Quiroga Pérez, Ricardo. Monforte de Lemos (Lugo), 1.IV.1901 – Marruecos, 18.IX.1924. Militar y caballero Laureado de San Fernando.
Era hijo del conocido músico militar Ricardo Quiroga Marcos y de Josefa Pérez Rodríguez. Ingresó a los quince años como voluntario en el Batallón de Cazadores de Segorbe, con el que intervino en Melilla y Tetuán en numerosos combates.
Consiguió ingresar en la Academia de Infantería en 1919, obteniendo durante los tres años de estudio la calificación de sobresaliente. Al salir de la Academia, de segundo teniente, fue destinado al Regimiento del Serrallo, en Ceuta. En 1923 fue ascendido a teniente y destinado a Regulares de Ceuta, siendo citado varias veces como “Distinguido” en las operaciones en las que intervino hasta su muerte.
En las primeras horas de la mañana del 18 de septiembre de 1924, en vanguardia de una columna mandada por el teniente coronel Benigno Fiscer, salió el 3.er Tabor del Grupo de Ceuta, compuesto por un comandante, un capitán, cinco oficiales y dos compañías, formando un total de ciento veinte fusiles, junto con un teniente médico y treinta y dos indígenas de la Mehalla de Xauen al mando de un oficial, llevando como objetivo ocupar por sorpresa el pico denominado el Borch, situado en la parte izquierda del macizo de Gorgues. Dicha vanguardia llegó al objetivo propuesto antes de la salida del sol, y desde su llegada al pico del Borch tuvo que sostener un duro combate con el enemigo, situado en el crestón derecho al que ocupaban estas fuerzas. Merced a la niebla y protegido por la gaba, consiguió aquél, a eso de las doce y media, acercarse y aislar los puestos de la Mehalla y de los Regulares, rodeando estos últimos y atacándolos desde muy cerca con fuego de fusil y granadas de mano, ocasionando la muerte del comandante y de casi todos los oficiales, así como muchas bajas a la tropa. El teniente Quiroga ocupó con sus guerrillas las posiciones que al llegar al pico le asignó el comandante, recorrió aquéllas desde que comenzó el ataque enemigo, animando e indicando a los soldados uno por uno cómo habían de situarse, y habiendo sido herido en un brazo, en vez de retirarse, como pudo hacerlo, continuó dando órdenes a su fuerza y municionándola personalmente, y una vez muerto el comandante y muertos o heridos los demás oficiales, reunió a los veinte o veinticinco hombres del Tabor que quedaban en pie y alentándolos con la palabra y el ejemplo, les indujo a defenderse hasta morir. Las intimaciones para rendirse que reiteradamente le hizo el enemigo, cada vez más próximo y más numeroso, las rechazó con la mayor energía, y cuando ya quedaban pocas municiones, ordenó a su tropa tirar solamente con piedras, y cuando los moros avanzaban creyendo que se les habían terminado los cartuchos, ordenó entonces que disparasen; asimismo, mandó hacer fuego contra un grupo de soldados de la Mehalla que se pasaron al enemigo y le hostilizaban. Al preguntar el teniente Quiroga a su fuerza las granadas de mano que le quedaban y recibir la contestación de que no había más que una, la pidió para arrojarla por sí mismo contra el enemigo, que ya se había adueñado del terreno, y siendo entonces nuevamente herido en un muslo, cayó al suelo, pero levantándose, cogió el fusil de un muerto y disparó con él. Terminadas por completo las municiones, ordenó a los pocos que quedaban de los suyos que se pusieran en pie, para que no se entregaran o les hicieran prisioneros, ya que consideraba que era preferible morir a rendirse, y al ponerse él en pie recibió un nuevo balazo y cayó diciendo muerto.
Por Real Orden de 4 de mayo de 1927 fue premiado su heroísmo con la Cruz Laureada de San Fernando, concediéndosele también el ascenso a capitán por méritos de guerra.
Fuentes y bibl.: Archivo General Militar (Segovia), Secc. 1.ª, leg. Q-196.
J. M.ª Gárate Córdoba (dir.), España en sus héroes: historia bélica del siglo xx, Madrid, Ornigraf, 1969; J. L. Isabel Sánchez, Caballeros de la Real y Militar Orden de San Fernando. Infantería, t. I, Madrid, Ministerio de Defensa, 2001.
José Luis Isabel Sánchez