Roca, Antoni. ?, f. s. XV – Barcelona, 26.VI.1546. Bandolero.
El siglo XVI supuso la edad de oro del bandolerismo catalán, con secuencia de diversos factores concertados, principalmente la crisis socio-económica heredada por el principado de la anterior centuria. La revuelta de los payeses de remensa, primero y, después, la creciente inflación, causaron la ruina no sólo del campesinado, sino de la mayor parte de los caballeros de la Montaña y de la pequeña nobleza.
Junto al bandidaje que cabría denominar “señorial”, que tuvo su auge en el primer tercio de este siglo, surgió con fuerza el conocido como “popular”. El martes, 7 de marzo de 1539, Carlos V promulgó en Toledo una Pragmática contra el bandolerismo catalán, que debía ser leída en todos los lugares del Principado. En julio de aquel año fue nombrado virrey de Cataluña —cargo que desempeñó hasta 1543— Francisco de Borja, marqués de Lombay, que actuó sin contemplaciones. De todos modos, no logró apenas resultados, por lo que poco antes de que éste finalizara su mandato, el emperador promulgó otra Pragmática “contra latrones, delatos et alios”, lamentando el fracaso de las anteriores medidas.
Por aquellas fechas surgió una de las más tristemente famosas figuras del bandidaje, Antoni Roca, un clérigo ordenado de menores. Según parece, su madre, Julia, mujer aún joven, fue afrentada por un individuo de elevada posición, que también había dado muerte a su padre. Los deseos de venganza impulsaron al hijo a ponerse al margen de la ley y a formar una cuadrilla. A principios de 1544 se había hecho fuerte en Caldas de Montbui (Barcelona). Contra él envió el nuevo virrey, Juan Fernández Manrique de Lara, marqués de Aguilar de Campoo, un somatén, además de sus propias fuerzas regulares. Pero Roca salió bien librado del choque. Entonces, el virrey reunió un pequeño ejército con tropas reclutadas en Barcelona, Gerona, Lérida, a cuyo frente se puso él mismo. Roca replicó desafiando a las tres ciudades. Sin embargo, esta vez se vio acorralado por fuerzas muy superiores, por lo que debió refugiarse en Francia.
Contra lo que él esperaba, en esta ocasión las autoridades francesas colaboraron con las españolas. Detenido en Francia y trasladado a Barcelona, su ejecución pública tuvo lugar un miércoles en
Pese a éste y otros duros escarmientos, el bandidaje no amainó. El nuevo virrey, Per Afán de Ribera, marqués de Tarifa (1554-1558), último del reinado de Carlos V, recurrió a toda clase de medidas, tanto de gracia como de rigurosidad, que acabaron resultando contraproducentes.
Los hechos y la muerte de Antoni Roca propiciaron la difusión de numerosas coplas oficiosas, advertencias contra la delincuencia y elogio del virrey (Cobles novament fetes per Pere Giberga contra totos los delats de Catalunya i secuaces d’Antoni Roca, 1544), y otras alusivas a su ejemplar muerte (Cobles fetes sobre la justicia i cruel mort d’Antoni Roca, 1546).
En el siglo XVII, Lope de Vega utilizó su figura en la comedia Antonio Roca o la muerte más venturosa, transformándola en la de un capitán generoso y cortés, venido a forajido por una cuestión de honor, similar a la figura de otro famoso bandolero, Perot de Rocaguinarda, que aparece en El Quijote.
Fuentes y bibl.: Informaciones aportada por J. Florensa Jaumandreu (Barcelona).
L. Alonso Tejada, Gente de trabuco, Barcelona, Bruguera, 1976; Gran Enciclopedia Catalana, Barcelona, Enciclopedia Catalana, 1988.
Fernando Gómez del Val