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Domingo de Armenteira

Biografía

Armenteira, Domingo de. ?, ú. t. s. xiii – Armenteira (Pontevedra), c. 1338. Abad cisterciense (OCist.) del monasterio gallego de Armenteira (Pontevedra) desde 1308 hasta 1338.

No es mucho lo que la historia nos ha consignado de este santo abad. Hay personajes que se van manteniendo en la memoria de los tiempos gracias a los equilibrios y recuerdos bibliográficos de los escritores, figurantes más que protagonistas; pero que se resisten a caer en el olvido. Éste es el caso de un monje cabal y providencial para una comunidad que, como otras muchas de Galicia en aquellos tiempos, pasaba por grandes dificultades.

Los profesores María del Carmen Pallares y Ermelindo Portela han escrito recientemente: “El fin de los tiempos medievales es para Galicia un final tormentoso”.

El siglo xiv, que fue para toda Europa el de “los años negros”, se distingue en Galicia por la visita de tres jinetes apocalípticos: el hambre, la peste y la guerra. A los monjes de entonces les tocó vivir en circunstancias terriblemente tensas, recias y nada propicias al desarrollo normal de la vida claustral, mixta de oración y trabajo. Por otra parte, las estupendas instituciones cistercienses básicas no podían funcionar normalmente, como en los primeros tiempos, debido fundamentalmente a la dispersión de los monasterios, las guerras de todo tipo, los bandidos y otros peligros muy reales. Por eso, y por otras razones sufren los monasterios una gran crisis que pone en peligro su misma existencia.

Pese a todo hubo entre los monjes de Armenteira un santo abad, que gobernó el monasterio con gran sabiduría y contuvo un poco la decadencia.

Al morir dicen que se hizo enterrar por humildad a la puerta de la iglesia, para que todo el mundo pisara su tumba, pero los monjes colocaron encima “una piedra y en ella labrada de relieve la figura del santo abad con su báculo asido con la mano izquierda y con la derecha la Regla de Nuestro Padre san Benito”.

Los enfermos que se echaban sobre esta lauda se levantaban buenos y sanos. En tiempo de Cuarta, referían algunos ancianos que, “cuando eran mozos, había en la parte de la cabeza del santo abad Domingo un boquerón o agujero grande que la gente devota había hecho sacando tierra de aquella santa sepultura con que, llegándola algunos al rostro y otros haciendo de ella nóminas [esto es, amuletos] y echándoselas al cuello, sanaban de calenturas y otras enfermedades”.

Desapareció la lápida del santo abad Domingo, como desaparecieron todos los sepulcros —menos uno— laudas, inscripciones y enterramientos medievales de nobles señores y señoras que por aquel entonces llenaban el transepto de las naves laterales de la iglesia, el cementerio exterior, el claustro y todos los espacios en que los señores abades permitían que se enterrase.

 

Bibl.: F. Bouza Brey, “Historia del Monasterio de Armenteira por Fray Basilio Duarte (s. xvii)”, en Compostellanum, 6 (1961), págs. 133-283; D. Yánez Neira, “El monasterio de Armenteira y sus abades”, en El Museo de Pontevedra, 34 (1980), págs. 149-245; García M.ª Colombás, “El Monasterio de Armenteira”, en Nova et Vetera, XVII, n.º 34 (1992), págs. 243-285.

 

Francisco Rafael de Pascual, OCist.

 

 

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