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Joaquín Antonio Beaumont de Navarra y Ezcurra

Biografía

Beaumont de Navarra y Ezcurra, Joaquín Antonio. Marqués de Santacara (I), vizconde de Castejón (IV). Pamplona, 1663 – 30.XII.1711. Noble con derecho de asiento en Cortes, terrateniente y ganadero de reses bravas.

Joaquín Antonio Beaumont de Navarra y Ezcurra Mexía era hijo de Catalina Fausta de Ezcurra y Acedo y de Gracián Beaumont de Navarra y Ezcurra (Corella, 1626 – Tudela, 1670), tercer vizconde de Castejón, y descendiente de Juan de Beaumont, gran prior de la Orden de San Juan de Jerusalén en Navarra y canciller de Don Carlos, príncipe de Viana, que le concedió en 1447 la villa de Santacara con su jurisdicción civil mediana y baja, con derecho de nombrar alcalde y baile y percepción de las penas y colonias judiciales correspondientes. Su familia fue de las más destacadas de la facción beamontesa, favorecida por los últimos reyes de Navarra de la casa Albret que nombraron caballerizo real en 1493 a otro antepasado, Gracián de Beaumont, con obligación de pasar revista a los caballeros remisionados del reino. El incumplimiento de la tregua firmada con los últimos reyes legítimos de Navarra por parte del conde de Lerín condenó al exilio y a la confiscación de sus bienes en 1495 a las familias beamontesas más importantes, que recuperaron tras la entrada castellana de 1512 y posterior incorporación de Navarra a la corona de Castilla.

El incremento del patrimonio familiar en el siglo xvi fue notable, tras incorporar varios inmuebles en Castejón y Corella, siendo los más rentables el soto y la barca para pasar el Ebro en Castejón, y el horno y el molino de Corella. Fueron frecuentes los enfrentamientos con los vecinos de Corella cuando la villa construyó su molino y horno municipal, con los de Santacara por la aplicación de las penas judiciales por incumplimiento de la ley de caza y pesca en tiempo de veda, y con la ciudad de Tudela al pretender extender su dominio sobre el camino que conducía a la barca de Castejón. Probablemente el lugar de residencia familiar estuvo en Corella, por deterioro de la antigua torre fortaleza de Santacara, mientras se construía una segunda residencia en Castejón en el último cuarto del siglo xvii.

No hay constancia de que la familia fuera llamada a Cortes hasta el reinado de Felipe III, en que los señores de Santacara y Castejón aparecen en la nómina de caballeros del sector nobiliario con derecho de asiento en Cortes. El ascenso de la familia al escalafón nobiliario se consigue en 1647, con el otorgamiento del título de vizconde de Castejón a Gracián Beaumont de Navarra y Robles (Navarra, 1571 – Chucuito [Perú], 1649), bisabuelo de Joaquín Antonio Beaumont, en atención a los servicios prestados como gobernador de Chucuito en Indias, y en la defensa de la frontera navarra y en el socorro a Fuenterrabía en 1638, tras la declaración de guerra de Francia.

Los proyectos de engrandecimiento familiar dieron sus frutos a fines del reinado de Carlos II, al que Joaquín Francisco solicitó el título de marqués de Santacara, petición que fue estudiada por el Consejo de Cámara en 1682, pero la concesión tuvo que esperar unos años. Probablemente para facilitar sus planes, el interesado adquirió a la Corona, en 1690, la jurisdicción criminal de la villa de Santacara, tras lo cual fue más sencillo obtener el título de marqués, que le fue concedido en 1693 con la advertencia de que, siguiendo lo dispuesto por Felipe IV sobre la anulación de un título inferior al obtener otro superior, quedaba roto y cancelado el despacho de 1647 que otorgaba a su padre el título de vizconde de Castejón “quedando suprimido dicho titulo de vizconde con la nueva merced de título de marqués”. Pesaron también en el real ánimo de Carlos II los méritos de los antepasados de Beaumont, en especial de su bisabuelo paterno Agustín Mexia, maestre de campo general del ejército de Flandes en tiempos de Felipe III, y al final de su vida consejero de Estado y de Guerra.

