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Domingo Gómez de la Torre

Biografía

Gómez de la Torre, Domingo. Anselmo. Casar de Periedo o Ibio (Cantabria), 2.XI.1636 ant. – Celanova (Orense), 4.XI.1722. Obispo benedictino (OSB), teólogo, abad.

Fue hijo del matrimonio formado por los nobles Vitores Gómez de la Torre y Magdalena Sánchez Calderón, que le bautizaron el 2 de noviembre de 1636 y le dieron una esmerada educación. En 1651 tomó el hábito benedictino, con el nombre de Anselmo, en el monasterio de San Zoilo de Carrión de los Condes (Palencia), perteneciente a la Congregación de San Benito de Valladolid, donde profesó el 10 de noviembre de 1652. Fue ordenado sacerdote en 1661 y nombrado lector de Teología (1661-1665) y en el Capítulo General de 1665, lector de vísperas de Teología del colegio de San Vicente de Oviedo (1661-1669), de donde también fue regente de estudios (1669-1677) y abad (1667-1681). En 1680 fue elegido abad de Carrión, pero no aceptó la abadía para continuar su labor docente en la Universidad ovetense, donde desde el 22 de noviembre de 1669 había regentado la cátedra de Santo Tomás y, a partir del 22 de marzo de 1679, regentaba la de Vísperas de Teología (1669-1689). Destacó en el campo de la moral y publicó dos obras sobre el tema, una de ellas, Thesoro de la sciencia moral (1668), fue expurgada por la Inquisición en 1707. Fue examinador sinodal del arzobispado de Toledo y abad general de la congregación elegido en el Capítulo General de 1685, al tiempo que abad de Sevilla, abadía a la cual renunció para poder dedicarse por entero al gobierno de la congregación. Visitó todos los monasterios y, estando en el de San Pedro de Arlanza (Burgos) el 19 de diciembre de 1685, envió la acostumbrada carta acordada a todos los monasterios de la congregación, exhortando a los abades a examinar de Liturgia a los confesores cada dos años; a seleccionar mejor a los candidatos al hábito y a los juniores para ir a estudiar a los colegios; mandando que adquieran los procesionarios y cuadernillos de santos impresos por el padre Manuel del Canto; exhortándoles a que excusasen las salidas del monasterio y las cartas de cumplimiento a fin de evitar la pérdida de tiempo y los gastos innecesarios.

Acabó su mandato de abad general en el Capítulo General de 1689 y regresó a Oviedo. Unos meses después, el 26 de agosto de 1689, Carlos II le presentó para obispo de Tuy (Pontevedra) y, aunque no quería aceptar por humildad, le obligaron a ello. Fue preconizado en Roma por el papa Alejandro VIII el 7 de noviembre de 1689 y tomó posesión de su sede por procurador el 26 de febrero de 1690. Fue miembro del Consejo Real y, durante sus treinta años de episcopado, giró varias veces visita pastoral a la diócesis, cortó abusos, reformó costumbres, predicó mucho, fundó el monte de piedad y el seminario diocesano; veló para que la liturgia se celebrara dignamente, dotó en Tuy la festividad de San Benito, fundó un aniversario para el día de San Anselmo, y propagó el culto del dominico san Pedro González Telmo. Encaló las paredes de la catedral, adornó sus bóvedas con pinturas, la enriqueció con bellos retablos, un órgano nuevo, dos artísticas rejas de hierro y la sillería del coro, obra de Francisco Castro Canseco. Además, reconstruyó el palacio episcopal y la capilla de Santa Catalina, que adornó con tres magníficos retablos, obra de Domingo Rodríguez de Pazos. Entre sus eclesiásticos cabe citar a su sobrino Pedro Gómez de la Torre, que fue obispo de Ciudad Rodrigo y de Plasencia. Vivió en su palacio como un humilde monje, vistiendo siempre el hábito benedictino y comiendo frugalmente, en compañía de su confesor fray Juan Gómez y de unos pocos criados.

