Ayuda

Manuel Salamanca y Cano de Aponte

Biografía

Salamanca y Cano de Aponte, Manuel de. Mora (Toledo), 10.I.1680 baut. – Santiago de Chile (Chile), 8.XII.1775. Gobernador, capitán general y presidente de la Real Audiencia del Reino de Chile, caballero de la Orden de Santiago.

Nació y fue bautizado en la parroquia de Santa María de Altagracia de Mora (Toledo) el 10 de enero de 1680. Era hijo de Domingo de Salamanca (Lumbreras) y Redrojo y de Josefa Cano de Aponte. Los abuelos maternos fueron Juan Cano Ruiz, vecino de Mora, y Josefa de Aponte Carvajal, natural de Ocaña. Los paternos serían Domingo Salamanca Lumbreras e Isabel de Redrojo. Al morir Isabel, su viudo casó con Josefa de Aponte Carvajal, que había perdido al marido y tenía un hijo llamado Gabriel y tres hijas, Josefa, Francisca y Luisa. Utilizaban todos el cognomen Cano Aponte. Del nuevo matrimonio entre ambos viudos nacían Lorenzo, Alfonso y María, que llevaron los apellidos Salamanca Aponte.

De aquel matrimonio entre viudos, con descendencia de sus anteriores casamientos, surgió un nuevo enlace: Domingo Salamanca (Lumbreras) Redrojo casó con Josefa Cano de Aponte. Fruto de esta unión nacían Francisco Salamanca, que casó con Antonia de Repes y Uruñuela –hija de Álvaro de Repes y Ana de Uruñuela, naturales de Santurce, actual provincia de Santander–; Manuel (biografiado); José, presbítero en la iglesia de Santa María de Altagracia, María, casada con Eusebio Carranza, y Clara, todos con los apellidos Salamanca Cano. Al morir María, su viudo Eusebio casaba con Clara y fueron sus hijos Manuel y Rosa Carranza. Esta mujer casó con José Antonio Salamanca y Repes, hijo único de Francisco Salamanca.

Tanto los Salamanca como los Carranza era hidalgos de sangre y ocuparon cargos en el concejo, regidores, alcaldes ordinarios, nombrados por el conde de Mora, y alcaldes de la Hermandad desde muy antiguo.

Manuel acudió a Chile a la llamada de su tío el gobernador Gabriel Cano de Aponte, donde desempeñó los cargos de teniente coronel de caballos con un sueldo de 50 escudos (29.XI.1716), capitán de caballos (1719) y maestre de campo, desde el 25.IX.1721 hasta 9.III.1734, con un sueldo de 16.309 pesos anuales.

La noticia de la muerte en Chile del gobernador Cano y Aponte llegó a Perú a mediados de enero de 1734. El virrey, marqués de Castelfuerte, decidió nombrar en su reemplazo, “en el ínterin que llega a tomar posesión de dichos cargos el señor Bruno Mauricio de Zavala, provisto por S.M.”, al maestre de campo Manuel de Salamanca, por provisión de 29 de enero. El gobernador de Chile estaba subordinado al virrey de Perú desde 1589.

Sin embargo, el designado no tenía buenos antecedentes, puesto que pesaban sobre él algunas acusaciones por los escandalosos negocios que, aprovechando su cargo de jefe militar, hacía en la frontera.

Salamanca regresaba a Concepción de una infructuosa campaña al sur del río Cautín, cuando se enteró del interinato a que había sido designado. Sin demora, el 9 de marzo, se hizo recibir solemnemente por el Cabildo de esa ciudad y el 5 de mayo entraba en Santiago.

Para congraciarse con la Corte y hacer olvidar las faltas de que se le acusaba, la primera tarea en la que Salamanca puso énfasis fue en la persecución del contrabando, acción delictiva que se extendía por toda América, después de que España concediera a Inglaterra, desde 1713, el derecho de traer a los puertos de las colonias los negros de África, comercio de esclavos que permitía la introducción ilícita de mercaderías europeas. Por lo mismo, decomisó algunos productos venidos desde Buenos Aires y castigó a algunos comerciantes. A pesar del celo del gobernador, este orden de negociaciones adquirió gran incremento y notable regularidad y él mismo se beneficiaba con esta práctica, según consta en una carta de su sucesor, Manso de Velasco al Rey.