La concesión del título de marqués de Santacara le fue notificada por Real Cédula de 15 de marzo de 1682, y la real Provisión definitiva le fue expedida en Madrid el 28 de junio de 1693, con carácter de perpetuidad como sucedía con los títulos otorgados con posterioridad a 1680, aunque para ello el marqués tuvo que pagar una elevada cantidad correspondiente a la media annata. Presentado ante el Consejo de Navarra, y una vez superado el trámite de la sobrecarta, el título fue asentado en los Libros de Mercedes de la Cámara de Comptos de Navarra el 18 de febrero de 1695.

Joaquín Antonio Beaumont se casó en 1682 con María Laurencia Gil de Alfaro y Rivera, primogénita de Pedro Gil de Alfaro, miembro del Consejo de Castilla y presidente de Hacienda, y de Beatriz de Rivera, con lo que el marqués de Santacara agregó a sus mayorazgos de Beaumont y Ezcurra los bienes que su esposa poseía en la villa de Herce, en La Rioja.

Las rentas de los dominios del marqués de Santacara, llevadas por el sistema de arrendamiento, estaban saneadas. Entre sus actividades más destacadas están las referentes a la crianza de toros bravos en el soto de Castejón, situado a orillas del Ebro Santacara está considerado como uno de los primeros ganaderos que se preocupó por seleccionar reses de lo que se llamaría el encaste navarro, raza de toros de pequeña envergadura y gran bravura, destinados sobre todo al toreo a caballo, para la suerte llamada de la “lanzada a caballo” antecedente de lo que hoy se conoce como rejoneo. El Ayuntamiento de Pamplona le compró toros, al menos, para las fiestas de San Fermín de 1690, 1692, 1696 y 1697 a un precio de treinta ducados el astado.

Después de servir veinte años como maestre de campo de uno de los tercios de milicias del reino y de intervenir activamente en la frontera tudelana durante la guerra de sucesión, fue propuesto por el virrey T’Serclaes para el empleo de brigadier y recibió los honores de la corte.

El marqués de Santacara testó en Pamplona ante el escribano real Martín Virto, el 28 de diciembre de 1711. Laurencia Gil de Alfaro había instituido por heredero de todos sus bienes a su marido para que dispusiere de ellos como mejor le pareciere. De los hijos que tuvieron, habían sobrevivido las dos primeras hijas, por lo que al no dejar hijo varón llamó a la sucesión de sus mayorazgos a su hija primogénita, María Catalina Beaumont de Navarra Ezcurra y Gil de Alfaro, y repartió sus bienes libres entre las dos hermanas por igual. Falleció dos días después su cuerpo fue sepultado dentro de la capilla del Rosario, en la iglesia del convento de Santo Domingo de la capital navarra.

 

Fuentes y bibl.: Archivo General de Navarra, Comptos, Libros de Mercedes, n.º 31, fols. 301r.-304v.

L. del Campo, Toros en Pamplona. Siglo xvii, en Temas de Cultura Popular (Pamplona), n.º 250, 1976; M. C. García Gainza (dir.), Catálogo Monumental de Navarra. I Merindad de Tudela, Pamplona, Institución Príncipe de Viana-Arzobispado de Pamplona-Universidad de Navarra, 1980; M. C. García Gainza (dir.), Catálogo Monumental de Navarra. III Merindad de Olite, Pamplona, Institución Príncipe de Viana-Arzobispado de Pamplona-Universidad de Navarra, 1985; J. M.ª Usunáriz Garagoa, Nobleza y señoríos en la Navarra Moderna. Entre la solvencia y la crisis económica, Pamplona, Universidad de Navarra, 1997; R. Rodríguez Garraza, “Guerra de Sucesión en Navarra II: Aspectos políticos e institucionales (1705-1711)”, en Príncipe de Viana (Pamplona), n.º 215 (1998), págs. 801- 826; A. García Paredes, “Los Señores de Castejón y el escudo de la Villa”, en Príncipe de Viana (Pamplona), n.º 219 (2000), págs. 156-165.

 

María Isabel Ostolaza Elizondo

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