Boneta, Juan Antonio. ?, f. s. xvii – post. 1743. Abogado.
Los escasos datos que se conocen de la vida y la trayectoria profesional de Juan Antonio Boneta proceden de su participación en la Real Academia de la Historia. En realidad, Boneta empezó a asistir a la Academia Universal el 22 de octubre de 1736, justo tras el traslado de ésta a la Biblioteca Real. La Real Academia de la Historia, antes de ser reconocida como tal por Felipe V mediante el Real Decreto de 18 de abril de 1738, había pasado por varias fases: comenzó su andadura en 1735 como tertulia privada en casa del abogado Julián de Hermosilla y ese mismo año sus integrantes aceptaron la propuesta de Agustín de Montiano para denominarse Academia Universal. Su intención en aquel momento era dedicarse al estudio de las ciencias, las artes y las bellas letras.
El 14 de mayo de 1736, sin embargo, las reuniones en casa de Hermosilla se trasladaron a la sede de la Biblioteca Real, bajo el amparo y la protección del confesor real, el padre Clarke. El motivo es bien conocido y se debió a una grave acusación que pesaba sobre los contertulios: ser partícipes de unas críticas al gobierno que habían sido publicadas en Los Papeles del Duende. Fue precisamente en este momento cuando Juan Antonio Boneta se incorporó a las reuniones semanales de la sociedad, que posteriormente dio lugar a la Real Academia de la Historia.
Como miembro fundador, Boneta era académico numerario desde 1738 y también fue su secretario durante un breve período de tiempo, entre el 26 de junio de 1741 y el 22 de abril de 1743, fecha en la que renunció a su cargo y en la que también se le dio de baja como académico. El motivo principal del cese fue la renuncia de Boneta a pasar a la categoría de académico honorario. La falta de asistencia de los académicos a las reuniones semanales de la junta fue un problema grave durante los primeros años porque retrasaba los trabajos y los proyectos. Por eso se propuso a algunos académicos, entre ellos a Boneta, pasar a otra categoría y dejar vacante uno de los veinticuatro sillones disponibles, según el Estatuto, para los numerarios. No se les expulsaba de la Academia y se les procuraba una salida honrosa, que, sin embargo, no fue aceptada por Juan Antonio Boneta.
Su carrera profesional se había iniciado como abogado de los Reales Consejos. Posteriormente ascendió a oficial mayor de la Secretaría de Cámara de Gracia y Justicia y al Real Patronato de la Corona de Aragón. En este aspecto, Boneta tuvo una trayectoria propia de su tiempo, ya que el ejercicio de la abogacía en los consejos era una de las vías más importantes de acceso a la magistratura en el siglo xviii y, por tanto, también de promoción profesional y social. Se puede suponer que fue en el ámbito profesional donde Juan Antonio Boneta conoció a alguno de los abogados que asistían a las reuniones de la Academia Universal y decidió unirse a ellos, dejando así su impronta como académico fundador.
Fuentes y bibl.: Archivo de la Real Academia de la Historia, Breve Noticia de la Junta que ha dado origen a la Real Academia de la Historia, s. f., leg. 9/1942; Principio de la Historia de la Academia que dejó escrito el Conde de Torrepalma cuando marchó a Viena en 1755, leg. 9/5991; Historia de la Academia hasta 1760, leg. 9/3988.
M.ª T. Nava Rodríguez, “La Real Academia de la Historia como modelo de unión formal entre el Estado y la cultura (1735-1792)”, en Cuadernos de Historia Moderna y Contemporánea, 8 (1987), págs. 127-155; Reformismo Ilustrado y Americanismo: La Real Academia de la Historia (1735-1792), tesis doctoral, Madrid, Universidad Complutense, 1988 (inéd.); P. Molas Ribalta, Los magistrados de la Ilustración, Madrid, Centro de Estudios Políticos y Constitucionales-Boletín Oficial del Estado, 2000; E. Velasco Moreno, La Real Academia de la Historia en el siglo xviii: Una Institución de Sociabilidad, Madrid, Centro de Estudios Políticos y Constitucionales-Boletín Oficial del Estado, 2000.
Eva Velasco Moreno