Santos de Terán, Gonzalo. Piña de Campos (Palencia), p. m. s. xvi – Potosí (Bolivia), c. 1588. Mercader y dueño de minas y lavaderos en Potosí.
Era hijo del licenciado Juan Santos de Terán y de María Hernández, también de Piña de Campos. Descendía de una distinguida familia hidalga, repartida por Piña, Paredes de Nava, San Cebrián de Campos, Manquillos y Villafruela, a la que su abuelo, Juan Bautista de Terán, había contribuido fundando mayorazgo y una capilla en el Convento de San Francisco de Paredes de Nava. Gonzalo tenía cuatro hermanos: Francisca Santos, casada en Castrogeriz (Burgos) y a cuya hija que residía en Piña con su tío cura, le envió gran cantidad de dinero y le dejó su herencia de Piña para la dote; el bachiller Juan Santos de Terán, cura y beneficiado de la iglesia de San Miguel de Piña de Campos y futuro patrono de la capilla y capellanías que funda; Isabel Santos, casada con el escribano de rentas y tesorero general de la Santa Cruzada en Sevilla, Juan Pérez de Santillana, y Antonio Fernández, el menor de los hermanos que llevó posteriormente a Potosí y vivió con él bastante tiempo. Gonzalo Santos se trasladó en plena juventud a la villa Imperial de Potosí, en el Virreinato del Perú, sobre el 1550, buscando la gran riqueza argentífera que en 1545 había descubierto Juan de Villarroel guiado por el indio yanacona, Diego Gualca. La inmensa riqueza acumulada por Gonzalo Santos durante los aproximadamente 38 años que vivió en Potosí, podría calificarse de fabulosa. Hoy sólo se puede vislumbrar cuál fue su ingente caudal económico gracias al testamento otorgado en Potosí, el 24 de marzo de 1588. Poseía, en 1582, al menos cuatro minas de distinta calidad y riqueza con sus respectivos lavaderos e ingenios para la mejora y refinado del metal, en ellas trabajaban setenta y ocho indios y un buen número de esclavos. También eran de su propiedad varias casas y siete tiendas unidas a ellas en la villa de Potosí, gran cantidad de tierras y una quinta para su descanso y recreo cerca de sus minas; tenía numerosas personas (blancos, indios y esclavos) a su cargo para la exploración y administración de sus bienes, minas, negocios y servicio. Por su testamento desfilan más de sesenta personajes con los que estaba relacionado mediante lazos familiares, económicos, laborales y de amistad. Uno de los capítulos más importantes de su testamento está referido a las fundaciones, mandas, dotaciones y obras pías y sociales; en ellas invirtió una buena parte de sus inmensas riquezas. La fundación de la capilla de la iglesia de San Miguel de Piña de Campos fue la más beneficiada, dotándola de la mayor munificencia y suntuosidad: capellán, ornamentos, retablo y hasta indulgencias. Otra gran cantidad de ducados los invirtió en las fundaciones de Paredes, San Cebrián y Calahorra; dotó a seis huérfanas anuales (cuatro en Piña y dos en San Cebrián) con 150 ducados cada una; creó un montepío para la distribución de trigo y repartió limosnas entre las viudas y para la redención de cautivos. Pero también se acordó en Potosí del Hospital de pobres, del colegio de monjas del Nombre de Jesús y, sobre todo, del Convento de San Agustín donde fue enterrado. Finalmente, el resto de sus bienes fueron heredados por sus hermanos y parientes de los que hay que restar una parte destinada a los pobres de la Audiencia de las Charcas que sus albaceas destinaran. Se conoce una carta, fechada el 16 de febrero de 1581, de las muchas que envió a su cuñado Juan Pérez de Santillana, el cual hacía de intermediario de sus asuntos y negocios en España.
En ella, además de informar de los distintos envíos de plata y otros negocios y pleitos, expresa el deseo de regresar a Piña definitivamente, pero no lo hizo por no permitirle las leyes vender sus minas y hacienda.
Bibl.: Testamento de Gonzalo Santos, copia simple; AP, Piña de Campos, n.º 61; E. Otte, Cartas privadas de emigrantes a Indias, 1540-1616, Sevilla, Consejería de Cultura de la Junta de Andalucía, 1988, págs. 530-535; S. Francia, Palencia en América, Palencia, ITTM, 1989, págs. 157-159; Palentinos en la villa Imperial de Potosí(1550-1600) en Castilla y León en América, t. I, Valladolid, Junta de Castilla y León, 1991, págs. 251-255.
Emilio García Lozano