Salamanca celebró el parlamento de Tapihue, el 13 de octubre de 1735, desplegando gran aparato militar. A él concurrieron todos los cuerpos del Ejército de la frontera y sus jefes, junto con ciento ochenta y cuatro indios que se presentaron con el título de ser jefes de sus tribus. Allí se ratificaron las condiciones de paz y, después de dos días de realizar los agasajos acostumbrados a los indígenas, los españoles los despidieron amistosamente.

El gobernador regresó a Santiago, puesto que Bruno Mauricio de Zavala arribaría para tomar posesión del gobierno, pero, mientras viajaba desde Asunción por el río Paraná, sufrió un ataque de apoplejía que le quitó la vida. La muerte de Zavala dejó a Salamanca como gobernador interino del Reino por dos años más.

Sin embargo, bajo su administración no se realizó ningún trabajo que importara un adelanto a la colonia y continuó haciendo los negocios ilícitos que le valieron de algunas censuras. “Si Salamanca, siendo maestre de campo y comandante general de la frontera, supo aprovecharse de la autoridad de su tío para mandar y para sus intereses —dice el cronista Vicente Carvallo Goyeneche—, usando de la propia fue absoluto sin medida y no sin mortificación de muchos. Fue vano y más impetuoso que su tío”.

Otro cronista, José Pérez García, decía de él: “Nuestro jefe hacía el comercio de ponchos, que comenzó siendo maestre de campo y que continuó siendo presidente. Como en aquel entonces era éste un vasto comercio, ganó con él mucho dinero, permutándoselos baratos a los indios y vendiéndoselos caros a los españoles. Aunque no parece que para esas compras se valiese de su respeto personal, pues residiendo en la ciudad de Santiago, las hacía, sin duda, de segunda mano”.

Todas las acusaciones anteriores de ventas de comisos, más otras que conllevaban una multa de varios miles de pesos, quedaron invalidadas en la sentencia del juicio de residencia, dada en Madrid el 24 de septiembre de 1750. Fue absuelto, entre otras acusaciones, por comerciar a través de un tercero. De tal delito le imputó el juez Manso, aunque el Consejo no consideró que era prueba concluyente ni justificada. También se le acusó de haber permitido algo prohibido, como pasar caudales a Buenos Aíres por los pasos de la cordillera Andina. La viuda de Gabriel Cano Aponte, gobernador a quien sustituyó interinamente Manuel, Francisca Velaz de Medrano, junto a su hijo, salieron de Chile con crecida porción de plata sin haber afianzado el juicio de residencia de su marido y padre. Se le declaró inocente de permitir esa saca, y de no estar registrada, por obtener la viuda de Gabriel licencia del virrey de Perú.

La sentencia concluyente de aquel juicio, en fin, incluye una nota que expresa lo siguiente: “buen ministro, limpio, desinteresado, zeloso al Real servicio y que ha desempeñado con exactitud las obligaciones y cargos de su empleo de presidente interino y que por ello es digno de que S. Magestad le atienda y emplee correspondiente a su merito”.

Tal recomendación le valdría, posteriormente, mayor reconocimiento. En 1750 fue nombrado corregidor de Concepción y paralelamente rindió las pruebas necesarias para ser distinguido como caballero de la Orden de Santiago, en 1752. Había alcanzado el grado de coronel de caballería en 1745 y, más tarde, el de brigadier. Casó con Isabel de Zavala y Bustamante en Concepción y murió en Santiago el 8 de diciembre de 1775 después de testar ante el escribano Antonio de Zenteno.

