y muerte de Rodrigo, y sí en una aceptación de este último, aunque sin descartar posibles actuaciones contra el mismo, que pudieron producirse ya en la misma y decisiva batalla contra los invasores.

Dado que esa misma crónica afirma la muerte, en esa batalla, de los competidores de Rodrigo, también hay que concluir que esos hijos de Witiza no eran sus líderes, posiblemente por ser todavía demasiado jóvenes.

Y esa misma crónica no deja lugar a dudas de que la familia de Witiza, en concreto su hermano Oppas, en un momento sí que colaboró con Muza ibn Nuzayr y en contra de otros nobles hispanogodos. Por tanto, sí que resulta creíble la noticia de la recompensa transmitida por Ibn al-Qūtiyya.

Tradicionalmente, los nombres de esos supuestos tres hijos de Witiza transmitidos por Ibn al-Qūtiyya se han leído Alamundo, Artabasdo y Romulo. Aunque sería más plausible interpretar el primero y el último como Olmundo y Remila, respectivamente.

Respecto del segundo, la verdad es que la transcripción más precisa del árabe sería Artebās, que también confirmaría el topónimo Hartovás, entre los actuales términos de Monterrubio de la Serena y de Cabeza del Buey, que tal vez pudiera referirse a un famoso predio de su propiedad. Todo lo cual hace preferible una lectura como Artebado, más conforme con la onomástica goda, en lugar del tradicional Ardabasto.

Nombre armenio éste que sólo se explicaría en virtud del nombre del padre del rey Ervigio (muerto en 687) según una tardía tradición, que también le convertía en un exiliado bizantino. Una tradición esta última que se debe rechazar como falsa, basándose en una equivocada interpretación de la larga noticia transmitida por la Crónica Mozárabe del 754 sobre el armenio Artabasdo usurpador del trono bizantino en el 741-743.

Lo que las fuentes hispanoárabes citadas transmiten sobre este “Ardabasto” se refieren a varias anécdotas, todas ellas ilustrativas de su enorme generosidad y mano izquierda para saber tratar con las nuevas autoridades musulmanas. Ello le habría permitido ser reconocido por éstas como el mejor intermediario para con la población cristiana de al-Andalus. Una generosidad para con los invasores que contrastaría con su intento de hacerse con el patrimonio de su hermano mayor, Olmundo, prematuramente muerto. Usurpación que habría logrado anular la hija de éste, Sara, acudiendo a la Corte califal en Damasco hacia el 744 y casando allí con un noble árabe. La última anécdota sobre “Ardabasto” se refiere a los consejos dados a Abderramán I (756-788), el primer emir Omeya de al-Andalus, sobre fiscalidad, seguramente basados en la tradición de la hacienda del desaparecido reino godo hispano.

 

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Luis Agustín García Moreno

 

 

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