Seminara, Giovanni Battista. Catania (Italia), s. xvs. xvi – Sicilia (Italia), ¿1566? Consejero siciliano de Carlos V y Felipe II.
Cuando el virrey de Sicilia, Ferrante Gonzaga, fue promocionado al gobierno de Milán al fallecer el marqués del Vasto, le sustituyó otro miembro del entorno de Cobos, muy relacionado con la nobleza siciliana, Juan de Vega. El nuevo virrey, como hizo su predecesor al enviar a Ludovico Sánchez como “reggente in Corte”, seleccionó con cuidado al regente que habría de aconsejar al emperador en lo tocante a Sicilia, designando al doctor catanés Gianbatista Seminara para tal menester. De este regente sólo se sabe que tenía fama de ser muy rico y que después de su estancia en la Corte fue promocionado en 1555 a abogado fiscal de la Gran Corte de Sicilia. En 1555 Juan de Vega solicitó su regreso a Sicilia para que pudiera resolver unos asuntos financieros. Después, tras la abdicación de Carlos V, el virrey fue llamado a la Corte en 1557, Felipe II que se hallaba en pleno proceso de reforma del gobierno de la Monarquía quedó muy satisfecho sobre su visión de los cambios que eran necesarios y encomendó a Vega en 1558 la responsabilidad de presidir el Consejo Real de Castilla. La muerte de su viejo protector al poco de instalarse en la Corte, le dejó desprotegido en un momento muy delicado. Durante la Visita general de los oficiales del reino realizada por el juez castellano Mauriño de Pazos en 1559, se acumuló un gran número de cargos en contra suya. Acusado de cohecho, prevaricación y una larga relación de abusos (que explicaban la razón de su riqueza) fue procesado e ingresó en prisión condenado por cohecho. Desde su prisión solicitó la revisión de su causa, pues había caído en el fragor de la lucha cortesana desatada en el cambio de poder y el ascenso de la facción ebolista en el gobierno. Le fue devuelto su oficio y, a comienzos de 1561 su expediente estaba lo suficientemente limpio como para ser designado “reggente” para el recién creado Consejo de Italia sin mayor problema. Debe señalarse que semejante cambio es sospechoso, su rehabilitación fue tan rápida que, cuando se discutía su nombramiento, aún se hallaba en prisión. Sin embargo, contra todo pronóstico, el 9 de abril de 1561 fue nombrado regente siciliano y si todo hubiera discurrido como debiera antes de terminar el verano habría tomado posesión de su plaza en el Consejo de Italia. Tuvo mala suerte, su carrera quedó truncada de forma abrupta al emprender el viaje para tomar posesión del oficio. Embarcó en las galeras de Sicilia el 14 de junio de 1561, acompañando al obispo Caracciolo que también se dirigía a la Corte. Once días después, casi a la vista de la costa francesa fue capturado junto al obispo y su séquito por las galeras del corsario turco Dragut y llevado a los baños de Trípoli. Dentro de lo que cabe tuvo suerte, su enorme patrimonio le salvó de un largo cautiverio y sus parientes lograron reunir con rapidez el dinero del rescate. Permaneció en los baños tripolitanos hasta abril de 1562, regresando inmediatamente a Palermo. Meses después, ya en la Corte, lastimado y muy quebrantado por el cautiverio en Berbería, asistió poco a las sesiones del Consejo de Italia, falleciendo probablemente en 1566.
Fuentes y bibl.: Archivo General de Simancas, Estado, leg. 1123, fol. 93 (fiscal de la Gran Corte de Sicilia, Mesina, 29 de septiembre de 1555); Secretarías Provinciales, lib.. 800 fols. 22 y 41 (cconsultas de 9 y 24 de febrero y 20 de noviembre de 1561, y una carta sin fecha del visitador Juan Maurino); lib. 800, fol. 22 (nombramiento regente Consejo de Italia, 9 de abril de 1561).
A. Merlino, Cronaca di Catania, 1515-1574, Palermo, a cura di V. Epifanio y A. Gulli, 1902 (años 1561-1562); G. B. De Grossi, Catana sacra, Catania, ex typographia Vincentij Petronij, 1654, pags. 253-261; A. González Palencia, Gonzalo Pérez, secretario de Felipe II, Madrid, Consejo Superior de Investigaciones Científicas, 1946, págs. 41 y 42; S. Correnti, La Sicilia del Cinquecento, Mursia, Milano, Mursia, 1980, pág. 48.
Manuel Rivero Rodríguez