Cuando los ingleses y holandeses tomaron La Coruña, acogió y mantuvo a su costa a las religiosas de aquellas partes que se refugiaron en Tuy. Y a pesar de su avanzada edad, salió a la guerra con sus clérigos para defender a sus ovejas, en especial a las vírgenes consagradas a Dios. Añorando su celda monástica, presentó su dimisión en 1705, pero su Cabildo y sus fieles alcanzaron que no le fuera aceptada. Anciano, enfermo y casi ciego, años más tarde la volvió a presentar a Felipe V, que la aceptó, siendo ratificada por el Papa el 12 de diciembre de 1720. El 12 de marzo de 1721 se retiró al monasterio benedictino de San Salvador de Celanova (Orense), donde murió en olor de santidad y fue enterrado en la iglesia abacial con un elogioso epitafio. Predicaron su oración fúnebre el dominico fray Juan de Silva, fray Bernardo de Casares y el benedictino fray Jacinto Díez, en Carrión. Al parecer se imprimieron algunas de estas oraciones fúnebres pronunciadas en su honor, pero no se conocen ejemplares. Fue muy versado en Teología y Cánones, especialista en Sagrada Escritura y Patrística. Su caridad hacia los pobres, peregrinos y refugiados, así como sus deseos de paz y concordia sociales fueron verdaderamente ejemplares, de manera que fue considerado modelo de padre y pastor.

 

Obras de ~: Thesoro de la sciencia moral y suplemento de las sumas más selectas que hasta ahora han salido, Valladolid, María de Pereda, 1668; El perfecto examen de confessores matritense, Madrid, Melchor Álvarez, 1676.

 

Fuentes y bibl.: Archivo Secreto Vaticano, Processus episcoporum. Datariae Apostolicae, 1720, fol. 135r.; Processus Consistoriales, vol. 75, fol. 851r.; Biblioteca Nacional de París, Monasticon hispanicum, secc. Manuscrits Espagnols, n.º 321 (1723), fol. 137v.; Archivo de la Congregación de San Benito de Valladolid, Abadía de Silos, Burgos, Actas de los Capítulos Generales, vol. II, fols. 302r., 320v., 337v., 352v., 365r. y 374v.; Archivo Histórico Nacional (Madrid), secc. Clero [Carta de profesión original], leg. 5334; Archivo Capitular de Tuy, Libros de acuerdos capitulares, vols. X, XI y XII, fols. 107v., 108r.-109r., 112v. y 185r.-294r., fols. 13r., 24r., 56r., 72r., 74v., 126r. y 191v. y fols. 330r. y 376r., respect.; Archivo del Ministerio de Asuntos Exteriores, Madrid, Fondo Santa Sede, legs. 100 y 253, fol. 129v. y fol. 168r., respect.

J. Díez, Sermón de Santa Gertrudis la Magna (carta dedicatoria), Salamanca, 1700; M. Navarro, Tractatus de Angelis (carta dedicatoria), Salamanca, 1711; E. Flórez, España Sagrada, vol. XXXIII, Madrid, 1781, págs. 63-85; F. Ávila y la Cueva, Historia civil y eclesiástica de la ciudad de Tuy y su obispado, ms., 1854, pág. 317; R. Rodríguez, Anales históricos de Tuy, Tuy, 1879, págs. 240-241; V. Beltrán de Heredia, “La facultad de teología de la Universidad de Oviedo”, en La Ciencia Tomista, LV (1936), págs. 244-258; J. I barra, Historia del monasterio benedictino y de la Universidad literaria de Irache, Pamplona, 1940, pág. 369; M. Pazos, Episcopologio gallego, vol. II, Madrid, 1946, págs. 214-215; R. Ritzler y P. S efrin, Hierachia Catholica Medii et Recentioris Aevi, V, Padua, Il Messaggero di San Antonio, 1952, pág. 394; R. Álvarez, Varones insignes de la Congregación de Valladolid. Según un manuscrito del siglo xviii, prologado y completado por Fray Justo Pérez de Urbel, Pontevedra, Museo Provincial, 1967, págs. 288-289; E. Zaragoza Pascual, Los generales de la Congregación de San Benito de Valladolid, IV, Silos, Abadía, 1984, págs. 305-314; “Gómez de la Torre (Anselmo)”, en R. Aubert (dir.), Dictionnaire d’Histoire et de Géographie Ecclésiastiques, vol. XXI, Paris, Letouzey et Ané, 1986, cols. 558-558; E. Zaragoza Pascual, “Abadologio del monasterio de San Zoilo de Carrión de los Condes (siglos xi-xix), y libro de gradas de los monjes que profesaron en él (1593-1833)”, en Publicaciones de la Institución Tello Téllez de Meneses (Palencia), vol. 64 (1993), págs. 300 y 311; “Abadologio del monasterio de San Vicente de Oviedo (Siglos viii-xix)”, en Studium Ovetense (Oviedo), XXVI (1998), págs. 154-155.

 

Ernesto Zaragoza Pascual

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