Albornoz, Juan de. Cuenca, p. t. s. xvi – ?, ú. t. s.xvi. Secretario del duque de Alba.
Era el primogénito del secretario Antonio de Albornoz Nieto, que tuvo por hijos también a Fernando, Clara, Elvira y Jerónimo. Jerónimo fue fraile y quizás el más conocido, ya que sirvió de confidente a Albornoz cuando éste se encontraba en Flandes, intentando a cambio el secretario que se le concediera, aunque sin éxito, algún obispado en América.
Albornoz comenzó su servicio al duque de Alba como mozo de cámara gracias a la protección del secretario Zayas. Su personalidad le permitió granjearse, sin embargo, rápidamente el aprecio del noble castellano, que le nombró su secretario personal en 1565. Así, cuando Felipe II decidió que el duque de Alba se encaminara en 1567 hacia los Países Bajos, Albornoz realizó el viaje con él y lo aprovechó para ganarse aún más su confianza.
Una vez en Flandes se convirtió, junto al licenciado Vargas, en el consejero más cercano al duque de Alba disfrutando de un poder casi omnímodo tanto en los asuntos hacendísticos como en los de Estado. Ello le acarreó numerosas enemistades tanto entre los castellanos presentes en Flandes como entre los propios flamencos, así como con Francés de Álava, embajador de Felipe II en Francia. Se produjeron numerosos enfrentamientos, siendo episodio más famoso el apuñalamiento de Jerónimo de Curiel, contrario a Albornoz, del que nunca se supo quién lo había inducido, pero que benefició claramente al secretario.
Los últimos años del gobierno del duque de Alba en Flandes se caracterizaron por la existencia de tres facciones cortesanas; los favorables a la política del gobernador, comandados por Albornoz, los contrarios a la misma, y los malcontents, con frecuentes divergencias entre ellas y con Albornoz presente en casi todas las ocasiones. La caída en desgracia del duque de Alba arrastró también al secretario, que permaneció tres meses más en Flandes que el noble castellano tratando de preparar su defensa ante los cargos que se le imputarían en Madrid. Sus precauciones se mostraron fundadas, ya que fue detenido en marzo de 1574 cuando llegó a Castilla, mientras se examinaban las acusaciones de corrupción presentadas en su contra. Al mismo tiempo, se habló de formar en los Países Bajos un tribunal especial para investigar los gastos del Ejército, que se retrasó y que el colapso de la autoridad española en agosto de 1576 hizo imposible poner en práctica.
Finalmente, se declaró inocente a Albornoz pero tuvo que abandonar la Corte, pasando los últimos años de su vida junto a su señor y a su mujer, Inés Nieto, sin recuperar el poder del que había gozado en Flandes.
Fuentes y bibl.: Archivo de la Casa de Alba, Madrid, caja 41; Archivo General de Simancas, Contaduría Mayor de Cuentas, 2.ª época, leg. 49; Estado, legs. 536-566; Instituto Valencia de Don Juan, Madrid, envíos 36-40.
J. Fitz James Stuart y Falcó, duque de Alba (dir.), Epistolario del tercer Duque de Alba, vols II y III, Madrid, Diana, 1952; W. Maltby, El Gran Duque de Alba: un siglo de España y de Europa, 1507-1582, Madrid, Turner, 1985, págs. 139, 147- 151, 180, 255 y 258; G. Parker, El ejército de Flandes y el camino español 1567-1659, Madrid, Alianza Editorial, 1985, pág. 153 y nota 11.
José Eloy Hortal Muñoz
Albornoz, Juan de. Cuenca, p. t. s. XVI – ?, ú. t. s. XVI. Secretario del duque de Alba.
Era el primogénito del secretario Antonio de Albornoz Nieto, que tuvo por hijos también a Fernando, Clara, Elvira y Jerónimo. Jerónimo fue fraile y quizás el más conocido, ya que sirvió de confidente a Albornoz cuando este se encontraba en Flandes, intentando a cambio el secretario que se le concediera, aunque sin éxito, algún obispado en América.
Albornoz comenzó su servicio al duque de Alba como mozo de cámara gracias a la protección del secretario Zayas. Su personalidad le permitió granjearse, sin embargo, rápidamente el aprecio del noble castellano, que le nombró su secretario personal en 1565. Así, cuando Felipe II decidió que el duque de Alba se encaminara en 1567 hacia los Países Bajos, Albornoz realizó el viaje con él y lo aprovechó para ganarse aún más su confianza.
Una vez en Flandes se convirtió, junto al licenciado Vargas, en el consejero más cercano al duque de Alba disfrutando de un poder casi omnímodo tanto en los asuntos hacendísticos como en los de Estado. Ello le acarreó numerosas enemistades tanto entre los castellanos presentes en Flandes como entre los propios flamencos, así como con Francés de Álava, embajador de Felipe II en Francia. Se produjeron numerosos enfrentamientos, siendo episodio más famoso el apuñalamiento de Jerónimo de Curiel, contrario a Albornoz, del que nunca se supo quién lo había inducido, pero que benefició claramente al secretario.
Los últimos años del gobierno del duque de Alba en Flandes se caracterizaron por la existencia de tres facciones cortesanas; los favorables a la política del gobernador, comandados por Albornoz, los contrarios a la misma, y los malcontents, con frecuentes divergencias entre ellas y con Albornoz presente en casi todas las ocasiones. La caída en desgracia del duque de Alba arrastró también al secretario, que permaneció tres meses más en Flandes que el noble castellano tratando de preparar su defensa ante los cargos que se le imputarían en Madrid. Sus precauciones se mostraron fundadas ya que fue detenido en marzo de 1574 cuando llegó a Castilla, mientras se examinaban las acusaciones de corrupción presentadas en su contra. Al mismo tiempo, se habló de formar en los Países Bajos un tribunal especial para investigar los gastos del Ejército, que se retrasó y que el colapso de la autoridad española en agosto de 1576 hizo imposible poner en práctica. Finalmente, se declaró inocente a Albornoz pero tuvo que abandonar la Corte, pasando los últimos años de su vida junto a su señor y a su mujer, Inés Nieto, sin recuperar el poder del que había gozado en Flandes.
Fuentes y bibl.: Archivo de la Casa de Alba, Madrid, caja 41; Archivo General de Simancas, Contaduría Mayor de Cuentas, 2.ª época, leg. 49; Estado, legs. 536-566; Instituto Valencia de Don Juan, Madrid, envíos 36-40.
Duque de Alba (dir.), Epistolario del tercer Duque de Alba, vols II y III, Madrid, Diana, 1952; W. Maltby, El Gran Duque de Alba: un siglo de España y de Europa, 1507-1582, Madrid, Turner, 1985, págs. 139, 147-151, 180, 255 y 258; G. Parker, El ejército de Flandes y el camino español 1567-1659, Madrid, Alianza Editorial, 1985, pág. 153 y nota 11.
José Eloy Hortal Muñoz