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José Daza

Biografía

Daza, José. Manzanilla (Huelva), p. t. s. XVIII – 1778 post. Torero (picador) y tratadista taurino.

José María de Cossío no puede comenzar de manera más elocuente su biografía de unos de los grandes picadores del siglo xviii, un personaje que unió, junto a su condición de torero, la de tratadista taurino, al estilo de lo que, cada uno en su materia, también hicieron Pepe-Hillo y Paquiro, autores (o inspiradores) de las primeras grandes Tauromaquias. José María de Cossío dice así: “Ignoro la fecha exacta de su nacimiento, pero a juzgar por las de sus actuaciones en las plazas hubo de ser en el primer tercio del siglo.

Los datos que a continuación ordeno no pueden aspirar a reconstruir su vida profesional. Poquísimos testimonios auténticos he logrado ver con su nombre, y todas las siguientes noticias proceden de su libro Precisos manejos y progresos condonados en dos tomos del más forzoso peculiar del Arte de la Agricultura que lo es el del Toreo. Privativo de los españoles, que Daza hizo copiar en 1778”.

Hijo de Manuel Daza, varilarguero circunstancial, su pertenencia a una larga familia de caballistas le hizo aficionarse pronto a la equitación. Así lo escribió el propio Daza: “Después de haber nacido no podrá averiguarse qué cosa fue lo primero: si andar por mi pie, o hacerlo con la capa y a caballo en reses proporcionadas a mi edad”. Con once o doce años tuvo su primer contacto con el toro en el campo, cuando realizó un quite sin vara o puya alguna al llamado Juan Hijón, que pasaba por un momento de apuro. Como es natural, pronto comenzó a frecuentar las labores camperas relacionadas con el toro bravo, entre otras la tienta y el apartado de los animales.

Llevado de esa misma vocación, Daza se dedicó muy pronto al toreo profesional, teniendo como maestros a Juan Merchante (miembro de una muy notable familia de picadores), Juan de Santander y José Fernández. Y añade Cossío: “Su carrera como picador fue, sin duda, triunfal. Practicó su profesión, según confesión propia, ‘más de treinta y dos años en Reales y particulares funciones, en casi todas las partes de España, sin haber cesado hasta ahora de hacerlo en los campos con las reses vacunas y los jabalíes’”.

Daza fue un picador importante en una época en la que éstos todavía lo eran tanto como los matadores, de ahí que su nombre muchas veces figurase por delante en los carteles. Aunque en esa época no puede hablarse estrictamente de que fuesen en una cuadrilla u otra, pues la fiesta entonces no se regía todavía por esos conceptos, Daza fue contemporáneo de José Cándido y conoció a Costillares y Pepe- Hillo, entre otros.

De los muchos festejos en que participó, ha quedado noticia de que toreó en 1759 en las fiestas reales de exaltación al trono de Carlos III; en 1764 picó y rejoneó en Sevilla; el 30 de diciembre de 1765 actuó en la plaza Mayor de Madrid en las fiestas reales por el casamiento de Carlos IV. Su debut en Madrid tuvo lugar en 1748, y su última actuación conocida tuvo lugar, según Barona y Cuesta, en 1765.

Según Cossío, a “Daza se debe la introducción de la maroma [en la barrera] para impedir que salten los toros al tendido”.

Como tratadista taurino, Daza dictó, una vez retirado, un importante volumen que suponía la continuación de las Cartillas y Tratados del Arte de Torear, especialmente a caballo, que venían escribiéndose desde varios siglos antes. En el libro Precisos manejos... (editado por primera vez en 1959 con el título de Arte del Toreo), según Cossío, que en el segundo volumen de su monumental obra ofrece un excelente resumen del contenido del libro, Daza “estudia primero la formación de las plazas y a continuación los pertrechos, equipajes e instrumentos del toreo a caballo, la elección de caballos aptos para picar y la de toreros y picadores [sobre éstos habla en profundidad, dejando una muy valiosa documentación]. A continuación describe cuál debe ser la formación y cómo el aprendizaje del picador, siendo esta parte, por el conocimiento de Daza de las operaciones de campo, una de las más interesantes y vivas de su tratado.

No la cede en interés la contenida en los capítulos que siguen, sobre las costumbres de los toros, que constituyen el primer intento de estudio sobre la psicología del toro. En los siguientes capítulos da reglas y preceptos sobre la manera de picar, ilustrando a cada paso su doctrina con anécdotas y perdiéndose muchas veces en divagaciones y filosofías que suelen tener tanto de inoportunas como de pintorescas.

Verdadera novedad constituyen los capítulos en que previene al picador de sus acciones en relación con las reacciones del público, y finalmente escribe un breve tratado sobre el garrochón o rejoneo, en el que atiende principalmente a justipreciar el valor de esta suerte en relación con la vara larga, sin olvidar ceremonias y etiquetas que eran parte tan principal en fiestas cortesanas”.

Para Néstor Luján, “su tratado no tiene nada, ni en sus métodos y teorías, de científico sino de puramente experimental, y en él demuestra la decadencia a que había llegado el arte de quebrar rejones. Daza, que rejoneó y lucidamente, prefiere el nuevo estilo de recibir las reses a caballo parado. Para este gran piquero, sólo las suertes de varas eran dignas de los grandes jinetes”.

 

Obras de ~: Precisos manejos y progresos condonados en dos tomos del más forzoso peculiar del Arte de la Agricultura que lo es el del Toreo. Privativo de los españoles, 1778, ms. de la Biblioteca del Real Palacio (Piedras Albas) (ed. como Arte del Toreo, por José María Gutiérrez Ballesteros, conde de Colombí, precedido de una noticia bibliográfica, Madrid, Unión de Bibliófilos Taurinos, 1959).

 

Bibl.: J. M. Cossío, Los toros. Tratado técnico e histórico, Madrid, Espasa Calpe, 1943, vol. 2, págs. 55-59, y vol. 3, págs. 219-220; N. Luján, Historia del toreo, Barcelona, Destino, 1993 (3.ª ed.), págs. 18-19; L. F. Barona Hernández y A. E. Cuesta López, Suerte de vara, Valencia, Diputación Provincial, 1999, pág. 116; G. Boto Arnau, Cádiz, origen del toreo a pie (1661-1858), pról. por Rafael Cabrera Bonet, Madrid, Unión de Bibliófilos Taurinos, 2001; M. Feiner, Toreros de plata. Historias y vivencias de cuadrillas, Madrid, Espasa, 2004, págs. 21, 29-31 y 34; J. M. Moreno Bermejo, La saga de los Merchante. El tránsito del toreo a caballo, Madrid, Unión de Bibliófilos Taurinos, 2006.

 

José Luis Ramón Carrión

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