Nunca olvidó a su familia de Mora. Sus hermanas María y Clara recibieron una asignación o mesada de cuatro reales diarios. Ese dinero lo enviaba a través de un apoderado madrileño llamado Francisco García de Huidobro –obtuvo el privilegio de acuñar monedas en Chile–. María percibió la mesada hasta el año 1753 y Clara hasta 1764. Era su deseo que mantuviera su posición social y estado de nobleza, ya que su padre, Domingo de Salamanca, fue un propietario agrícola de limitado patrimonio para sostener una familia tan numerosa. Tal circunstancia explica el interés de Manuel a que no perdiesen distinción social, cómo escribió en varias cartas remitida desde Chile. En ellas da noticias de los envíos de objetos preciosos y patacones. La correspondencia abunda en las quejas, ya que sus hermanos Francisco y José, el presbítero, no le guardaron la parte que le tocó de la herencia paterna y administraron muy mal el dinero enviado desde Chile. Optaron, en vez de constituir un patrimonio rústico en su pueblo, por gastarlo en sus necesidades. Manuel pensaba venir a España para terminar el juicio de residencia, viaje que eludió hacer al no tener con qué vivir aquí y por lo peligroso que resultaba, ante el continuo asalto de los ingleses a los navíos españoles. 

Fuentes y bibl.: Archivo General de Indias, Escribanía de Cámara, leg.1194, 942A y 942C, Residencia de Manuel de Salamanca; Archivo Histórico Nacional (AHN), Órdenes Militares, Caballeros de Santiago, exp. 7398; Archivo Histórico Provincial de Toledo, Catastro de Ensenada, leg. 406. Protocolos, 11689, f. 125 y 154; 11691, f. 143; 11692, s/f. testamento de Domingo; 11694, f. 153; 11695, partición bienes; 11697, f. 20 y 26; 11709, f.. 183 y 272; 11710, f. 4; 11727, f. 252; 11747, f. 3, 39 y 156; 11749, exp. 1.

P. Córdoba y Figueroa, “Historia de Chile”, en Colección de Historiadores de Chile y documentos relativos a la historia nacional, t. II, Santiago de Chile, 1862; M. Olivares, “Historia militar, civil y sagrada de Chile”, en Colección de Historiadores de Chile y documentos relativos a la historia nacional, t. IV, Santiago de Chile, 1864; V. Carvallo Goyeneche, “Descripción Histórico-Jeográfica del Reyno de Chile”, en Colección de Historiadores de Chile y documentos relativos a la historia nacional, ts. VIII-X, Santiago de Chile, 1875; D. Rosales, Historia General del Reino de Chile. Flandes Indiano, Valparaíso, 1877; J. T. Medina, Diccionario Biográfico Colonial, Santiago, Imprenta Elzebiariana, 1906; F. A. Encina, Historia de Chile, Santiago, Nascimento, 1940; J. L. Espejo, Nobiliario de la Capitanía General de Chile, Santiago, Andrés Bello, 1956; A. Ovalle, Histórica Relación del Reyno de Chile, Santiago, 1969; F. Encina, Historia de Chile, Santiago, Ed. Ercilla, 1984; H. Rodríguez de Gracia, El señorío de Mora. De la Orden de Santiago a los Rojas toledanos. Toledo, IPIET, 1990; S. Villalobos, Historia del pueblo chileno, t. IV, Santiago, Editorial Universitaria, 2000; D. Barros Arana, Historia General de Chile, Santiago, Editorial Universitaria, Centro de Investigaciones Diego Barros Arana, 2000; H. Rodríguez de Gracia, “Familias principales y estrategias de movilidad en un ámbito rural: Mora de Toledo (siglos XVI-XVIII)”, en Tiempos Modernos, Revista de Historia, núm. 24 (2012-1), págs.1-37; H. Rodríguez de Gracia, “Microhistorias para añadir a biografías inconclusas”, en Toletvm, Boletín de la Real Academia de Bellas Artes y Ciencias Históricas de Toledo, núm. 62 (2019), págs. 161-223. 

Julio Retamal Ávila e Hilario Rodríguez de Gracia

Relación con otros personajes del DBE

Biografías que citan a este personaje

Personajes citados en esta biografía

Personajes similares